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La literatura esteticista de Juan Valera.

Una de la figuras representativas de la España Intelectual del siglo XIX.

Juan Valera y Alcalá-Galiano (Cabra, Córdoba, 1824- Madrid, 1905). Desempeñó cargos diplomáticos en Nápoles, Lisboa, Río de Janeiro, Dresde, San Petersburgo… fue diputado liberal, subsecretario de Estado en 1868, senador y senador vitalicio en 1881. Poseedor de una extraordinaria cultura. Hombre refinado, de gusto exquisito y profundamente hedonista, célebre también por sus aventuras amorosas.

Pepita Jiménez Juan Valera.
Don Juan Valera diplomático. Cuadro de Enrique Romero de Torres, 1891. Sala de profesores del Instituto de Cabra.

La fama de Juan Valera como escritor

Alcanzó la fama literaria, aunque tardía, escribiendo en prensa, donde polemizó y publicó artículos políticos, filosóficos, criticas, poesías y narraciones breves; y en los que también vieron la luz sus novelas. Opuesto al realismo y al naturalismo imperante, aboga por una literatura esteticista que embellezca y estilice la realidad, lo que conseguirá mediante una técnica pulcra y elegante en novelas como: Pepita Jiménez (1847), su obra maestra, en la que retrata con ironía el enfrentamiento entre el amor divino y el humano.

Lo mismo ocurre con sus publicaciones posteriores como: El comendador Mendoza (1857), Las ilusiones del doctor Faustino (1875), Pasarse de listo (1878), Doña Luz (1879), Juanita la Larga (1895), Genio y figura (1897) y Morsamor (1899), singular recreación del mito fáustico con tintes autobiográficos. Su producción como ensayista está recogida en Estudios críticos sobre literatura, política y costumbres (1864), Disertaciones y juicios literarios (1878), Nuevos estudios críticos (1888), Cartas americanas (1889), La metafísica y la poesía (1891), Ecos argentinos (1901), El superhombre y otras novedades (1903) y Terapéutica social (1905). También alcanzó una alta calidad en el cuento, particularmente en el relato filosófico a la manera de Voltaire: El pájaro verde (1860) y La buena fama (1894). Fue miembro de la Real Academia Española desde 1861.

Juan Valera
Monumento a Juan Valera, Madrid (wikimedia)

Juan Valera tiene cierta influencia costumbrista y también idealista. A pesar del poco aprecio que sintió Valera por el género narrativo, es en el que más éxitos obtuvo, y en el que nos ha dejado lo mejor de su obra. Comienza muy tarde su carrera como novelista caracterizada por dos épocas de intensa producción con un largo silencio de quince años entre ambas.

La obra novelesca de Valera gira en torno al tema de las ilusiones perdidas, ya sea en la búsqueda del amor ideal, el cual conduce al desengaño o a la aceptación nostálgica de la realidad cuyo fin es el suicidio o el desengaño trascendente.

El fracaso de estas ilusiones se origina en su excesiva ambición. Estas son desmesuradas que exigen de la vida lo que esta no puede dar. Aunque hay ilusiones humanas que no son ideales ni imposibles y que se consiguen en este mundo y dan felicidad. Son realizables y que se centran en el amor, están solo permitidas a ciertas mujeres, es decir, permitidas a seres sin anhelos que se realizan por y para el amor. Este es el caso de Pepita Jiménez, una obra que es considerada por los críticos como su obra maestra, caso que será también el de Juanita la Larga.

Las novelas de Valera están protagonizadas por personajes femeninos, libres e independientes, con un amor apasionado y con una firme decisión de conquista y poder sobre el hombre, como Pepita y Juanita. En otros casos aspiran, como la mayoría de los personajes masculinos, a un ideal y son víctimas de este deseo imposible como pasa con Doña Luz.

En su primera novela, Pepita Jiménez, Valera presenta la seducción del joven seminarista don Luis de Vargas por una viuda de veinte años. Es una historia que acaba en final feliz, en la que no plantea propiamente la disyuntiva entre el amor de Dios y amor humano, sino que recurre a la individualización de esta dicotomía, a la casuística. El amor divino que inspira a don Luis de Vargas no es tal, sino insolencia y obsesión por lo que su derrota ante el amor de Pepita no significa una derrota ideológica sino un caso individual de fracaso por la falsa vocación sacerdotal del personaje.

