Ciertamente, la imagen del relato que nos ha llegado de esta mujer no es la más favorecedora. No es fácil obviar los textos que le dedicaron Suetonio, Tácito o Plinio el Viejo en los que se describen sus obscenidades, fiestas nocturnas y su insaciable apetito sexual.
¿Quién fue Mesalina?
Valeria Mesalina, con 15 años, se convierte en la tercera esposa del emperador romano Claudio, su primo. Era también prima hermana del emperador Nerón, prima segunda del emperador Calígula y bisnieta del emperador Augusto. Era una niña, de hecho, Mesalina es el diminutivo de Mesala.
Poco se sabe sobre su vida antes de su matrimonio en el año 38 con Claudio, que entonces tenía unos 47 años. Dos hijos nacieron como resultado de esta unión: Claudia Octavia, futura emperatriz, primera esposa del emperador Nerón y un hijo llamado Británico.
Mesalina Emperatriz de Roma
Cuando el Emperador Calígula fue asesinado, la Guardia Pretoriana proclamó a Claudio nuevo emperador y Mesalina se convirtió en emperatriz, aunque su esposo no la nombra “Augusta”. Es aquí donde comienza su “historia”.
¿Quién la describe como una prostituta?
Los relatos de Tácito y Suetonio, que escribieron sobre ella unos 70 años después de los acontecimientos, la pintaron como una mujer insaciable, corrupta y cruel. Mientras que Claudio es descrito como un emperador ajeno a sus adulterios y muy manipulable.
Lo cierto es que esta mujer no fue más que una niña caprichosa, falleció con 23 años (o 28 según otras fuentes), corta edad para tal compendio de vicios que la tradición nos trae hasta nuestros días. Dion Casio, 150 años posterior a ella, siguió la pauta de sus antecesores y al escribir sobre ella la señaló como la más escandalosa de todas las mujeres de la antigua Roma y, posiblemente, de la Historia.
El propio Tácito afirmó usar como fuentes las memorias de Agripina (la joven), mujer que trataba de desplazar a los hijos de Mesalina de la línea sucesoria imperial y, por lo tanto, una fuente poco fiable al estar interesada en manchar el nombre de su “enemiga”.
La Roma de Mesalina
Tampoco hay que olvidar que en aquella Roma caótica, en la que convivían leyes de la república con las del imperio, el incesto era una práctica muy extendida. El propio emperador Calígula acostumbraba a dormir con sus hermanas y, no dudaba en hacer que se prostituyeran, junto con otras parientes, en un ala del palacio habilitada para ello.
Éste es el clima moral en el que Mesalina entra en palacio con apenas 16 años. Aunque los cronistas antes citados afirman que ya era “la reina de las fiestas” que daba Calígula en sus residencias, comenzando una vida temeraria a la edad de 13 años.
Ausencia de fuentes fidedignas
A pesar de la ausencia de fuentes fidedignas, no se puede descartar que su comportamiento sea fruto de aquellos tiempos y aquellos lugares en los que se crió.
Entre los historiadores modernos los hay quienes cuestionan la autenticidad de si ejerció la prostitución o si su promiscuidad fue tal. Los historiadores modernos, como la británica Barbara Levick, por ejemplo, tienden a quitar importancia de este rasgo de su personalidad, pero todos admiten la realidad de la mala conducta de la emperatriz. La historiadora Catherine Salles también relativiza el libertinaje de Mesalina, señalando que su comportamiento no era realmente tan inusual, según sus propias palabras:
Los caprichos de las grandes damas, las orgías licenciosas organizadas por las matronas de la nobleza no son pura invención de moralistas escandalizados. Si la historia ha ennegrecido el carácter de Mesalina, su comportamiento no está exento de equivalencia en la sociedad imperial.
Después de la penumbra del reinado de Augusto, los modales se liberan durante los primeros años del reinado de Tiberio. Algunas matronas se registran abiertamente entre las prostitutas identificadas por las autoridades policiales.
El motivo: esto les permitirá amar libremente a quien quieran sin incurrir en sanciones
Las conspiraciones palaciegas de Mesalina
Mesalina estaba en el centro de una conjura palaciega en donde todos jugaban sus cartas. Según el historiador Pierre Grimal:
Claudio era conocido por su debilidad por las mujeres jóvenes (por las niñas muy pequeñas en particular).
Mesalina, que tenía catorce o quince años en el momento de su matrimonio, tenía mucha influencia real sobre su esposo.
Por lo tanto, rápidamente se convirtió en una intermediaria privilegiada para acceder al emperador.
Muchos cortesanos fueron eliminados por intercesión de Mesalina. Unos mandados al exilio otros ejecutados. Entre sus víctimas, encontramos a mujeres, a sus propios amantes o las amantes de sus amantes, personas cuyas riquezas codiciaba, competidores en la herencia dinástica o personas que consideraba una amenaza para su propia seguridad.
Entre sus víctimas más conocidas se encuentra el estoico Séneca, exiliado 8 años a Córcega acusado de adulterio con Julia Livila. La propia Julia estuvo exiliada por orden de Calígula, acusada falsamente de conspiración; esta vez fue ejecutada por orden de la emperatriz, se cree que por tratar de “arrimarse” demasiado al emperador Claudio.
Pero también debemos mencionar al cónsul Décimo Valerio Asiaticus, uno de los hombres más ricos del momento y uno de los principales instigadores del asesinato de Calígula (muy inocente no era). Mesalina ambicionaba sus propiedades por lo que lo acusó de alta traición.
El fin de la joven Mesalina
Según Tácito, “Cansada de adulterios demasiado fáciles, Mesalina se sintió arrastrada hacia placeres desconocidos”. Es entonces cuando Cayo Silio, un cónsul del que era amante, le pidió matrimonio asegurándole que adoptaría a sus hijos mientras Claudio estaba fuera de Roma. Mesalina accedió y se casaron.
Se dice que la pareja estaba tramado una conspiración contra el emperador. Mesalina esperaba asesinarlo para poner en su lugar a su nuevo marido. Pero un liberto llamado Narciso, que al parecer tenía gran influencia sobre el emperador (y amasó una gran fortuna), contó a Claudio lo que estaba sucediendo.
Claudio, al descubrir la bigamia de su esposa y el plan que se urdía contra él (seguramente falso), se vio obligado a condenarlos a muerte. Se les condenó “al suicidio”, pero Mesalina no fue capaz de hacerlo por lo que fue decapitada por el centurión encargado de verla morir. Claudio, mientras esto sucedía, cenaba tranquilo en su residencia.
