Edad ModernaHistoria Militar

La “revolución ibérica” de las armaduras samurái en tiempos del Shogún Tokugawa

La "nueva tecnología" fue introducida en Japón principalmente por los portugueses

Según las crónicas fue el portugués Fernão Mendes Pinto —tras su viaje a través de Sumatra, Malasia, Siam (actual Tailandia), China y la Cochinchina (Vietnam)— el primer europeo que pisó suelo nipón entre 1542 y 1543.

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Portugueses en Japón, ilustración siglo XVII

Los primeros europeos en Japón

Se dice que Mendes puso rumbo a Japón por informaciones que podría haber recibido de manos de dos comerciantes portugueses, Antonio da Mota y Francisco Zeimoto, siendo estos los primeros en llegar a Japón, aunque no está confirmado.

El caso es que los portugueses atracaron en Japón a mediados del siglo XVI. Tras establecer contacto con aquel lejano país un fugitivo japonés llamado Anjiro se enroló en la nao portuguesa en su viaje de regreso. Este japonés es presentado al jesuita navarro San Francisco Javier que años después (1549) partirá hacia Japón en misión evangelizadora junto a otros misioneros, algo que traerá de cabeza a Tokugawa que, casi 20 años después de la llegada de las misiones con miles de conversos, trataba de unificar Japón bajo su mandato y veía en los cristianos una amenaza.

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Japón en el Período Azuchi-Momoyama (1593-1603)

Siendo ya Tokugawa Ieyasu shogún, máxima autoridad política y militar del Japón, un barco holandés atracaba en la prefectura de Ōita, al sur. La tripulación del barco fue acusada por los jesuitas de piratería y todos fueron capturados.

William Adams, un inteligente “pirata” británico que había navegado junto a Francis Drake, convenció en uno de aquellos interrogatorios al mismísimo shogún de que le perdonase la vida a cambio de información sobre tecnologías de navegación que traía consigo del viejo continente. Así, tras fabricar para Tokugawa un barco a vela al estilo occidental se convirtió en asesor del shogún y llegará a ser el encargado de gestionar los asentamientos comerciales ingleses y holandeses años después.

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Monumento a William Adams en el lugar donde estaba su antigua casa en Anjin-chō, hoy Nihonbashi Muromachi 1-10-8, Tokio

El periodo Namban, la estancia de “los bárbaros del sur”

El periodo desde la llegada de los portugueses, alrededor de 1549, hasta la expulsión de los extranjeros en 1637/1641 se denominó Namban (término que significa “los bárbaros del sur“).

Durante el Periodo Namban no sólo la religión cristiana —extranjera— penetró en Japón, conviviendo con las propias niponas, sino que el comercio fue muy fluido, especialmente con el arte y las armas europeas, estás últimas de una potencia jamás vista en la Isla. Llamaron su atención los arcabuces y, como no, las formas de defenderse de ellos, las corazas de placas “anti bala” y los diseños traídos de Europa.

El armamento europeo, especialmente las armas de fuego, revolucionaron el arte de la guerra japonés así como hizo crecer su agresividad.

El término Namban (o Nanban) habitualmente se utiliza para denominar tanto a los europeos (especialmente a los comerciantes portugueses y misioneros españoles) como a las obras de arte llevadas a Japón por ellos y las piezas en las que su influencia es palpable.

Como la fabricación de armamento era un arte, armaduras y armas de influencia —o procedencia— europea también reciben la denominación de Nanban Dogusoku.

Armadura Nanban Dogusoku.

Lar armaduras desarrolladas en el Japón Namban se inspiraron en los modelos occidentales, incluso muchas incluían piezas importadas desde Europa. El guerrero más importante de todo el País del sol Naciente, el mencionado Tokugawa Ieyasu tuvo varias, incluso vistió una durante la batalla más importante de su era: La de Sekigahara.

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Pintura del periodo Edo sobre la batalla.

La revolución armamentística del Japón

Las antiguas armaduras samurái se volvieron pesadas; las katanas y los yumi (arco) fueron perdiendo importancia dando paso a las alabardas, mosquetes y arcabuces. El ejército japonés se transformó, la forma de combate varió. Las tradicionales cargas a caballo con los samurái en cabeza tuvieron que evitarse para no caer bajo el fuego del nuevo armamento. Una bala disparada por un campesino inexperto eran más efectiva que un guerrero veterano con su katana, el alma del samurái.

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Pintura del periodo Edo sobre la batalla. (detalle en el que se observa el uso de armas de fuego)

Los samurái se convirtieron entonces en la metáfora del Japón, el choque de la modernidad con lo tradicional.

Y si el alma era la katana, sus armaduras eran corazón del guerrero. Unas armaduras que habían evolucionado con años de tradiciones y que estaban pensadas para destacar en la batalla, incluso a grandes distancias, para que todo el mundo supiera quién era; de esta forma las hazañas en las que participase o las muertes de enemigos que lograse podían serle fácilmente atribuidas. Tuvieron que adaptarse a los nuevos tiempos y para ello recurrieron a los diseños que portugueses y españoles traían consigo.

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réplica de armadura namban

Algunos ejemplos Namban:

Morrión como Kabuto (casco)

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Morrión de fabricación italiana adaptado como kabuto ( siglo XVI)

Armadura samurai

Los armeros japoneses modificaron el modelo conocido por las armaduras de placa europeas, que podían resistir el impacto de un arma de fuego. Aquí una con impactos de bala.

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Armadura samurái con diseño europeo e impactos de bala

Justo antes de la decisiva Batalla de Sekigahara, el shogun Tokugawa repartió armaduras Namban entre sus samurái. La victoria del “Ejército del Este” de Ieyasu le mereció pasar a la historia como “El último de los grandes unificadores de Japón”. Además de despejarle el camino para que obtuviera el título de shōgun. 

Cuentan las leyendas que, al terminar la batalla, Tokugawa se sacó la armadura cayendo al suelo más de 20 balas que habían sido detenidas por su coraza de placas.

Lo que ya no es leyenda, es que prácticamente a partir de aquella batalla se establecería el shogunato Tokugawa, el último de la historia y el cual duraría más de 250 años. Las armaduras y modificaciones Namban fueron utilizadas también por los aliados de Tokugawa como el daimdaiyō Oda Nobunaga.

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Armadura expuesta en el museo de Nobunaga en Azuchi. Con casco y gola portuguesas
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kabuto con forma de sombrero portugués.
Museo de historia de Kawagoe

Aleaciones de metal para las espadas

El metal de origen europeo fue muy cotizado para la fabricación de guardas que se añadían a las espadas japonesas. Se pueden encontrar numerosas muestras y ejemplos de este “sincretismo” de los armeros.

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O-Wakizashi del periodo Edo, cuya guarda está fabricada con acero español.
Higo no Kuni (prefectura de Kumamoto)

Agradecimientos: Jonathan López-Vera de historiajaponesa.com por sus buenísimas observaciones y correcciones.

Fuentes:

Institutos Nacionales de Patrimonio Cultural de Japón

Museo Nacional de Tokio: http://www.tnm.jp

The Silk Road Encyclopedia Escrito por Su-il Jeong

El Predicador evangélico, Números 57-64 (1958)

Miguel Ángel Ferreiro

Militar de carrera, autor de "La Segunda Columna" (Ed.Edaf), director de este proyecto e Historiador del Arte (UNED). Entre África y Europa, como el Mediterráneo.
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