Aunque hay semejanzas superficiales entre Pepita Jiménez y Doña Luz, en el fondo son libros muy distintos: Pepita es sencilla, sensual, cariñosa, mientras que Doña Luz es fría, reservada, tanto que en el libro se desprende en este personaje un sentido misterioso, también es intelectual. En Pepita el amor a Dios personificado en el Niño Jesús y el amor de doña Luz hacia su Cristo muerto es una mezcla entre lo morboso y lo sensual y por otro la devoción religiosa.

Pepita Jiménez Juan Valera.
Ilustración del siglo XIX para una edición de Pepita Jiménez.

En la obra de Doña Luz sin embargo se desprende otra concepción diferente a esa armonía que encontramos en Pepita Jiménez. Muestra la imposibilidad de la armonía, en el amor, entre carne y espíritu y la única solución ante esto para Valera es el platonismo místico del que está en contra. Para Valera el amor entre hombre y mujer es una cosa natural y buena y el instinto sexual que está guiado por el alma racional, es lo que forma los cimientos de la civilización.

Tras varios años de silencio, Valera escribe Juanita la Larga, obra que marca la continuación del primer periodo del novelista. Es considerada su segunda mejor obra, después de Pepita Jiménez y considerada pues como el último idilio clásico de la literatura española.

Pepita Jiménez Juan Valera.
Portada de la obra de Juan Valera, Juanita la Larga, Madrid, 1899.

Como en las otras novelas el tema de esta es un caso de amor en el cual los protagonistas se llevan casi cuarenta años y que, al contrario de sus otras historias sobre el amor y la diferencia de edades (el viejo y la niña), acaba igual que en la primera obra citada anteriormente, en boda e idilio eterno.

A diferencia de la protagonista de Pepita Jiménez, Juanita es una joven bellísima, orgullosa, enamorada y decidida a luchar por su amor pero pobre, no como Pepita que hereda una buena fortuna. Juanita es un personaje que no solo lucha por su amor sino por conseguir el respeto del pueblo ya que era proveniente de un nacimiento ilegítimo. Juanita a través de sus virtudes y lucha, consigue el ascenso social a través de un matrimonio ventajoso pero por amor.

En conclusión vemos cómo estas obras tienen un cierto parecido y donde Valera enmarca el perfil de la mujer y su conflicto interno. El tema de la mujer pues, es en esta época un tema que está muy presente como se ve por ejemplo en la obra de Emilia Pardo Bazán, cuyo personaje principal es femenino. Son mujeres carentes de un núcleo familiar tradicional. Quizás se vea la “modernidad” para aquella época de la mujer, pero sin dejar a un lado lo tradicional y conservador.

Juan Valera Pepita Jimenez
Cuartilla autógrafa de un artículo inédito de don Juan Valera titulado «De la poesía española en esta última época».

En algunas de sus obras hay características que lo relacionan en cierto modo con esa actitud crítica hacia los clérigos. Pocos son los personajes en la obra de Valera que no se ilusionan a veces. Y las desilusiones que sufren pueden ser dañosas. Este tipo de deseos que se reflejan en la obra de Valera, pueden ser peligrosas y llevar a la desilusión. Por lo que podemos hablar de una dicotomía que se da entre la amistad más tierna y exclusiva y el amor más puro y sublime. Seguido a esto viene un punto de crisis psicológica en cuanto a los personajes.

Las obras de Valera que tratan la cuestión religiosa son siempre en relación a la conciencia de los personajes. Quizás el mejor ideal que propuso Valera fue su propia persona, superior según dicen, a su obra, en la que supo unir el escepticismo crítico con el disfrute profundo de la vida y del amor. Valera intenta adornar esa realidad novelesca. También encontramos el concepto del orgullo en los personajes y esa ironía. En sus novelas se ve una tensión entre la búsqueda de la belleza posible y el rechazo de la idealización imposible.

Fuentes:

PALACIOS FERNÁNDEZ,  Emilio, Historia de la literatura española e hispanoamericana, Vol. 5. Ed. Ediciones Orgaz, S.A., Madrid, 1980.

VALERA, Juan, Doña Luz, Ed. Espasa Calpe, col. Austral 1990

VALERA, Juan, Juanita la Larga, Ed. Castalia, 1985.

VALERA, Juan, Pepita Jiménez, Ed. Cátedra, 1991.

_Ana Isabel Pernil

Licenciada en Filología Hispánica y docente. Defensora del buen uso de la escritura y amante de la Literatura. No me gusta la hipocresía.
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