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La verdadera “Ley Sálica”

Su origen está en la "ley de los francos salios"

La “ley sálica”, más que un viejo pergamino con normas bárbaras, fue la excusa perfecta para meter a las mujeres en un cajón y olvidarse de sus derechos a heredar la tierra, y de paso, el trono de Francia. Pero esto no siempre fue así, curiosamente, la ley salica original era más proclive a hablar de vacas y tierras que de coronas y cetros.

Esta ley sálica, también conocida como la ley de los francos salios, era un conjunto de normas civiles y penales que algunos argumentan que lleva el sello mítico del rey franco Faramundo.

Redactada entre los siglos VI y VII, esta ley pasó de moda excepto en ciertos círculos monásticos y fue resucitada de sus cenizas cuando algunos avispados vieron la oportunidad de usarla para dejar a las mujeres fuera de la sucesión de la tierra —y de paso, de la corona francesa—. Pero, ojo al dato, originalmente la ley no decía ni mu sobre el trono como decíamos al principio, sino que se centraba en los bienes y las tierras que pasaban de padre a hijo, dejando a las mujeres con los bienes más livianos, vamos, lo que no tenía raíces en el suelo.

La patata caliente de la “loi salique

Dentro de este código nos encontramos con un total de 65 títulos, repartidos en dos bloques. Los primeros 43 capítulos son los más viejos, algunos dicen que datan del siglo IV, mientras los últimos 22 se los encargó ni más ni menos que Clodoveo I.

Clodoveo I
“Bautismo de Clodoveo”

La relevancia de estas leyes es tal que no solo los merovingios le echaron un ojo, sino que los carolingios las usaron y ampliaron con sus propios edictos para actualizarla y darle más chicha al texto. Y, aunque la lex romana seguía siendo la principal norma en algunos terrenos, la lex salica era con la que se cortaba el bacalao realmente en la Francia de la época, sobre todo en temas no comerciales. En resumen, para los francos de aquel entonces (sigo VI-IX), la ley sálica era la que mandaba en sus vidas, dejando a las normas romanas para los asuntos de mercaderes y comerciantes.

Más vale prevenir que lamentar

La ley —en general— era como un manual de buen comportamiento para los francos salios, con un precio por cada traspié que se cometiera —pagadero en sólidos de oro, nada menos—. Los 65 títulos de la lex regulaban desde delitos graves como el asesinato hasta la vida rural diaria. Si alguien se pasaba de listo y cometía un crimen de sangre, tenía que rascarse el bolsillo con 8000 denarios, que subían a 24000 si el cuerpo no aparecía. Y dependiendo de si la víctima o el delincuente era romano o franco, la factura variaba, mostrando ya de aquel entonces que el dinero y la posición social te podían salvar o hundir.

ley salica
Ejemplar de la Abbey library of St. Gallen (s VIII)

Más allá de las riñas, la ley sálica era utilizada habitualmente por los ciudadanos francos en su día a día, fueran libres o siervos, algo lógico cuando esta norma metía mano en asuntos del campo y del hogar. Era un reflejo de una sociedad de labradores y pastores, con normas para todo, desde el robo de animales hasta el allanamiento del terreno del vecino.

El renacimiento de la Ley Sálica

En cuanto a los asuntos de herencia, aquí venía el mazazo para las mujeres: la ley establecía que la tierra quedaba en manos masculinas. Aunque al principio no se aplicaba al trono, algunos más adelante se sacaron de la manga que también valía para coronas.

Durante el reinado de Felipe IV “El Hermoso” en Francia, se produjo un suceso conocido como el “Escándalo de la Torre de Nesle” en 1314. Este escándalo involucró a las esposas de Luis (Margarita de Borgoña), Felipe (Juana II de Borgoña) y Carlos (Blanca de Borgoña), hijos de Felipe IV, quienes fueron acusadas de infidelidad.

ley salica

A raíz de este escándalo, surgieron dudas sobre la legitimidad de los hijos de Luis, el heredero al trono y de quién debía desprender el siguiente linaje. Las dudas cayeron sobre su hija Juana, quien era la heredera al trono. Esto planteó un problema sucesorio, ya que Luis murió dejando a esta hija de cuatro años y a su segunda esposa, Constancia de Hungría, embarazada. Pero el hijo póstumo del rey duró apenas unos días, con lo que el peso del trono recaería sí o sí en esa niña de cuatro años.

Para evitar que Juana heredara el trono, además de aplicarle la mancha de su posible ilegitimidad, se aprobó en 1316 la llamada “ley de los varones”. Esta ley decretaba la preferencia de los hombres en la sucesión al trono francés, rescatando y reinterpretando así la antigua tradición de la ley sálica sobre las herencias de las tierras. Al no haber varón que heredase el trono, Felipe de Poitiers, hermano de Luis, y según la reinterpretada “ley sálica” ascendió  al trono como Felipe V.

Debió ser “el karma“, pero Felipe V no tuvo hijos, fue padre de 4 niñas, por lo que a su muerte sin descendientes varones, su hermano Carlos IV reavivó la polémica sobre el derecho sucesorio en la Corona reclamando para sí el mismo derecho que su hermano… causa original de la “Guerra de los Cien Años” entre Francia e Inglaterra, puesto que Eduardo III de Inglaterra, sobrino de Carlos e hijo de Isabel (hija de Felipe IV), se consideraba con los mismos derechos, pero como en Francia se había impuesto esta nueva “ley sálica” se le excluía por descender por vía femenina.

Felipe V en una estampa del siglo XVII. ley salica
Felipe V en una estampa del siglo XVII

Más tarde, cuando Carlos IV murió en 1328, también dejó dos hijas y una reina viuda embarazada (el karma volvió a actuar). La ley sálica comenzó a ser conocida por la norma que excluía a las mujeres de las líneas sucesorias, excluidas de gobernar el reino y transmitir los derechos sucesorios. Como resultado, Felipe de Valois, primo paterno de Carlos IV, se convirtió en rey Felipe VI de Francia.

Carlos, que era un maestro de la propaganda dinástica, se las arregló para que la Ley Sálica, volviera a brillar y frenar las esperanzas de cualquier Casa europea que osara soñar con la corona de Francia. Así, la ley también influyó en la forma en que se establecían alianzas matrimoniales entre las casas reales europeas, ya que las princesas francesas no podían casarse con príncipes extranjeros con la expectativa de que sus hijos heredaran el trono francés.

ley salica
Entrada de Carlos V de Francia en Paris

Fuentes utilizadas:
"La France, les femmes et le pouvoir: L'invention de la loi salique (Ve-XVIe siècle)", de Éliane Viennot.

Miguel Ángel Ferreiro

Militar de carrera, autor de "La Segunda Columna" (Ed.Edaf), director de este proyecto e Historiador del Arte (UNED). Entre África y Europa, como el Mediterráneo.
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