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Juan Gómez de Mora

Construyendo un Imperio

Sí, me gusta la arquitectura y no soy arquitecto. Disfruto del urbanismo y no soy ingeniero. También ¡y ojo aquí! me encanta la historia y no soy historiador. Pero me gusta contar lo que veo a mi alrededor, y de igual modo, no me resisto a compartir lo que sé si con ello aprendo más. 

Decía Cervantes que quien lee mucho y anda mucho, ve mucho y sabe mucho. Bueno pues, desde luego, que, ni en cuatro vidas, seré yo un sabio. Pero como sí me gusta pasear (y bastante) por un Madrid de reyes, nobles, hidalgos, pícaros y demás gentes de aquellos “siglos de oro” me voy a permitir hablaros brevemente de Juan Gómez de Mora quizá, el mejor “decorador” para tan sugestivo reparto.

¿Quién era Juan Gómez de Mora?

El bueno de Mora llegó a este mundo en mayo de 1586. Lo hizo en Cuenca, que allá por el último tercio del siglo XVI gozaba de una muy buena salud demográfica gracias a sus industrias textiles y papelera. Era el segundo de una prole de cinco hermanos y sus padres eran Juan Gómez (excelente pintor) y Francisca de Mora, la cual pertenecía  a una saga de arquitectos con una más que merecida fama.

juan gomez de mora dibujo
Fuente de la Plaza de la Cebada de Madrid. Juan Gómez de Mora, 1616 (BNE)

El buen hacer en el trabajo por parte de sus progenitores, sumado al hecho del prestigio que ya tenía Francisco, hermano de su madre, que llevaba ya un tiempo desarrollando su actividad en Madrid, propició el traslado de la familia a la Villa y Corte en 1590.

Juan Gómez de Mora en Madrid

Madrid, cuasi Babilonia Imperial, bullía de energía. Reinaba “El Prudente”, o sea, Felipe II. En las corralas… pues lo de siempre; aparte de marujeos varios, eje de la cotidianidad, pues que si el Gobierno andaba poco fino con la Hacienda, que si a ver cuándo se vuelven a tener mejores cosechas, que cómo iban los reñideros exteriores de la Monarquía, qué menudo fresco para ser últimos de mayo, que cómo resonaba aún el tortazo de la Contra-Armada en La Coruña y, bueno, cosillas así.

Pero volvamos al intríngulis, el padre del figura que aquí nos ocupa, entró a trabajar para el Rey como pintor de Cámara y ¡ojo! que por ese puesto habían pasado cracks como Sánchez Coello o Fernández de Navarrete, sin contar con otros pintores retratistas del Monarca como Antonio Moro, Sofonisba Anguissola, Pantoja de la Cruz, etc., total, que Juan Gómez entró de lleno en El Escorial y, por ende, en su inigualable órbita de poder.

Así las cosas, Juan (hijo) creció en las estancias sanlorentinas, admirando arte y, por supuesto, artistas. Sin embargo, siete años más tarde, en noviembre de 1597, su padre fallecía después de estar arrastrando una dolencia a la que el mismísimo Rey intentó siempre poner mejor remedio, tratándola con los más insignes médicos de la Corte.

La arquitectura y Gómez de Mora

Juan GÓMEZ DE MORA
Casa de D. Antonio de Pedrosa en la Calle de los Ángeles. Juan GÓMEZ DE MORA. 1623 (memoriademadrid.es)

Tras este episodio, el joven Juan se trasladó al centro de la Villa junto con su madre y sus hermanos. Se instalaron en una casa muy cercana a la de Francisco, el hermano de su madre y a la sazón tío de Juan. Francisco, que era el Arquitecto Mayor de la Corte, se convertiría en su gran protector y maestro. Mientras Juan crecía siendo su ayudante en arquitectura, compaginaba todo su empirismo con el conocimiento en matemáticas aplicadas que la escuela que había abierto sus puertas en Madrid, auspiciada por Juan Herrera y el propio Felipe II brindaba a alumnos como el joven Mora.

Juan despuntó muy pronto, pues había demostrado ser un excelente trazador. Felipe III, contando el primero con 25 años y habiendo fallecido su tío en 1610, le nombra Arquitecto Mayor de Obras Reales, heredando así el título que había ostentado su tío. 

