El sitio de Sagunto

El conocido como “sitio de Sagunto” fue un enfrentamiento militar que tuvo lugar en el año 219 a.C. entre los cartagineses, al mando de Aníbal Barca, y los saguntinos, aliados de Roma. Ocurrió cerca de la moderna ciudad homónima, en la provincia de Valencia.

La batalla se recuerda, principalmente, porque desencadenó una de las guerras más importantes de la antigüedad: la Segunda Guerra Púnica.

El tratado del Ebro

Es importante conocer este tratado, acordado en el 226 a.C. firmado por Asdrúbal, el cual recordaron en varias ocasiones los diplomáticos de Roma en Cartagonova al mismísimo Aníbal. Cartago no se extendería al norte de lo pactado y Roma haría lo mismo hacia el sur.

No obstante, el Ebro, denominado Iberus entonces, nace en el noroeste peninsular y, tras recorrer unos 1000 kilómetros desemboca en el Mediterráneo, a 160 km al norte de Sagunto. De manera que, según el Tratado, la ciudad quedaba lejos del “protectorado” romano.

 Las cosas estaban así y era notorio que los saguntinos ya se habían aliado con los romanos muy anteriormente a la época de Aníbal.

He aquí la máxima prueba de ello, reconocida por los mismos cartagineses: cuando los saguntinos se pelearon entre ellos, no se dirigieron a los cartagineses, a pesar de que los tenían muy cerca y disponían ya de los asuntos de España, sino a los romanos, y gracias a ellos enderezaron su situación política.

Polibio (3,30,1-2)

Numerosos historiadores, basados en las tesis de Jerome Carcopino, tras analizar al detalle el tratado y hechos posteriores, han deducido que posiblemente la frontera fluvial del tratado podría haber sido el río Júcar, puesto que Sagunto estaba situada a 60 km al norte de su desembocadura. “Exculpando” así a Roma de haber empezado una guerra sin motivo legal aparente.

Tampoco se puede descartar la idea de que, en el tratado, la frontera límite fuese el Iberus y la demarcación de una “zona neutral” estuviese delimitada entre el Júcar y el Ebro, dentro de la cual estaba Sagunto. Fuera como fuese, la ciudad, era aliada de Roma (desde el 226 a.C.) y como tal, la República le debía ayuda militar en caso de que la necesitase. Aunque quedase su territorio fuera del tratado con Cartago.

Aníbal llega al poder

Aníbal, nombrado comandante supremo de Iberia en el 221 a.C. a la edad de 26 años, tras la muerte de Asdrúbal. Pasó dos años consolidando el dominio cartaginés en la península ibérica, atacó a los Ocaldes (en la Meseta Central) ampliando su poder hasta el río Tajo.

En el año 220 a.C. se enfrentó a los Vacceos logrando un importante botín tras el saqueo de sus principales ciudades (Helmántica y Arbocala). Finalmente, las tribus atacadas por el general cartaginés se unieron bajo el liderazgo de los Carpetanos y se produjo una gran batalla junto al río Tajo (posiblemente en la zona de Driebes) que se saldó con la victoria de Aníbal.

En este momento de victorias y expansión cartaginesa por Hispania, Roma, procede a firmar una alianza con la ciudad de Sagunto, declarando la ciudad como protectora y amparándose en el tratado firmado en el año 241 a.C., por el cual no se podía atacar a una ciudad aliada. Otras fuentes afirman que el tratado Roma-Sagunto se firmó en el 223 a.C. situando este anterior al del Ebro, eliminando así la demanda cartaginesa de que aquel tratado no era legal, ya que el tratado del Ebro, como comentamos antes, situaba aquella ciudad en la zona de influencia y expansión de Cartago.

Es interesante saber que ni Tito Livio ni Paulo Orosio logran definir concretamente en qué consistía el tratado Roma-Sagunto. Investigaciones posteriores aseguran que no era uno regular en la forma de un foedus o deditio, sino sólo una relación de jides o amicitia informal, que comportaba más una obligación moral que, propiamente, jurídica.

El asedio a Sagunto

Arse era el nombre original dado a la ciudad por sus fundadores íberos edetanos, si bien se conoció entre los griegos como Saigantha y posteriormente evolucionó a la ciudad romana de Saguntum.

