Los “trapicheos” en la logística de los Aliados a finales de la Segunda Guerra Mundial
El mercado negro de material Aliado

En todas las guerras hay quien se beneficia, dentro de estas están las que económicamente prosperan a pesar de la escasez; cualquier oportunidad es buena para ganar dinero aunque a su alrededor se esté derramando sangre

El desembarco Aliado en Europa
El 6 de junio de 1944, los Aliados desembarcaron en las costas de Normandía, de este modo se abría el frente del oeste que tanto pedía Stalin a Churchill y a Roosevelt. El III Reich alemán, y sus aliados, llevaban años perdiendo terreno y, tras este desembarco, deberían atender un nuevo frente, esta vez ante el bando aliado, que los superaba en material y en producción industrial, lo que les permitiría alcanzar la victoria.
Pero claro está, si esa superioridad material e industrial no se organizaba con una buena logística se produciría un despilfarro de recursos y las operaciones militares no se podrían llevar con éxito, con la consiguiente pérdida de vidas humanas. El material llegaba desde Estados Unidos y desembarcaba en Francia, donde el bando aliado ya podía operar sin peligro alguno al tener las playas de la región de Normandía bajo su poder.

El mercado negro
Detrás de todo este esfuerzo logístico, que necesitaba una buena coordinación, existía un floreciente mercado negro, y esto fue visto para algunos como una buenísima oportunidad para ganar una gran cantidad de dinero. El lugar donde se mercadeaba era la ciudad -ya liberada- de París, que se convirtió en un zoco. En esta ciudad se podía comprar y vender todo tipo de artículos de primera necesidad: tabaco, mantequilla, mantas, café, chocolate, etc. Había quien compraba y después revendía a un precio muy superior; como por ejemplo el soldado que compraba un paquete de cigarrillos por cinco centavos y después lo revendía por dos dólares.
El ejemplo anterior era a pequeña escala, para algunos eso les parecía muy poco y se dedicaban a la venta al por mayor. Con esta corrupción que imperaba en la ciudad parisina, hizo que esta enorme población recibiese el apelativo de «Chicago-sur-Seine».

Este mercado negro, evidentemente, perjudicaba al esfuerzo de los Aliados, pero esto poco le importaba al personal militar que hacía desaparecer el material desembarcado en los puertos franceses. Los porcentajes de perdidas podían alcanzar el veinte por ciento. Los estraperlistas tenían pocos escrúpulos, pero los había que incluso tenían menos, y estos eran los que traficaban con la morfina destinada a los combatientes heridos.
El tren que desapareció
Una de las más espectaculares desapariciones de material fue un tren entero, compuesto de tres locomotoras y cuarenta vagones, cargado de paquetes de cigarrillos y otros artículos. Su destino era París, pero nunca llegó a esta ciudad, porque se supone que con la complicidad del personal ferroviario, el tren pudo ser desviado hacia alguna vía muerta y allí «le quitaron peso». Se enviaron aviones de reconocimiento para localizar al tren, pero nunca fue encontrado.
Fuentes:
Jesús Hernández (2015). Pequeñas grandes historias de la Segunda Guerra Mundial
Antony Beevor (2010). El día D: La batalla de Normandía