La controvertida historia de los rohingya

La actual Myanmar, antes Birmania, es un foco de etnias y culturas distintas, el gobierno tiene reconocidas 135, pero se conocen que existen muchas más, entre ellas, los rohingyas, una etnia en peligro de extinción.

Los rohingyas son un pueblo formado por casi un millón de personas que habitan en la zona norte del estado de Rakhine, conocido anteriormente como Arakán, muy cerca de la frontera con el país vecino, Bangladesh. Existen numerosas diferencias entre esta etnia y las demás, pero quizás la que más pese sea la religión, ya que en Myanmar el 90% de la población es budista y los rohingyas son musulmanes.

¿Cómo llegaron los rohingyas a Myanmar?

Sobre este pueblo pesan leyendas e historias sin acabar y ello les supone vivir en una constante tierra de nadie. La historia se ve enfrentada por los historiadores y expertos, que tienen ideas contradictorias. Según expertos en materia rohingyá, entre ellos Jasmine Chia, se asegura que los primeros asentamientos musulmanes en Arakán datan del siglo VII d.C., que continuaron viviendo en la zona hasta el siglo IX d.C y que se asientan definitivamente en el siglo XV, formando una comunidad tal cuál, que llegaría hasta nuestros días. La historia nos cuenta que unos comerciantes árabes llegaron a la zona y se instalaron.

Pero los historiadores locales de Rakáin afirman que los rohingyá no llevan tanto tiempo en Myanmar. Datan su asentamiento a principios del siglo XIX, cuando Birmania era una provincia más de la India con la colonia británica y el tránsito de personas se consideraba migración interna.

Aseguran que eran una comunidad asentada en el país vecino, Bangladesh, y que su verdadero origen se encuentra allí, que se asentaron en Rakáin emigrando en busca del trabajo que generaban los ingleses.

Y tras las frecuentes disputas por su origen, que ni uno ni otros dudan, la verdad ha quedado enfangada y desconocida, y actualmente el pueblo rohingya es apátrida y considerado ‘advenedizos’ por el gobierno de Myanmar.

Los rohingya durante el Imperio Británico

Siguiendo la estela de muchos investigadores, como Aye Chan de Kanda University of International Studies (Japón), la versión oficial dice que esta comunidad musulmana se situó en Rakáin tras la Primera Guerra Anglo-Birmana, sobre 1827, que ocasionó el control británico de Birmania. El Imperio Británica otorgaba más libertad de religión y cultura y por ello era habitual que las comunidades de distinta etnia conviviesen en paz en territorios plagados de un crisol de ideas religiosas.

Aunque sobre este pueblo con dos historias siempre hay una segunda voz, en este caso el historiador Jacques P. Leider de la École française d’Extrême-Orient (Francia y Rangún, Myanmar) ha encontrado evidencias del uso del término rohingyas por un médico inglés a finales del XVIII, unos 50 años antes de dónde lo sitúa la experta Chan. Por lo que, podría suponerse que —asentados o no— la etnia ya existía para entonces.

Durante II Guerra Mundial

En este punto de la historia puede decirse que se torció la relación. En primer lugar, los japoneses quieren invadir Birmania, la zona de Arakán, y el Imperio Británico arma a los “Chittagonians” (actualmente los rohingyas, llamados así por la procedencia bangladesha de los musulmanes) para que luchen contra los japoneses, pero éstos, a los que denominaron la ‘Volunteer Force’, emplearon las armas y lo aprendido en quemar pagodas y monasterios.

Uno de los motivos de este feo episodio es llevar a cabo la construcción de Dar al-Islam en Birmania. Todo comienza cuando un grupo de jóvenes educados funda el partido Jami-a-tul Ulema- e Islam, cuyo casi único precepto era la religión. Ellos fueron los impulsores de la anterior utilización de la violencia hacia los budistas.

Aún así, llegado el momento, lucharon contra los japoneses para defender la ribera oriental del río Naaf, sus caseríos y terrenos, y en 1944 hicieron retroceder a los japoneses y los británicos los elogiaron.

Independencia de Birmania

Cuando Birmania se independiza del Imperio Británico, tras la rebelión del padre de la actual presidenta y Premio Nobel, todo se tuerce más. Rebeliones, apropiación de casas, peticiones al gobierno no oídas y castigadas con más quemas de tierras y monasterios. En el 46 forman el partido MLO —luego tomaría otro nombre— que pide al gobierno ser reconocidos como la comunidad musulmana de Birmania, a lo que este hace oídos sordos.

En 1962 comienza el golpe de estado, lo que provoca más violencia hacia este pueblo. No considerándolo como tal desde entonces y comenzando a ser más intensas sus protestas. Ya en el 71 su denominación va cambiando, dejan de ser “Chittagonians” para ser rohingyas. En el 78 se llevó a cabo una operación gubernamental birmana para expulsarlos, más de 200.000 mil personas fueron expulsadas de sus hogares y eso dio comienzo al éxodo y extinción de esta etnia.

Han nacido partidos y organizaciones que apoyan su estancia en Myanmar, tienen apoyo internacional, han formado asociaciones paramilitares para defenderse y el gobierno de su país sigue sin reconocerlos, sin dejarlos viajar y sin otorgarles derechos humanos básicos.

En la actualidad

Son un pueblo, una etnia, una comunidad religiosa distinta en un país que no los quiere allí, que les llega hacer la vida imposible y que no olvida que un día quemaron sus templos. Existe actualmente una situación irreconciliable que les lleva a cruzar el río que una vez defendieron hasta otro país, Bangladesh, que tampoco puede hacer mucho por ello, y los hacina en campos de refugiados.

Son muchas las organizaciones que les ofrecen ayuda humanitaria, aunque nada es concluyente, su origen difuso, sus actuaciones del pasado, la guerrilla y el éxodo los asila y no los deja avanzar.