Al referirse al Capacete, el brigadier de caballería José María Marchesi en su Catálogo de la Real Armería (1849):
El Diccionario de la Academia consecuente en su modo vago de definir las armaduras de cabeza dice de esta lo mismo que de otras muchas; nada.
Por suerte, en la actualidad, el diccionario de la RAE ya incluye este término, aunque como no podía ser de otra manera para un diccionario de lengua, que no es enciclopédico, no dice mucho más que esto:
La RAE afirma que viene del francés. El caso es que relamente ese “cabasset” fracés proviente del español “cabeza” (castellano antiguo cabeça, y este del latín capitia) y se trata, según los expertos, de una creación de las fábricas de armas españolas.
En el siglo XVIII, estaba descrito en el diccionario publicado por Covarrubias (Tesoro de la lengua castellana) como sinónimo de morrión y celada, pero ciertamente no es lo mismo.
El capacete no tenia cresta ni visera, se aseguraba con un barbuquejo y a veces terminaba en punta, como el que perteneció a Fernando II El Católico que muchas veces se confunde con un morrión. Para no caer en esta confusión hay que fijarse en que la forma del capacete es más esférica y la parte superior más chata, recordemos que el morrion tiene una forma más cónica y sus alas son más alzadas y abarquilladas.
El capacete ha sido una prenda/defensa de cabeza muy usada por nuestra infantería entre los siglos XVI y XVII. Se fabricaban en varios puntos de España, pero la mejor fábrica era al parecer la de Calatayud.
Sobre las fábricas de armas y armeros de Calatayud recomendamos este trabajo:
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Moratín, en la octava 57 de su canto épico a las Naves de Cortés destruidas, también destacaba el origen bilbilitano como el más destacado:
De oro en bilbilitanos capacetes,
Garzotas entre blancos martinetes
