En el invierno de 1899-1900, se descubrieron varios retratos de ricos greco-egipcios que fueron enterrados en Tebtunis, ahora Umm el-Breigat en la región de Fayum de Egipto. En una de las tumbas había un boceto dibujado con tiza, que representaba a una mujer que vivió hacia el siglo I ó III dC. Era un poco más grande que la pintura original que yacía a su lado. En el boceto, el artista o su maestro, escribió en griego: “pinta los ojos más suaves”.
Esta antigua crítica —“Pinta los ojos más suaves”— ahora es el título de la exposición temporal del Block Art Museum de Northwestern University en Evaston. En esta interesante exposición, además del boceto que hemos visto, hay seis retratos funerarios egipcios, uno de los cuales todavía está intacto sobre la momia.
Los restos de este período no son para nada similares a los de otros períodos egipcios. Los conocidos como “Retratos de El Fayum” están datados entre el siglo I dC. y el III. Los egipcios, mezcla ya de griegos y pertenecientes al Imperio Romano, tenían por entonces una nueva perspectiva sobre sus momias, y quizás sobre la muerte. Se realizaba un retrato del fallecido, cosa no vista hasta entonces, y este retrato, mediante vendajes, se adhería a la momia.
Estas pinturas —o más bien su técnica— serán las precursoras de otras imágenes en tabla del mundo antiguo y del medieval, como por ejemplo los iconos religiosos de tradición bizantina o también de la copta en Egipto. Tradición que aún hoy continúa.
Según Essi Rönkkö, comisario del proyecto del Block Art Museum, los arqueólogos que encontraron estas obras de arte separaron los retratos de las momias, ya que acordaron dejar a los muertos en su lugar, aunque los arqueólogos que les precedieron no opinaron lo mismo, de ahí que se conserve alguna momia completa. Se estima que hay alrededor de 900 retratos de esta índole en las colecciones de los mejores museos del mundo.
Se dice también que estos retratos representan imágenes del difunto en tránsito y que su importancia reside en esa especie de mirada ausente y ojos agrandados. De ahí la importancia a la hora de representar la mirada, que no sea frontal, que sea sugerente pero no ausente y que trate de expresar una plena paz interior, como si estuviesen a la vez aquí y allí. Recuerda… pinta los ojos más suaves.
Fuente: Universidad de Berkeley
