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Çatalhöyük: Una curiosa comunidad utópica en la antigua Turquía

Se cree que no existían jerarquías ni desigualdades entre sus habitantes

A lo largo de la historia, ha habido un interés constante en buscar formas alternativas de organización social. La arqueología nos brinda la oportunidad de explorar sociedades pasadas que experimentaron con diferentes modelos de convivencia. Uno de los ejemplos más fascinantes de estas antiguas comunidades es Çatalhöyük, una gran ciudad neolítica ubicada en lo que hoy es Turquía.

Entre el 7400 y el 6200 a.C., Çatalhöyük se estableció como uno de los primeros asentamientos del mundo construidos por humanos que abandonaron su estilo de vida de cazadores-recolectores. En esta ciudad, hasta 8,000 habitantes residían en casas de adobe que se encontraban tan cerca una de la otra que daban la impresión de que toda la ciudad vivía en una enorme casa colectiva. La peculiaridad de Çatalhöyük radica en que los habitantes accedían a sus hogares a través de agujeros en los techos, mientras que las terrazas conectadas de las casas servían como espacios compartidos para socializar y trabajar.

La longevidad de este asentamiento sin calles es un indicio de que los habitantes de Çatalhöyük disfrutaron de una vida estable y próspera durante muchas generaciones. Estos hallazgos arqueológicos plantean interrogantes sobre la organización social y la dinámica de una comunidad que se desarrolló en ausencia de jerarquías o clases sociales claramente definidas. A medida que profundizamos en el fascinante mundo de Çatalhöyük, nos adentraremos en una sociedad en la que la igualdad y la cooperación parecen haber sido valores fundamentales.

Çatalhöyük

Descubrimientos recientes

En 2011, los arqueólogos hicieron un sorprendente hallazgo: los habitantes de Çatalhöyük enterraban a sus muertos debajo de los hogares, y muchas casas contenían restos esqueléticos de antiguos residentes. El análisis de los restos dentales de diferentes hogares reveló que los habitantes de Çatalhöyük probablemente no vivían únicamente con sus parientes biológicos, sino que tenían una noción más amplia de familia que incluía lazos prácticos y sociales.

Igualdad y sociedad

Çatalhöyük
Mujer sentada de Çatalhöyük, la figura femenina aparece sentada en un trono flanqueado por dos felinos.

Un estudio realizado por Ian Hodder, uno de los arqueólogos líderes en las excavaciones de Çatalhöyük, examinó en detalle las estructuras sociales y económicas de la comunidad. Hodder argumenta que Çatalhöyük representa un caso único en la historia antigua, donde la igualdad prevalecía y no había signos visibles de una jerarquía social. La evidencia arqueológica, incluyendo la uniformidad de las casas y el acceso igualitario a los alimentos, respalda esta afirmación.

Por otro lado, la desigualdad en las ciudades mesopotámicas de la misma época, como las de Irán, Irak y Siria, está respaldada por numerosos estudios y descubrimientos arqueológicos. En su libro “Antigua Mesopotamia en los albores de la civilización” Guillermo Algaze analiza la estructura social de las ciudades mesopotámicas y destaca la existencia de una élite gobernante que acumulaba riqueza y poder a expensas de la población general.

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En Çatalhöyük, tanto hombres como mujeres tenían acceso igualitario a los alimentos. Como venimos comentando, el análisis de los restos arqueológicos muestra una uniformidad notable en el tamaño y la forma de las casas individuales en el asentamiento. Esto sugiere que no existía una diferenciación marcada en términos de estatus social o riqueza material. Las personas en Çatalhöyük compartían recursos y vivían en una comunidad en la que prevalecía la igualdad.

En cambio, en las ciudades mesopotámicas, la agricultura desempeñó un papel crucial en la formación de una estructura social jerárquica. Los gobernantes y sacerdotes se apropiaban de la riqueza de la población a través de impuestos, lo que generaba desigualdad económica. Las diferencias en el tamaño de las viviendas privadas eran un reflejo visible del estatus social y las divisiones de riqueza en la sociedad. Además, los palacios, con su magnificencia y opulencia, simbolizaban el poder y la riqueza de sus dueños.

Las relaciones de parentesco también desempeñaron un papel significativo en la perpetuación de la desigualdad en las ciudades mesopotámicas. La transferencia de riqueza y poder de una generación de gobernantes a la siguiente se facilitaba a través de vínculos de parentesco y linajes familiares. Esto aseguraba la continuidad de la élite gobernante y perpetuaba la desigualdad en la sociedad.

Çatalhöyük

Mr. Echo

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