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Tadeusz Kosciuszko

El "bielorruso, estadounidense, polaco y lituano" que ayudó a cambiar la historia de EE.UU

Tadeusz Kosciuszko es considerado uno de los grandes héroes polacos, nacido el 4 de febrero de 1746 (la fecha no es del todo segura) en Mereczowszczyzna en el distrito de Słonim, y fallecido en Solothurn (Suiza) el 20 de octubre de 1817.

El caso es que Tadeusz nació en el seno de una familia modesta de origen noble (hidalgos, como diríamos en España), de raíces lituano-rutena (ucraniana), “polonizada” dentro de lo que fue conocida como la Mancomunidad de Polonia-Lituania, o la República de las Dos Naciones, un estado desaparecido en 1795.

Juventud y educación

Fue educado en los escolapios de Lubieszów (Polonia) entre 1755-60 y, en 1765, tras pasar algunos años en el campo con unos parientes, ingresó en la escuela de cadetes de Varsovia, donde, además de materias militares y científicas, le dio gran importancia al estudio de los idiomas.

Durante su paso por la academia de Varsovia llamó la atención del rey Estanislao II Poniatowski (rey de Polonia y Gran duque de Lituania) y de otros miembros de la corte. Así, Adam Czartoryski, perteneciente la familia más importante de Podolia (hoy parte de Ucrania), lo apadrinó y le consiguió una beca para perfeccionar sus estudios en Francia, estableciéndose en París en 1769, donde se matriculó en la Academia de Bellas Artes, dedicándose sobre todo al dibujo, pero al mismo tiempo tiempo sin perder su interés por el arte militar y las ciencias económicas.

 Tadeusz Kościuszko, como cadete  en Varsovia
Retrato de Tadeusz Kościuszko, como cadete en Varsovia

Regresó a casa endeudado y sin profesión fija en 1774. Viviendo en el campo se enamoró de Ludwika Sosnowska, hija del hetman (jefe de los ejércitos reales) lituano, y sabiendo que no podría conseguir su mano, intentó secuestrarla, sin éxito. Fue entonces el rey Estanislao quien, para salvarlo de la venganza del poderoso hetman, lo sacó de Polonia y lo envió a una de las flotas secretas que financiaban a los rebeldes norteamericanos de las 13 colonias.

Destacado papel en la independencia Norteamericana

En norteamérica se ganó los elogios de Benjamin Franklin, tras alistarse (1776) como ingeniero con el grado de coronel en el ejército de los ya proclamados “Estados Unidos”. En el invierno de 1776-1777 trabajó alrededor de las fortificaciones de Filadelfia y en la primavera se adjuntó al ejército del general Gates que operaba en la zona norte cerca del lago Champlain, y cuyo éxito contra el general Burgoyne (batalla cerca de Saratoga el 17 de octubre, 1777) contribuyó eficazmente. En 1778, el general George Washington encargó a Kosciuszko que construyera las fortificaciones militares en West Point, la más importante posición defensiva del río Hudson. El resultado fue tal, que aquellas fortificaciones se convirtieron con el tiempo en la Academia Militar de EE. UU.

Cada vez más apreciado por su capacidad técnica y por su inteligencia, en 1780 fue nombrado comandante en jefe del cuerpo de ingenieros y, habiendo pasado a las órdenes del general Nataniel Greene al ejército del sur, se distinguió con la construcción de obras de fortificación para el bloqueo de Charlestown. Una vez concluida la guerra, abandonó el ejército estadounidense con el grado de general y regresó a su tierra natal.

La experiencia americana, además de agudizar su talento innato para los asuntos militares, reforzó en él la convicción de la igualdad de castas, de la que todavía estaba lejos la Polonia de entonces, más preocupada, incluso en las mejores mentes, por el grave problema político, que la, no menos grave, de las condiciones sociales.

Tadeusz Kościuszk
Die Helden der Revolution (“Héroes de la revolución”), un grabado del siglo XIX de Frederick Girsch, que representa a George Washington (izquierda) de pie con oficiales que incluyen (de izquierda a derecha) Johann Kalb y Frederick William, Freiherr von Steuben, de Alemania ; Kazimierz Pułaski y Tadeusz Kościuszko de Polonia; y el marqués de Lafayette de Francia.

Durante su ausencia había perdido la protección de las familias nobles que conocía y  no le quedó más que retirarse al campo junto a su familia directa. Así, enfermo y en condiciones económicas bastante precarias, pasó unos años en la finca familiar.

Regreso al campo de batalla

Cuando el rey Estanislao II proclamó en sus dominios la nueva Constitución (llamada del 3 de mayo de 1791), considerada en la historia como la tercer a nivel mundial, donde limitaba los privilegios de la nobleza e igualaba las condiciones de los ciudadanos así como también eliminaba la condición de siervo, importantes nobles de la República de las Dos Naciones y los países vecinos, vieron una amenaza en el texto y dirigieron sus ejércitos contra la Mancomunidad.