Tomar Sagunto era esencial dentro del plan de Aníbal, además del desafío que supuso para él el tratado Sagunto-Roma. La ciudad era una de las más fuertes de la zona y podría suponer un problema para sus planes expansionistas si continuaba, en cierta forma, en manos de Roma. Además, era una ciudad rica y era consciente de que su saqueo podría suponer el pago de un gran ejército mercenario o algún que otro soborno político.

Durante el asedio, los cartagineses, sufrieron la mayoría de pérdidas debido a las potentes fortificaciones y la tenacidad de sus defensores, el propio Aníbal fue gravemente herido por una jabalina, y la lucha se detuvo durante unas semanas mientras se recuperaba.

Finalmente, las tropas de Aníbal, asaltaron y destruyeron las defensas de la ciudad una por una.

Las últimas defensa de Sagunto

Entre el 219 a.C. o finales del 218 a.C., tras ocho meses de asedio, las últimas defensas cayeron. Sagunto no pudo resistir el ataque de uno de los mejores ejércitos de la antigüedad.

Aníbal ofreció perdonar la vida a los saguntinos con la condición de que estuvieran “dispuestos a salir de Sagunto, desarmados, cada uno con dos prendas”. Según el relato del historiador del romanticismo Manuel Ibo Alfaro:

Cuando los saguntinos se convencieron de que sus aliados, los romanos, no les socorrían en aquel lamentable estado; tomaron una determinación desesperada. Encendieron una hoguera donde quemaron sus alhajas para que no las aprovecharan sus enemigos y los hombres de todas edades salieron y cargaron sobre el ejército cartaginés ocasionando en él una horrorosa mortandad.

Las mujeres miraban desde las murallas aquella terrible lucha y cuando se convencieron de que todos los suyos habían sucumbido bajo el acero de sus innumerables enemigos mataron á sus niños y ellas mismas se atravesaron con sus propias espadas.

Cuando Aníbal entró en Sagunto y presenció aquel horrendo, cuadro lejos de conmoverse a su vista montó en cólera salvaje y mandó matar á los prisioneros que tenia y algunos niños y ancianos que por casualidad se habían salvado de la mortandad común.

(…)  aunque la ciudad quedó convertida en ruinas, fué reedificada por Aníbal quien la hizo colonia cartaginesa.

Tras el asedio, ciertamente, se encontraron con una ciudad destruída y desolada que poco podía ofrecer más que gasto en su reconstrucción. Algo que disgustó enormemente a Aníbal que había gastado tiempo, recursos y casi pierde la vida en tomarla.

Siete años después, la ciudad será recuperada por los romanos.

¿Por qué Roma no envió auxilio?

Por supuesto, cuando Sagunto fue sitiada, los saguntinos enviaron emisarios a Roma en busca de ayuda. Pero esa ayuda nunca llegó. Tampoco llegó ninguna de las tribus cercanas a la ciudad, que según las fuentes “envidiaban a Sagunto por su prosperidad” y no se enfrentaron por ellos a Cartago.

Los romanos, a pesar de que llevaban semanas recibiendo información sobre las maniobras de Aníbal en Hispania, no hicieron nada. Esto pudo deberse al hecho de que las legiones estaban ocupadas en otros lugares, aunque más bien pudo haber sido un movimiento estratégico para provocar un casus belli contra Cartago.

Consecuencias

La destrucción de Sagunto fue utilizada por la propaganda romana para justificar una segunda guerra contra Cartago. Se produjo así el comienzo de la Segunda Guerra Púnica.

Legado

Numerosos autores a lo largo del tiempo han tratado y hablado sobre la caída de Sagunto. Desde los autores citados (Tito Livio, Polivio y Paulo Orosio) hasta la actualidad. Destacando el poema “Púnica” de Silius Italicus (s Id.C.) en el que cita a varios líderes y héroes saguntinos como Sicoris, Murrus o Theron), así como a una princesa guerrera libia que lucha por Cartago llamada Asbyte, obviamente muy pocos historiadores dan crédito a este poema como relato histórico.

En 1727, el dramaturgo inglés Philip Frowde se basó en el poema y en los personajes de Silius para escribir su tragedia titulada “La caída de Saguntum”.

Pero esto no termina ahí, y esto, aunque sea un poco friki, tengo que ponerlo: Ex Deo, una banda canadiense de Metal formada en el 2008 tiene una canción llamada Hispania (The Siege of Saguntum) de su álbum “The Immortal Wars”, os la dejo por aquí para que os quede buen sabor de boca tras este texto.