Curiosas fueron algunas de las normas que surgieron a partir de la Guerra de África (oct 1859- abr 1860). El 2 de noviembre de 1859 aparecía una Orden destinada a los servicios de Intendencia que regulaba el racionamiento y uso del café.
Un café para comenzar el día
Se definía esta bebida como un tónico para el estómago, preferente a las bebidas alcohólicas, que debería recomendarse por los oficiales de Sanidad Militar como:
Concesión otorgada por la bondadosa solicitud de la reina (q.D.g.) en pro de la mejor alimentación y conservación del soldado.
Se establecía, en la Orden, que debía ser tomada a diana, como desayuno, empapando en ella parte de la ración de pan o galleta, para estar preparado para las marchas, despejado y apto para la defensiva y la ofensiva.
Correspondía a la Administración Militar, durante esta Guerra de África iniciada en 1859, facilitar el grano tostado o molido, en perfecto estado. Debería suministrarse también azúcar de la clase media (terciada), en panes, terrones o pulverizada. La ración era de dieciséis gramos de café y veintiuno de azúcar, por plaza y día.
Los Cuerpos, recibida esta provisión, la debían repartir entre las compañías, quienes lo tostarían, para lo cual se facilitaba un molino manuable por cada veinte plazas. El café molido se debía hervir en las marmitas, por los rancheros, y repartirse en las fiambreras o vasos de hoja de lata de la tropa.
Fuente:
D. SANTIAGO RAMÍREZ OROZCO, Teniente coronel de Intendencia (DIAE – Jefatura de Intendencia de Asuntos Económicos Este) para el Memorial del Cuerpo de Intendencia n10
Para saber más: elviejocaboprimero.blogspot.com.es
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