Tadeus Kościuszko
Constitución del 3 de mayo, por Matejko (1891). Primer plano: el rey Estanislao II Poniatowski (izquierda) entra en la Catedral de San Juan, donde los diputados del Sejm jurarán defender la nueva Constitución. Fondo: el Castillo Real de Varsovia, donde se acababa de aprobar la Constitución.

Cuando la Confederación de Targowica (la de los nobles descontentos), Prusia (con importante población lituana) y los ejércitos rusos de Catalina la Grande invadieron en 1792, Kosciuszko se puso al frente de las fuerzas polacas del sector sur junto al príncipe Józef Poniatowski, pero fueron derrotados en la “Primera batalla de Dubienka” (1792) y capitularon debido a la traición del rey Estanislao II, viéndose obligado a exiliarse en Sajonia (Alemania oriental) .

En Sajonia permaneció en continuo contacto con los refugiados del Partido Patriota (los ideólogos de la Constitución del 3 de mayo de 1791) quienes, nombrado ciudadano francés de honor, le encomendaron (1793) la misión de obtener ayuda de Francia para salvar a Polonia de su “Segunda Partición”, donde grandes regiones fueron separadas y asignadas a Prusia y Rusia.

Tadeus Kościuszko Polonia
segunda partición de Polonia

Mientras tanto, en aquella parte de Polonia aún permanecía independiente y, en el exterior, entre los exliados, comenzaron los preparativos para la revolución. Los conspiradores de ambos lados de las fronteras polacas fueron casi unánimes en designar a Kosciuszko como líder de la insurrección inminente.

A ello les indujo no sólo su fama de líder, demostrada en los últimos combates y a su participación en la guerra de independencia americana, si no la necesidad de colocar al frente del movimiento a quien, por a sus profundas convicciones democráticas, daba la suficiente confianza como para poder reunir a todas las fuerzas de la nación polaca: la nobleza, la burguesía y los campesinos.

La insurrección apenas tuvo posibilidad de obtener ayuda del exterior (ni de Francia, Turquía o de Suecia), puesto que los acontecimientos se precipitaron rápidamente cuando el comandante de la guarnición rusa en Varsovia, que había descubierto la conspiración, comenzó a ordenar arrestos y a ordenar la disolución de guarniciones militares. Una de estas, mandada por el general Madaliński, que había recibido órdenes de disolver su brigada, desobedeció y marchó por su cuenta hacia Cracovia, punto de partida proyectado de la sublevación, haciéndose con la ciudad.

Kosciuszko, que se encontraba en Italia, huyendo de los rusos, se trasladó de inmediato a Cracovia para ponerse al frente de la insurrección. El 23 de marzo estaba en la ciudad y al día siguiente juró en la plaza mayor que usaría el cargo sólo para “defender la integridad de la patria y conquistar la libertad de todo el pueblo”. La declaración de insurrección y el establecimiento de un consejo nacional supremo se firmaron inmediatamente en el ayuntamiento de Cracovia y se proclamó el servicio militar masivo.

Tadeus Kościuszko
Proclamación de Kościuszko pronunciada en la plaza del casco viejo de Cracovia el 24 de marzo de 1794. Obra de Franciszek Smuglewicz.

La insurrección de Kosciuszko

Al comenzar la guerra, tenían solamente 4.000 soldados regulares necesitando unos 100.000 combatientes para tener éxito en sus planes. Tampoco disponían de todo el armamento y municiones requeridas.

Sin embargo, el carisma de Kosciuszko y su talento táctico fue tal que sus hombres no dudaron en enfrentarse a los rusos numéricamente más fuertes y mejor armados, algo que se fue extendiendo entre toda la población y que acrecentó el alistamiento a sus ejércitos

El 4 de abril, ganaron la batalla de Racławice, donde 300 campesinos, armados solo con guadañas, lucharon junto a las tropas regulares. Las victorias de los insurgentes en Varsovia y de J. Jasiński en Vilna, obtenidas poco después, completaron su éxito encendiendo nuevas esperanzas. Algunas de esas guadañas todavía se pueden ver en los museos polacos o en monumentos conmemorativos de esta y otras batallas de la rebelión.

Tadeus Kościuszko
Bitwa pod Racławicami, Jan Matejko

Los revolucionarios procedieron rápidamente con la implementación de su programa. El 7 de mayo abolieron nuevamente (con algunas restricciones para no molestar a los nobles leales), la servidumbre; otorgó, especialmente a los campesinos combatientes, una reducción en la prestación del servicio para con sus señores; e instituyó una categoría especial de empleados para resolver las disputas entre patrones y campesinos, a quienes también se les otorgaron otros beneficios.

Aunque estas y otras innovaciones constitucionales introducidas habían aumentado considerablemente las fuerzas de los insurgentes, la iniciativa pasó pronto a manos de los rusos que, ayudados por los prusianos, reanudaron la ofensiva, derrotando a Kosciuszko cerca de Szeczekociny (6 de junio).

