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La conflictiva nobleza hispana en la Edad Media

Las guerras privadas en la Edad Media peninsular

Entre las casas nobles que formaban parte de los reinos medievales, de lo que hoy es España, existieron una serie de conflictos a pequeña escala, algunos más conocidos que otros.

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Cuadro ‘La pacificación de los bandos oñacino y gamboino ante el corregidor Gonzalo Moro en 1394’. Jose Echenagusia (Museo de Bellas Artes de Álava)

Las guerras de Bizkaia, llamadas Guerras Banderizas, fueron guerras entre dos facciones nobiliarias (oñacinos y gamboínos) que se prolongaron durante décadas.

Se basaron más o menos en chevauchées y otras acciones similares, y eventualmente involucraron a casi todas las familias nobles relevantes de la región. Finalmente intervino la Corona de Castilla por el quebranto que suponían a la paz y a la economía del señorío de Vizcaya.

En las últimas décadas del siglo XV se produjo una larga guerra entre el duque de Medina Sidonia y el marqués de Cádiz (Rodrigo Ponce de León) por la posesión de las almadrabas de Cádiz y Rota, que acabó con la firma del acuerdo de paz entre ambos en 1472, en el cual se emplean términos como “guerras”, y es que la situación llegó a ser de gran violencia por ambas partes, con grandes reuniones de tropas, incendios, estragos, y robos.

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detalle de las Almadrabas de Cádiz

Gonzalo Fernández de Oviedo, en sus Batallas y Quinquagenas, habla frecuentemente sobre las guerras y conflictos entre diferentes nobles, y da un relato particular sobre el caso de Juan Núñez de Prado y las guerras contra sus enemigos los Vargas, que merece la pena por lo jocoso del capitán Juan Núñez.

Deciros he lo que he oydo a caballeros de aquella tierra reyéndose de eso, e de la conciencia e devoción de este caballero. Y dicen que pasó desta manera.

Como el capitán Juan Núñez competía con los Vargas, siguióse que estando en una torre de una dehesa o heredamiento suyo con cinco o seis de cavallo, vínole a avisar un escudero suyo a matacavallo, e a decirle venían veinte a cavallo o más del bando de los Vargas para le matar o se onrar dél; por tanto que se apercibiese e se pusiese en cobro.

El cual dijo a un hijo suyo que allí estaba: “Hijo, ¿qué os parece que debemos hacer?”.

El mancebo le respondió e dixo: “Señor, ahí está ese capellán de vuestra merced. Parece que nos debemos confesar e después de confessados hacer lo que debemos como cavalleros.

El Juan Núñez riyó e dijo: “Hijo, muy despacio lo tomáis, pues ha más de veinte años que anda Dios por tomarme confesado. Abre esa puerta e salgamos al campo a ellos, que no me han de hallar a mí durmiendo”.

E luego cavalgó con su hijo e con esos pocos que tenía e pasó por medio de los que yban a buscarle, aunque les pesó, con la lanza en la mano, y aun con daño de los contrarios.

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Manifestación del rey don Enrique IV de Castilla al pueblo segoviano. GARCÍA MARTÍNEZ, JUAN ©Museo Nacional del Prado

Durante la época de Enrique IV de Castilla, hubo muchas pequeñas guerras entre nobles, o incluso nobles contra la Iglesia, obligando a la corona a intervenir en más de una instancia, como fue el caso cuando subió al trono Isabel la Católica. En Galicia, Pedro Pardo de Cela había usurpado un par de fortalezas del obispo de Mondoñedo, atrincherándose en la torre de Frouseira. Finalmente, la justicia de la Reina intervino manu militari para poner fin a esto, capturando finalmente a Pedro Pardo y ejecutándolo por traición por no cumplir con las órdenes directas de la Reina de entregar su fortaleza al obispo.

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A los pies del Salvador! detalle. CUTANDA Y TORAYA, VICENTE ©Museo Nacional del Prado

Lo peor es que Pedro Pardo no fue un caso aislado: Pedro Álvarez de Soutomaior estuvo constantemente en guerra contra el conde de Ribadavia, los Moscosos estuvieron frecuentemente en guerra con los Pardos, los Lanzós contra los Andrades. En palabras de Jerónimo Zurita, cronista, “estaban los nobles muy arriscados unos contra otros”.

Cada noble feudal era “señor de sus estados”, y como tal actuaba, siendo amos de sus tierras, y aun tiranizándolas y yendo a la guerra contra sus particulares enemigos, si bien esto de la guerra era a menor escala que las que podían hacer los reyes. Precisamente, a algunos de estos señores como Pedro Pardo los llama fray Antonio de Guevara “famosos tiranos” de tiempos de los reyes don Enrique y don Juan, advirtiendo al comunero Padilla para que vuelva a la obediencia al rey. El párrafo merece mención por lo detallado del catálogo:

Pues quesistes y queréis seguir y creer a Hernando de Ávalos, y a los otros comuneros, será me forzado de assentaros en el cathálogo de los famosos tiranos; es a saber:

con el alcayde de Castro Nuño, con Fernán Centeno, con el capitán Zapico, con la duquesa de Villalva, con el mariscal Pero Pardo, con Alonso Trujillo, con Lope Carrasco y con Tamayo el Izquierdo.

Todos estos y otros muchos con ellos, fueron tiranos y rebeldes en los tiempos del rey don Juan y del rey don Enrrique, y la diferencia que de vos a ellos va es que cada uno dellos tiranizaba no más de a su tierra, y vos, señor, a toda Castilla.

Estos son sólo algunos ejemplos de la situación de las guerras privadas y guerras civiles menores que asolaban a los territorios de la Corona de Castilla en los años de mayor debilitamiento del poder regio, antes de que los reyes Isabel y Fernando fortalecieran la corona doblegando a los nobles levantiscos que se veían tan poderosos como para que la Corona no pudiese hacer nada contra ellos.

Fuentes utilizadas:
Fernández de Oviedo, Gonzalo (2000). "Batallas y Quinquagenas", edición de Juan Pérez de Tudela. Madrid: Real Academia de la HistoriaGuevara, fray Antonio de (1539). "Epístolas familiares". Valladolid: Francisco Fernández de CórdobaGarcía de Salazar, Lope (1884). "Libro de las bienandanzas e fortunas (1471-1476)". Madrid: Gabriel Sánchez.Tratado de paz arbitrado por el conde de Tendilla, Alonso de Velasco, y Fadrique Manrique fue finalmente aprobado por el rey a 28 de agosto de ese mismo año, dándole así toda la fuerza legal que pudiese tener. Esa misma aprobación se conserva en el mismo archivo, sección, y caja, siendo el documento número 93.Archivo Histórico de la Nobleza, fondo de la casa ducal de Osuna, caja 136, documento 86, y es accesible a través del Portal de Archivos Españoles.

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