Las aventuras del galeón San Martín

Era una nave de casco reforzado y provisto de aberturas en los costados por las que asomaban y relucían los extremos de los cañones, 50 piezas de artillería.

Los galeones españoles fueron diseñados en el siglo XVI, eran lentos y pesados, por su gran tamaño y poder destructivo. Eran igualmente utilizados para el comercio transoceánico y la guerra. La idea era construir un barco con gran capacidad de carga que aunase un casco resistente y la máxima maniobrabilidad, capaz de realizar largas travesías y defender su valiosa carga de ataques piratas.

Maqueta del galeón San Martín (Museo Naval de Madrid)

Se empezaron a fabricar como barcos comerciales, hasta que en 1567 se diferencia como término militar al galeón de las naos, llamándolos Galeones del Rey. Desde 1607 galeón pasa a ser un término exclusivo de galeón de guerra.

Era una nave de casco reforzado y provisto de aberturas en los costados por las que asomaban y relucían los extremos de los cañones, 50 piezas de artillería. También tenían un reducto en la popa denominado alcázar, zonas de acastillaje a proa y popa para posicionar a los tiradores y jaretas para proteger la zona central de la cubierta de los abordajes, además de un espigado espolón acostado sobre el bauprés que le daba a su proa un aspecto muy característico. Su peso oscilaba entre las 500 toneladas y las más de 2.000 que tenía el famoso galeón de Manila.

El galeón San Martín fue construido en los astilleros portugueses y pasó a manos españolas en 1580 con la unión dinástica

La primera referencia es de 1574, frente a las costas de Marruecos, en una operación que pretendía derrocar al sultán. A bordo del galeón San Martín, la nave capitana, iba el rey portugués Sebastián I, que tendría que regresar a Lisboa sin su botín. El barco participó también en la batalla de Alcazarquivir, conocida como la de los tres sultanes y donde morirían todos ellos, el rey portugués Sebastián y los dos aspirantes marroquíes.

El galeón San Martín pasó a formar parte de la Armada española justo después de enfrentarse a ella durante la defensa de Lisboa. Su primer servicio a la corona española fue precisamente frente a las fuerzas rebeldes portuguesas descontentas con la invasión española. Álvaro de Bazán fue el almirante encargado de comandar la flota española desde el galeón San Martín, que partió a las Azores hacia el combate naval de las Islas Terceras, dónde Bazán hizo frente al almirante francés Strozzi.

La batalla terminó con victoria española. Los españoles lamentaron 224 bajas y más de 500 heridos pero no perdieron ningún barco mientras que los franceses se dejaron diez buques y cerca de 1.500 hombres.

Desembarco de los tercios, fresco de Niccolò Granello en la Sala de las batallas del Monasterio de El Escorial

El galeón San Martín se preparó para el asalto a la isla, que tendría lugar al año siguiente. De nuevo Álvaro de Bazán comandó la misión y lo hizo a bordo del galeón, acostumbrado a llevar la insignia de nave capitana. La conquista fue un gran éxito, se tomaron las Azores una a una hasta la derrota francesa y se garantizó una plaza vital para proteger y abastecer a los barcos que hacían la ruta de las Indias. El optimismo era tal que la siguiente misión de envergadura sería la más ambiciosa de la historia: la conquista de Inglaterra.

La invasión de Inglaterra en 1588 y su supervivencia

El galeón San Martín fue también la nave capitana de la Grande y Felicísima Armada, preparada para luchar contra los ingleses, no contra los elementos. El San Martín, al menos, regresaría para contarlo, lo que no pudieron hacer otros. Los continuos ataques ingleses hostigando a los barcos españoles sin declaración de guerra de por medio irritaba sobremanera al monarca español, que envió a su mejor almirante, Álvaro de Bazán, a combatir al pirata Drake en las Azores.

Bazán tenía a su disposición 130 buques que armaban 2.431 cañones y más de 25.000 tripulantes en lo que era la mayor flota reunida hasta el momento, pero falleció antes de que partiera hacia Inglaterra. Fue sustituido por el duque de Medina Sidonia. El 31 de julio entabló combate por primera vez el San Martín ante la flota inglesa, que ya había salido del puerto y se desplegaba frente a los españoles.