Pero la batalla decisiva, para mal, tuvo lugar cerca de Maciejowice (10 de octubre de 1794); donde los rebeldes atacaron al ejército ruso del general Fersen para evitar que se uniera al cuerpo de ejército dirigido por Suvorov que ya había vencido al general polaco Sierakowski. Debido a la tardía intervención del Gral. Poniński, la batalla (10 de octubre de 1794) resultó en una catástrofe para los polacos. Kosciuszko, gravemente herido, fue hecho prisionero. Poco después. Sin su liderazgo la sublevación se derrumbó y dio paso a una Tercera Partición que terminó efectivamente con la existencia de Polonia como nación hasta después de la Primera Guerra Mundial.

Tadeusz Kosciuszko después de la revolución

Nuestro líder revolucionario fue llevado a San Petersburgo y encerrado en la la fortaleza de San Pedro y San Pablo donde permaneció hasta que, el nuevo zar, Pablo I decidió liberarlo al poco de subir al trono (noviembre de 1796), bajo la promesa de que no regresaría a Polonia. Así lo hizo.

Decidió regresar a los Estados Unidos siendo recibido en Filadelfia como un héroe donde entabló una gran amistad con Thomas Jefferson, vicepresidente por entonces de la nueva nación norteamericana. Poco estuvo allí, apenas un año después se trasladó a Francia, a una villa en Berville, cerca de Fontainebleau. Sería allí donde Kosciuszko rechazó la oferta de Napoleón Bonaparte, debido a la poca fe que tenía en las intenciones y promesas del corso, para que lograse que los polacos se aliasen con Francia en la inminente guerra contra Rusia.

Aunque al margen de los acontecimientos, Kosciusko, los seguía desde Francia con atención. Cada vez más descontento con la deriva autocrática de Napoleón, rechazó una segunda oferta francesa que le llevó tras la victoria de Jena (el 14 de octubre de 1806) a pesar de que incluso algunos compatriotas se lo habían pedido. Cuando Napoleón restauró la nación polaca como Gran Ducado de Varsovia en 1807, Kosciuszko permaneció en el exilio junto a su ayuda de cámara y secretario personal Jean Lapierre.

Un retrato de Domingo, el sirviente de Kościuszko” por el artista Jan Józef Sikorski (1804-1887)
“Un retrato de Domingo, el sirviente de Kościuszko” por el artista Jan Józef Sikorski (1804-1887)

Tras la caída de Napoleón

Pero no solamente los franceses y los polacos trataron de arrimarlo a su causa. Cuando Napoleón fue derrotado en 1815, recibió la visita del zar Alejando I, quien acababa de asumir la corona real del “Zarato de Polonia”; un Zarato creado a partir del Gran Ducado de Varsovia, territorio efímero creado para ganarse el favor polaco pero que al final resultó en un fiasco con su derrota.

Pero Kosciusko, harto de la política, no hizo mucho caso de las propuestas del zar y decidió retirarse a Suiza donde pasó los últimos años de su vida paseando por la naturaleza, leyendo y dedicándose a obras de caridad, donde murió en 1817. Posteriormente, su cuerpo fue enterrado en el castillo de Wawel, en Cracovia, Polonia, junto a las tumbas de los reyes polacos.

Su carácter abierto y leal, la fe en sus ideales y su encanto personal le granjearon muchos amigos y más y más admiradores, además de devotos seguidores. Luego, cuando falleció, comenzó a crearse en torno a su persona toda una serie de leyendas, tanto por sus aventuras en América como por el ardiente patriotismo mostrado en su tierra natal, aparecía a los ojos de sus contemporáneos, y no sólo de los polacos, como un héroe rodeado de un halo de gloria. Y esta quedó la imagen, entre la posteridad, también por la actitud de independencia orgullosa, aunque inactiva, de sus últimos años

Por cierto, ¿Sabías que el pico más alto de Australia lleva el nombre de Kosciuszko? Además de existir más de una docena de monumentos en varias ciudades de EE.UU., pero por lo que se ve en esta última imagen, todavía hay muchos que no saben quién fue este hombre que en los albores del siglo XVIII luchó porque todos los hombres fuesen iguales.

Ah por cierto, lo de “bielorruso, estadounidense, polaco y lituano” lo explico:

  • Bielorruso porque su pueblo natal está actualmente en la región de Brest, en Bielorrusia
  • Estadounidense, porque se le dió la nacionalidad como reconocimiento a su labor allí
  • Polaco por haber nacido en el Reino de Polonia y siempre estar identificado con el pueblo polaco
  • Lituano, porque en sus cartas se definía como tal, porque su pueblo y su familia pertenecía al Gran Ducado de Lituania.
Kościuszko
Casa natal de Kościuszko.

Stravos H.A.

Historiador especializado en Historia Militar eslava.

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