Fueron, al menos, 700 españoles los que se alistaron voluntarios en el Ejército Rojo para combatir a los nazis en la Segunda Guerra Mundial. Aunque la URSS no permitía el ingreso de extranjeros en sus filas, aceptaron estos alistamientos ya que muchos eran jóvenes que estaban acogidos en diversas “Casas”.
Españoles en el Ejército Rojo de la URSS
Los que estaban estudiando en la Escuela Técnica de Aviación, obviamente, se incorporaron al cuerpo de aviadores. Otros voluntarios fueron encuadrados en el Tercer regimiento de voluntarios de Leningrado; en el Primer batallón de cazadores de tanques; en la Cuarta compañía especial (donde estaba la mayoría, mandada por el capitán Peregrin Perez Galarza); en el Cuarto regimiento de la Guardia, y en los servicios sanitarios. La mayoría eran unidades especiales destinadas a actuar en la retaguardia alemana.
Cerca de 300 de aquellos voluntarios perdieron la vida o desaparecieron.
Más de 600 españoles recibieron condecoraciones de la URSS como las conmemorativas: “Por la defensa de Moscú”, “Por la defensa de Leningrado”, “Por la liberación de Varsovia”, “Por la liberación de Praga” o incluso “Por la toma de Berlín”. 70 fueron condecorados con las máximas distinciones del Ejército Rojo, las Órdenes: “Bandera Roja”, “Estrella Roja” y “Gran Guerra Patria” (término dado por los soviéticos a la guerra contra la Alemania nazi).
José M. Bravo, “El Español”
Uno de ellos, José M. Bravo (alias “el Español”) se convirtió en uno de los mayores ases de la aviación soviética. Se había fugado en 1941 del campo de concentración de Gurs y Argelès-sur-Mer (Francia) y, a pesar de que se le negó el acceso a la aeronáutica soviética, combatió en diversas unidades de infantería de operaciones especiales en la zona del Mar de Azov.
En 1942, sería aceptado en la VVS junto a un grupo de antiguos pilotos españoles exiliados, se le nombró comandante del 3er Escuadrón 481 IAP (8vo Baku IAK), con sede en Bakú. En 1943 fue el jefe de la escuadra de escolta aérea de Stalin en su viaje a la Conferencia de Teherán.
José M. Bravo fue condecorado con La Orden de la Bandera Roja, Orden de la Guerra Patriótica de 1er grado, Orden de Amistad de los Pueblos, la Orden de la Estrella Roja y una Medalla al Valor en combate.
Españoles enfrentados en la Segunda Guerra Mundial
La participación española en el conflicto armado más grande de la historia tuvo su trinchera en ambos bandos; por un lado, la conocida División Azul, integrada por voluntarios españoles —en su mayoría— que combatió en el frente soviético y que más tarde, al desintegrarse, se integrarían en las filas de unidades de las Waffen-SS, como la Unidad Ezquerra.
Por el otro, los exiliados, fugados e hijos de ex-combatientes que habían sido derrotados pocos años antes en la Guerra Civil española de 1936 y habían fijado su residencia en la Unión Soviética, viendo en la guerra contra los nazis una nueva oportunidad para volver a casa derrotando al fascismo.
Solamente tres fueron destacados con las máximas condecoraciones de la URSS: dos con la Orden de Lenin y uno con la Estrella de “Héroe de la Unión Soviética“, ese fue Rubén Ruiz Ibarruri.
Rubén Ruiz Ibárruri, héroe de la Unión Soviética
Rubén nació el 9 de enero de 1920 en España, hijo de la líder del Partido Comunista de España Dolores Ibarruri. En 1935, tras el arresto de su madre, se fue con otros niños a la URSS en donde se convirtió en estudiante de la PU número 1 (ahora Colegio № 31) de la Planta de Automóviles de Moscú.
En la URSS vivió y se crió con una familia de viejos bolcheviques (los Lepeshinskikh). Con el estallido de la Guerra Civil en España, Ruben se alistó en las Brigadas Internacionales. Tras ser estas desmovilizadas regresó a la URSS (1939) graduándose en una escuela militar e integrándose en el Ejército Rojo (1ª Div. Proletaria de Moscú).
En la “Gran Guerra Patria”, Rubén Ruiz Ibarruri, estaba al mando —como teniente— de una compañía de ametralladoras cerca de la ciudad de Borisov. Cubrían la retirada del regimiento manteniendo a raya a los alemanes en el puente sobre el río Berezina durante más de seis horas, no sin pocas bajas.
Cuando la última ametralladora de su unidad quedó sin munición, el teniente Ibarruri con el grupo de supervivientes de su unidad, armados solo con granadas salieron de sus posiciones para enfrentarse “cuerpo a cuerpo” contra los blindados alemanes. En esa acción, fue herido de gravedad, pero lograron rechazar al enemigo. Recibió por esto la Orden de la Bandera Roja.
Participación en la batalla de Stalingrado
En el verano de 1942 en Stalingrado, al mando de su compañía de ametralladoras, pero agregados al mando de un comandante de fusileros de la 35 División de la Guardia, mostró un coraje excepcional. Tenían que hacer retroceder una unidad alemana que se acercaba a la estación. Al amanecer del 24 de agosto los alemanes trataron de tomarla, durante aquel combate el comandante de la 35 de Fusileros cayó muerto e Ibarruri tomó el mando de la sección.
Las intensas ráfagas soviéticas detuvieron durante toda la noche el avance alemán, rechazando hasta 6 intentos de ofensiva. Al día siguiente, Ibarruri, ordenó un contraataque que se inició con el lanzamientos de varios cócteles molotov y que forzó el retroceso de los enemigos: un grupo de tanques alemanes y una docena de motociclistas.
Los alemanes dejaron en el campo de batalla unos 100 cadáveres entre soldados y oficiales, armamento, morteros y mucha munición. Durante la contraofensiva, Rubén Ibarruri, que salió en vanguardia mandando a sus hombres, resultó gravemente herido. Fue evacuado al hospital de campaña, pero el 4 de septiembre de 1942 moriría en el hospital de peritonitis.
Homenajes póstumos
Fue enterrado en la “Plaza de los Combatientes Caídos” (en Volgogrado) y galardonado con el título de Héroe de la Unión Soviética por decreto del Soviet Supremo de la URSS el 22 de agosto de 1956 y ascendido a capitán a título póstumo. Además, el pequeño planeta número 2423 fue bautizado Ibarruri por astrónomos soviéticos.
Los soldados españoles, no solo estos de la URSS, han destacado a lo largo de la Historia en los frentes en los que ha combatido, fascistas o comunistas, realistas o liberales, unionistas o confederados… No todos eran iguales, unos eran más arrojados, otros más fuertes, alguno más listo que otro y pocos eran disciplinados; pero todos compartían dos cosas: que eran españoles y tenían “más cojones” que nadie.
Fuentes:
VVAA (1937). Los niños españoles evacuados a la URSS
Daniel Arasa (1993). Los españoles de Stalin, Belacqva
Chuyanov (1976) Notas del secretario del comité regional. (Moscú) // Чуянов А. С. На стремнине века. Записки секретаря обкома. — Книга. — Москва: Политиздат, 1976.
Diario del general Rodimtsev // Страничка из дневника генерала армии Родимцева.
Memorias del hospital militar del GP de Akhtuba Central
