La exploración de la costa del futuro Canadá, por parte de los franceses, fue llevada a cabo por Jacques Cartier y luego por un noble llamado Jean-François de la Roque Roberval. De la Roque, muy amigo de Francisco I de Francia, se convirtió en 1541 en el primer teniente general de la Nueva Francia, nombre del Virreinato en el que se incluída la colonia de Canadá.
En 1542 partió hacia el Nuevo Mundo. Con él viajaba una pariente suya, mucho más joven, Marguerite de la Roque de Roberval. Se cree que De la Roque estaba enamorado de ella, aunque es más probable que sus planes matrimoniales se basaran en el deseo de acceder a las finanzas de la familia de la joven. En cualquier caso, Marguerite, no tenía el mínimo interés por él, sino por otro hombre mucho más joven perteneciente a la misma expedición (aunque se desconoce con certeza si pertenecía o no).
Abandonada en una Isla desierta
El rechazo de la joven hacia De la Roque, fue algo que el flamante Teniente General de la Nueva Francia consideró ofensivo e imperdonable.
Decidió entonces abandonar a Marguerite en una isla de las muchas que estaban cartografiando, concretamente en la “Isla de los Demonios” (o espíritus) dentro de un grupo de islotes conocidos hoy por la zona como las Islas de la Demoiselle, (en francés demoiselle significa “joven dama”). Concretamente, se cree que la isla es la que ahora se conoce como Isla Harringotn, frente al río Saint Paul.
Si ella muriera allí, algo que debería haber sucedido, él sería el heredero de su fortuna con la que pagaría sus numerosas deudas. Su moral calvinista le impedía asesinarla, asique decidió dejarla en la isla junto a su asistente, una anciana que había estado con ella desde niña. No dejaron víveres.
El tiempo en la Isla de los Demonios
Las mujeres sobrevivieron refugiándose en improvisadas cabañas y luego en una cueva, recolectando huevos de aves y alimentándose con moluscos.
Unos meses después apareció un hombre, se suele afirmar que era el amante de Marguerite, un marinero del barco de Cartier, que se había fugado para intentar rescatarla, aunque por lo que se ve, no tenía ningún plan. El hombre había traído rifles, pólvora y algo de comida. Con eso pudieron cazar y sobrevivir algo más de tiempo.
Marguerite se quedó embarazada, teniendo a su hija meses más tarde en la isla. Pero la vida para tres adultos y un bebé era cada vez más complicada en una isla desierta de civilización.
Muerte y supervivencia
Todas las mañanas hacían un fuego en la costa para llamar la atención de algún barco que pudiera rescatarlos, pero todo fue en vano. Uno por uno fueron muriendo, primero la pequeña recién nacida, luego el hombre y al poco su anciana acompañante; habían pasado dos años y medio desde que la habían abandonado en la isla.
Al final, Marguerite se quedó sola y vivió sin ayuda ni protección durante otros dos años. Todas las mañanas encendía un fuego, como le había enseñado su compañero. También se dedicó a la caza, según se dice llegó a cazar algún que otro oso.
El rescate de Marguerite
Cierto día, unos pescadores vieron el fuego en la orilla y Marguerite volvió a la civilización. Regresó a Europa, concretamente al puerto de la Rochelle, donde se convirtió en una verdadera celebridad. Pero no tanto por su aventura, sino porque la reina Margarita de Navarra, una de las escritoras más famosas de su tiempo, escribió su historia y la incluyó en su famoso Heptamerón (historia LXVII). Desde entonces su historia ha sido escrita muchas más veces y nunca ha caído en el olvido.