Reforma de la fachada del Real Alcázar de Madrid

Sus primeras intervenciones urbanas fueron obras de muy fortísima impronta. Quizá, la más potente (aunque ahora olvidada debido al incendio que lo devastó) fue la remodelación exterior y otros añadidos del Real Alcázar, edificio del que Gómez de Mora borró cualquier atisbo medieval para terminar de transformarlo en el centro nuclear de los Habsburgo dentro de la capital. Recordemos: un edificio que nació con clara vocación defensiva y no tanto palacial, levantado en el siglo IX por el emir Muhammad I. 

juan gomez de mora alcazar
Maqueta del Real Alcázar de Madrid. Juan Gómez de Mora fue el encargado de la fase final de esta fachada hacia 1636.

 

La Plaza Mayor de Madrid

Y tras el gran prolegómeno del Alcázar, llega la obra más definitoria de Juan Gómez de Mora: la Plaza Mayor de Madrid. Mora, con un marcado estilo clasicista pero de rico ornato barroco acondicionó un espacio que ya venía estando en obras desde que Felipe II le ordenó a Herrera un plan para hacer de aquel espacio (en origen ¡un laguna que hubo que desecar!) un sitio funcional.

La reforma, en la cual se respetó la primigenia traza herreriana, aplicaba el principio “vitruviano” y aportaba un renovado aire de modernidad, buscando la total integración del conjunto y el hecho de que éste sirviera como espejo de prolongación al resto del tejido urbano. Así, la flamante plaza, aunque remozada posteriormente debido a un incendio en el siglo XVIII) quedaba inaugurada coincidiendo con la beatificación de San Isidro, el 15 de mayo de 1620.

“Planta y alzado de las cuatro fachadas de la Plaza Mayor, con indicación de los dueños y vecinos” por Juan Gómez de Mora. 1636 (memoriademadrid.es)

A todo esto, seis años antes, Juan se había casado con Inés Sarmiento de la Concha, que era viuda del contador real Alonso Gutiérrez de Aguilar. Apuntado esto, que no por se un dato de salsa rosa es menos importante, aportemos otras obras donde también intervino Mora, bien como arquitecto o bien como ingeniero. 

Otras reformas de importancia

En años verdaderamente febriles reorganizó: la plaza de la Cebada, la de Santa Cruz, la de San Miguel, la de Santo Domingo… ¡Y esto solo en el centro! En Alcalá de Henares, el Colegio de Málaga y el convento de San Bernardo. En Salamanca, la majestuosa Clerecía, en Zamora, La Encarnación (en Madrid) y, en lo que concierne a los palacios regios, no se puede obviar su gran obra para el Panteón de los Reyes de San Lorenzo de El Escorial.

En 1621, fallecía el tercero de los felipes. Entraba a gobernar, pues, “el Rey Planeta”, Felipe IV. ¿Y qué pasó entonces con Mora? Pues nada, que siguió construyendo. ¡A lo suyo, oiga!

Gómez de Mora
Proyecto para el Oratorio de la Reina Isabel de Borbón en el Alcázar de Madrid por Gómez de Mora (BNE)

De este periodo, en el que Juan Gómez de Mora realizó incontables trabajos en viviendas civiles, datan obras como la Cárcel de Corte (actual Ministerio de Exteriores y Cooperación), la cerca de Felipe IV (intervención en desaparecida muralla de la ciudad) o la traza general del antiguo Ayuntamiento de la Capital (Casa de la Villa), obra finalizada por José de Villareal, quien será su mejor discípulo y futuro continuador del desarrollo arquitectónico civil de Madrid.

Si duda, un período áureo del urbanismo en la capital de los Austrias, pero cierto es también (y no hay que olvidarlo) que, coincidiendo con ese frenesí constructivo, a Mora le crecía por la espalda la animadversión que hacia su personal estilo e influencia en la Corte desarrolló el Conde-Duque de Olivares.

gomez de mora Casa de la Villa
Casa de la Villa, proyectada por Juan Gómez de Mora en 1644

No obstante, antes de que el valido le hiciera caer en desgracia, el bueno de Juan, enfermo desde hacía ya cuatro años, moría en 1648.

Se marchaba Gómez de Mora, así dejando una huella indeleble en el tiempo gracias a su técnica, gusto y pensamiento a la hora de edificar construcciones imponentemente sobrias, de un tamiz tardo-clasicista heredado de Juan de Herrera pero, a la vez, de formas desahogadas e innovadoras en una capital que, con él sí logró proyectar imagen de un Imperio en donde, entre ladrillo rojizos, cubiertas de pizarra y granito, seguía sin ponerse el sol.

Fuentes utilizadas:
La casa de Austria y la Monarquía de Madrid:  Manuel Lacarta / ed La Librería.Madrid: una ciudad para un Imperio Francisco José Gómez Fernández  / ed La LibreríaJuan Gómez de Mora: entrada de la web de la Real Academia de la Historia /Virginia Tovar Martín

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