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La leyenda de la Abd el-azia, la noble que se arrojó al vacío a lomos de su caballo blanco

Ciurana de Tarragona (oficialmente en catalán Siurana o Siurana de Prades) fue uno de los últimos focos de resistencia almorávide en la zona de Cataluña, el último sería el Castillo de Escornabou (1162).

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Vista panorámica del pueblo

Cuando Ramón Berenguer IV y sus órdenes militares había rendido Tortosa, Cheta, Ptra de Comte, Batea, Mequinenza, Fraga y Lérida, todavía resistía Ciurana (así como Miravet y Escornalbou), eran poblaciones de las montañas, reductos difíciles de acceder y fácilmente defendibles.

Las montañas de Prades y Monstant constituyen una zona poco poblada y, en consecuencia, de fácil defensa. Por eso las huestes del conde de Barcelona eligieron atacar los grandes núcleos de la Ribera del Ebro y Tortosa, seguros de que si cedían estos, los núcleos de resistencia de las montañas se rendirían en breve plazo.

Aunque la última fortaleza en caer fue Escornabou, fortificación escondida en las montañas situadas a Poniente del Campo de Tarragona, sería Ciurana, situada sobre un espolón rocoso que se desprende de la sierra de la Gritella y que domina el Priorato, la última población conquistada.

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La alcazaba de Ciurana ocupaba una posición militar privilegiada. Debió ser poderosa, cerraba el paso con la sierra, de modo que el pueblo quedaba completamente rodeado por precipicios. Del castillo solo quedan hoy los cimientos y algún lienzo de muralla muy derruido. La población posee, en cambio, una bella iglesia románica del siglo XII, de los tiempos de la conquista dirigida por Bertran (Beltrán) de Castellet.

La leyenda de la “Reina Mora”

Aunque realmente no hubo reina mora en Ciurana, y la leyenda original se refiere a una hija del gobernador almorávide, el nombre de “Reina Mora” ha sido muy utilizado a lo largo de toda España para relacionar leyendas locales con origen en la Edad Media española que tienen como protagonistas jóvenes musulmanas de la nobleza (sayyidas), mayormente con finales trágicos.

La leyenda carece de fundamento histórico, aunque Ciurana fue, en efecto, sede de un supuesto valiato (El valiato de Xibrana (Siurana) -del latín Severiana). Ocurre que en muchas de las poblaciones enriscadas se repite la leyenda de la “Reina Mora” o la “doncella mora” que se despeña, a pie o a caballo. Lo cual, dada la suerte que les reservaban los vencedores, es probable que se produjera en más de una ocasión.

Esta misma leyenda cuenta con numerosas versiones, una de ellas, cuenta que la hija del gobernador almorávide llamada Abd el-azia, había jurado que no vería el triunfo de los sitiadores de Ciurana.

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Al parecer, un judío, consiguió hacerse con la llave de la fortaleza y guio a los ejércitos atacantes, liderados Bertran de Castellet, a la entrada al castillo pudiendo penetrar y asaltar el último bastión almorávide de Cataluña. Mientras el asalto sucedía, Add el-azia estaba celebrando un banquete en sus aposentos. De repente, una flecha entró por la ventana y se clavó en una mesa. La sayyida, envuelta en pánico, entendió que el asalto se acababa de producir. Corrió hacia las cuadras, espoleó a su montura —un caballo blanco— y se arrojó al vacío por un precipicio cercano.

La tradición popular indica el lugar exacto por donde se despeñó, llamado el “Salt de la Reina Mora”. Una marca en el suelo de la roca se identifica con la huella de la pata del animal que quedó marcada cuando dio su último salto al vacío.

El pueblo de Siurana, en Cornudella de Montsant, es desde 1995 bien cultural de interés nacional, en la categoría de conjunto histórico. El castillo, que estaba en el punto más elevado (758 metros) fue derribado en el siglo XVII por orden de Felipe IV, y el portal que cerraba físicamente el acceso a Siurana.

Miguel Ángel Ferreiro

Militar de carrera, autor de "La Segunda Columna" (Ed.Edaf), director de este proyecto e Historiador del Arte (UNED). Entre África y Europa, como el Mediterráneo.
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