“Las Reales Caballerizas en el siglo XVIII” de Miguel Ángel Gacho Santamaría y Nuria Sesmero Blas

Una institución al servicio de la Corona

La llegada de los Borbones al trono español trae consigo profundos cambios estructurales en la organización del reino y del entorno palatino. Las Reales Caballerizas serán uno de los elementos afectados, un elemento muy poco conocido a la par que dotado de gran vistosidad.

En este libro, publicado por “Opera Prima”, se profundiza en el funcionamiento de las Reales Caballerizas y en cómo le afecta la evolución de su entorno, tanto los cambios políticos del momento como el cambio de dinastía en España.

Sinopsis de Las Reales Caballerizas en el siglo XVIII:

Cuando uno se encuentra con una obra detallada sobre un tema muy concreto, como es el caso, te das cuenta de lo poco (o nada) que sabes realmente de algo. En este caso de la Casa Real.

El trabajo meticuloso de los autores, Miguel Ángel Gacho (doctor en Geografía e Historia y Magister Universitas en Archivística) y Nuria Sesmero (licenciada en Geografía e Historia y archivera municipal de Madrid), realizado en los principales archivos españoles ha sacado a la luz la historia del personal, organización y reglamentaciones internas de las Reales Caballerizas de la monarquía española durante el siglo XVIII.

Por supuesto, el libro comienza con la definición física de las Caballerizas: sus edificios y la ubicación geográfica de los mismos, que coincide en la actualidad con los llamados como “Reales Sitios”, es decir: Madrid, Aranjuez, El Pardo, El Escorial y la Granja de San Ildefonso; residencias y lugares de recreo oficiales de la Familia Real Española desde época de los Austria. Precisamente, en tiempos de Felipe V, el jefe de estos sitios reales era el caballerizo mayor del Rey, un puesto relevante y con mucha cercanía al monarca.

El capítulo 2 profundiza en el personal destinado en estos edificios, sus funciones, formas de ingreso y ascensos dentro del cuerpo. Aquí se definen los puestos más importantes de las Caballerizas, como el de caballerizo mayor, el veedor, el primer caballerizo, el jefe del Cuartel de Coches, entre otros, puestos cuyo nombramiento era utilizado como una forma de gratificar los servicios prestados a la Corona. La Real Caballeriza tenía incluso su propio tribunal de justicia, además de depender también de ella la Real Armería, que existe en la actualidad.

Palacio Real. Interior de las Caballerizas Reales en 1915 (Archivo Ruiz Vernacci)

El Capítulo 3 está dedicado a la Reglamentación, retrotrayéndose a la vigente (1687) cuando llega la nueva dinastía, detallando los cambios y definiendo la siguiente gran reforma en tiempos de Fernando VI, en la que se modifican salarios, sistema de acceso a las plazas en las Caballerizas y la nueva administración de las mismas.

Hay una parte muy interesante en este capítulo que define la reforma paulatina que va sufriendo el estamento a lo largo del reinado de Carlos III, incluida la reforma del reglamento de carruajes.

El Capítulo 4 también resume reglamentación, puestos de importancia, sueldos y lugares de “acción” anexándose unas interesantes tablas donde, de manera muy visual, podemos ver la Plantilla Orgánica de las Reales Caballerizas, denominada “Planta”, sus asignaciones y la definición de sus empleos.

El ceremonial y etiqueta ocupan el capítulo siguiente. Cómo debían ir decorados los coches, las razas elegidas de caballo o la formación y tipo de las comitivas para según qué actos: desde bodas, entierros, salidas del Rey a la iglesia o las salidas públicas de miembros de la Casa.

El capítulo VI trata sobre los viajes reales detallando las localidades frecuentadas por la corte en sus viajes, las distancias e incluso los gastos ocasionados.

El VII se centra en las jornadas de cacería y montería. Habla de entidades como la Real Ballestería, la Montería o la Volatería (caza con aves).

Las yeguadas, al igual que hoy día, cumplen la misión de proveer de nuevos animales para monta y tiro. Este es el siguiente capítulo, citando las yeguadas de Aranjuez y Córdoba (la más importante).

En el capítulo IX tenemos la Casa de Pajes, una institución donde se formaban los hijos de la nobleza y aristocracia hispana, bajo la tutela (o cercanía) del rey. Los autores analizan sus planes de estudios, la forma de acceso a la misma y su relación con las Reales Caballerizas.

El libro finaliza con un estudio de las finanzas y gestión económica general de las Reales Caballerizas. A lo largo del texto se nos define y analiza la evolución del gasto en las mismas y, además, se adjuntan una serie de gráficas donde se verán claramente los datos tratados en el capítulo.

A tener en cuenta:

Coche de la reina Juana en 1860 (Archivo Vernacci)

A destacar en “Las Reales Caballerizas en el siglo XVIII” :

 

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