El duque de Medina Sidonia estuvo desafortunado en el mando. Sus improvisaciones sobre el plan inicial terminaban siempre con pérdidas y en una de ellas, acudiendo en auxilio del galeón San Juan, abrió la formación y dejó solo al San Martín, buque insignia de los españoles que fue rápidamente acosado por el almirante Howard, que lanzó sobre él a los mejores navíos ingleses. El galeón español no rehuyó el combate, sino que sujetó la marcha para aguardar la llegada de los ingleses, que se cruzaron con él en fila de a uno. El San Martín respondió y si los primeros barcos pasaban a tiro de mosquete los últimos, persuadidos por su potencia de tiro, lo hacían desde distancias considerables.

Tras 120 cañonazos disparados y más de 500 recibidos, de los que unos 50 hicieron blanco, el San Martín recibió el auxilio de su flota y dio por finalizado el combate con dos bajas y una vía de agua que fue reparada por los buzos con planchas de plomo.

Batalla de la Armada española con el San Martín como buque insignia contra la Armada inglesa (Hendrik Cornelisz. Vroom)

El día 4 regresó el galeón a primera línea enfrentándose de nuevo a Howard y su Ark Royal, según las crónicas a menos de veinte pasos el uno del otro, aunque el cruce de fuego entre ambos fue pronto auxiliado por otros galeones que prolongaron la escaramuza durante toda la jornada con un resultado de dos bajas para el San Martín. La noche del día 7 fue la famosa jornada de los brulotes, barcos incendiarios arrojados como misiles contra formaciones compactas para separarlas y atacarlas después, una estrategia que resultó tremendamente exitosa para los ingleses pese al sacrificio de ocho barcos.

El San Martín no participó en aquella acción porque había fondeado en Calais a la espera de acontecimientos, pero sí lo hizo en la batalla posterior de las Gravelinas, donde los ingleses derrotaron a la dispersa flota española que ya se batía en retirada. El San Martín fue hostigado duramente, rodeado por cuatro barcos que le causaron graves daños y fue un auténtico milagro que no lo hundieran allí mismo, si bien ninguno de ellos marchó indemne. El galeón se defendió valerosamente ganando fama de indestructible e incluso auxilió a otros barcos en los días siguientes.

Drake en el Revenge ataca al San Martín de Medina Sidonia frente a Gravelines, 1588

Los que regresaron con vida, entre ellos el galeón San Martín tuvieron que rodear las islas y regresar por Escocia e Irlanda, navegando por rutas desconocidas y expuestos a múltiples penalidades que esquilmaron los restos de la flota.

Su experiencia con la Contraarmada inglesa

El San Martín regresó a España el 21 de septiembre de 1588, tocando puerto en Santander, con el duque de Medina Sidonia a bordo, exhausto y derrotado. El San Martín fue reparado y aún salió en julio del año siguiente para proteger a la flota española que se había enfrentado a Drake en Galicia, donde el pirata, que venía a devolvernos la invasión, sufrió un descalabro.

Sus mejores días habían pasado ya. La última acción de mérito fue apresar al buque Revenge, uno de los más importantes de la flota inglesa que había acudido a hostigar a los españoles en las Azores.

La devolución a Portugal

Por orden real, el San Martín, junto con otros dos galeones lusitanos —Santiago y San Cristóbal—, fue devuelto a la corona de Portugal el 28 de enero de 1592, cuando se encontraba en Sevilla, y regresó a Lisboa ese mismo año.

A pesar del esfuerzo realizado para reparar los navíos y poder concurrir a la llegada prevista de las flotas en unión de los castellanos en el verano de 1592, no se logró culminar las obras hasta finales de este año. de todas maneras, el mal estado de los tres galeones, debido a su vejez y a las lluvias intensas padecidas en marzo de 1593, aconsejaron su desguace este mismo año; sus materiales fueron empleados en el alistamiento de otros navíos, en concreto del galeón San Pablo de Castilla.

Para saber más:

Resumen del historial de los navíos portugueses que participaron en la jornada de Inglaterra de 1588 año 2012. Suplemento n.º 16 Revista de Historia Naval. núm. 116

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