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Capitán Santiago Ramón y Cajal

Una breve reseña sobre la estancia del célebre científico español en la Isla de Cuba

Santiago Ramón y Cajal (1852-1934) es recordado principalmente por sus contribuciones a la neurociencia y la medicina, así como por su faceta como ensayista. Sin embargo, antes de dedicarse a estas áreas, Ramón y Cajal tuvo una carrera militar en la que sirvió como sanitario en la Guerra Carlista y, luego, capitán cirujano en la Guerra de Cuba. Su experiencia en la isla tuvo un fuerte impacto en su carrera profesional y personal, y moldeó su visión sobre la milicia y la administración pública.

Santiago Ramón y Cajal ejercito
Santiago Ramón y Cajal

De la Guerra Carlista a la de Cuba

En 1870, Santiago Ramón y Cajal se trasladó con su familia a Zaragoza para cursar la carrera de Medicina. Allí se dedicó con éxito a sus estudios universitarios y, tras licenciarse en Medicina en junio de 1873 a los veintiún años, fue llamado a filas en la llamada Quinta de Castelar, como muchos otros jóvenes de su generación, al servicio militar ordenado por el célebre político, que en aquel momento era presidente de la efímera Primera República.

Tras su ingreso en la milicia, Ramón y Cajal fue destinado al regimiento de Burgos en Lérida, donde tuvo la misión de defender los Llanos de Urgel de los ataques de los carlistas. Obtuvo el grado de médico segundo (teniente) tras superar las oposiciones al Cuerpo de Sanidad Militar, y más tarde fue destinado a Cuba con el grado de capitán, debido al ascenso militar que conllevaba el paso a Ultramar, una decisión motivada más por el deseo de aventura y de conocer otras latitudes exóticas. La literatura de aventuras y de viajes, a las que era aficionado, influyó a muy seguro en su decisión de unirse al cuerpo de Sanidad Militar de Ultramar.

Llegó a Cuba en 1874 y pronto descubrió que la isla no cumplía con las expectativas que había imaginado. La ausencia de la exuberante fauna y flora que se había imaginado, más los omnipresentes mosquitos propagadores del temido paludismo, consiguieron deshacer por completo el ideal romántico y aventurero de la isla que Ramón y Cajal se había formado. Además, su experiencia en el hospital de campaña de Vista Hermosa, una instalación insuficiente para acoger el gran número de soldados enfermos de paludismo y disentería, rodeado de fusiles, cartucheras, cajas de galletas y azúcar, botes de medicamentos y otros objetos, refleja la precariedad en la que se encontraban las tropas españolas en aquellos años. Por si fuera poco, el joven médico cayó enfermo y fue trasladado a la enfermería de San Isidro, aún más insalubre que la de Vistahermosa.

Buenas y malas experiencias

A pesar de las dificultades, Ramón y Cajal encontró la forma de seguir su vocación científica y continuar con sus estudios. Gracias a un microscopio que había conseguido, estudió las aguas estancadas para entender la causa del paludismo, que afectaba a muchos soldados. También montó un laboratorio fotográfico y construyó una biblioteca con cajones y latas vacías.

 

Durante su estancia en Cuba, Ramón y Cajal tuvo que lidiar con el caos administrativo, la incapacidad e inmoralidad de ciertos gobernantes y algunos mandos del ejército, que tenían la costumbre de sustraer para sí la comida y los recursos que faltaban a los enfermos y heridos. Estas experiencias amargas lo llevaron a solicitar la licencia para abandonar Cuba, atendida el 30 de mayo de 1875 tras ser diagnosticado de «caquexia palúdica grave» y declarado «inutilizado en campaña».

Santiago Ramón Cajal, capitán médico en Cuba, retratado por Izquierdo Vives en 1874. (Museo del Ejército de España).
Santiago Ramón Cajal, capitán médico en Cuba, retratado por Izquierdo Vives en 1874. (Museo del Ejército de España).

Impacto en su carrera

El testimonio de Santiago Ramón y Cajal sobre su experiencia en Cuba es una muestra de cómo el deseo de aventuras pueden influir en la elección de una profesión y en la toma de decisiones importantes. Sin embargo, la realidad que vivió en la isla fue muy diferente de las visiones luminosas que le habían llevado allí, así, aquella estancia en la isla tuvo un fuerte impacto en su carrera profesional y personal.

Tuvo que enfrentar la corrupción en la administración y el abuso de poder, lo que lo llevó a desarrollar un fuerte sentido de la ética y la responsabilidad social. También tuvo que enfrentar la enfermedad y la muerte en condiciones adversas, lo que lo llevó a desarrollar un profundo respeto por la vida y la salud.

Tras su regreso a España en junio de 1875, Ramón y Cajal tuvo que lidiar con la recuperación de la mitad de sus pagas atrasadas, lo que implicó sobornar al funcionario de turno. Sin embargo, parte de los ahorros de su estancia en Cuba le permitieron establecerse en Madrid y comenzar su carrera como médico. En 1877, obtuvo su doctorado y comenzó a trabajar como médico militar en Zaragoza.

Uniforme de capitán médico de Santiago Ramón y Cajal. Museo del Ejército.
Uniforme de capitán médico de Santiago Ramón y Cajal. Museo del Ejército.

ArquiteCultura

Una persona normal, historiador y periodista, pero normal a fin de cuentas.
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