En los hogares del siglo XIX corría más peligro tu vida que en cualquier suburbio de Madrid o en las guerras de África. No bromeamos, y solamente voy a nombrar 5 cosas que podrían matarte en aquella época.
No hay cifras de muertos que puedan refrendar esta lista, simplemente está basada en la prensa de la época, y numerosos artículos, que aseguran que las causas de muerte más extendidas en las urbes de 1800 a 1900 eran fruto de malos avances técnicos y mejoras deficientes en la calidad de vida.
1. El papel pintado
La introducción de las lámparas de petróleo, aceite de ballena o queroseno en los hogares hizo que la estancias hogareñas adquirieran otro sentido cuando caía el día, las paredes se veían y era necesario crear un entorno agradable y del gusto de la época.
Muchos hogares se decantaron por los tapices, símbolo de elegancia desde hacía siglos, aunque su elevado coste hacía que, hasta los más adinerados, no se lo pudieran permitir. La solución: el papel pintado, era económico y seguía dando esa elegancia que se buscaba.
Había unos papeles pintados en verde muy de moda en Inglaterra, un verde brillante cuya composición principal era el Arseniato de cobre cromatado…. Sustancia potencialmente venenosa ya que, con el paso del tiempo, se filtraba uno de sus componentes al aire: el arsénico.
2. Juguetes infantiles
Los juguetes de niños del siglo XIX estaban esmaltados en vivos colores que llamaban su atención. Estos esmaltes llevaban una alta densidad de plomo, pero se desconocían los efectos nocivos.
Los niños se llevaban los juguetes a la boca, comiéndose la pintura. Muchas veces se producían ataques al sistema nervioso por envenenamiento que llegaban a dañar el desarrollo normal del niño, pudiendo causar además encefalopatías leves y otras lesiones.
3. Los corsés
La sobrepresión que ejercían los corsés de las mujeres decimonónicas sobre su cuerpo afectaba a sus órganos internos, pudiendo incluso afectar al hígado, pulmones e incluso desplazar el útero. Se dice que muchas mujeres los utilizaban durante el embarazo, evidentemente, con infeliz resultados.
4. Sistemas de luz y calefacción
La introducción del gas en los hogares del siglo XIX no comenzó de forma muy segura, el uso de este avance era extremadamente peligroso, básicamente porque los sistemas carecían de llaves de paso y no se controlaba de forma efectiva el caudal. Existen numerosas noticias en los periódicos de la época que hablan de historias de explosiones durante la noche.
5. El biberón
El “asesino oculto” más impactante de aquella época fue el biberón de bebé recién desarrollado.
Consistía en una botella de vidrio a la que se unía un tubito de goma con una tetina, era complicado de limpiar y de esterilizar pues más si cabe para la época. Tanto la botella, como el tubo de goma porosa y la tetina, fueron la incubadora perfecta para todo tipo de bacterias que accedían a los cuerpos de los seres humanos más vulnerables por vía directa.
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