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8 cuestiones sobre la Campaña Española en la Cochinchina

Una campaña que, aunque no lo pareció, tuvo graves consecuencias para España

Un nombre: Mariscal de campo Carlos Palanca Gutiérrez. ¿Les suena? A la mayoría seguro que no. Siendo coronel, fue el encargado de dirigir las operaciones del ejército expedicionario español, en apoyo al ejército francés, en la Cochinchina.

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Mariscal de campo Carlos Palanca Gutiérrez

Se le asignó el mando poco después de haber comenzado la guerra, en sustitución del coronel Bernardo Ruiz de Lanzarote (Palanca no parte de Filipinas como afirman algunos artículos, sino que llega para la segunda parte de la campaña), pasando a depender del Ejército de Filipinas, administración que hizo lo posible para que su misión fracasase, a veces sin quererlo y otras no tanto.

Esta aventura asiática es una historia bastante compleja de contar, fueron varios años de campaña y las victorias que obtuvo fueron opacadas por los sucesos de finales de aquel siglo en España: La Gloriosa y los desastres del 98. Por eso vamos a comenzar con este tema con una serie de puntos clave para enterarse un poco de lo que fue aquello:

1 Causas de la Guerra

Francia, en su afán colonialista surgido en el siglo XIX, aprovechó una insurrección en el Imperio de Annam (actual Vietnam) para una intervención militar. La intolerancia religiosa del emperador Tuducu, que ordenó la persecución y matanza de todos los cristianos, produjo en 1858 el asesinato de varios religiosos, entre ellos dos obispos españoles: Díaz Sanjurjo y Melchor Sampedro, que fueron capturados y decapitados.

España no dudó en acudir entonces a la llamada de ayuda de Francia, dando ejemplo de mayor inconsciencia y generosidad que pueda imaginarse, sin pactar ganancias ni compensaciones por el auxilio que se prestaba.

grabado de “El mundo Militar” (1859)

Pero las intenciones de Francia no eran ni castigar al Emperador de Annam, ni conseguir la libertad religiosa para los cristianos. Simplemente querían hacerse con el control de aquellos puertos comerciales y establecer colonias para gestionar los ricos recursos del país.

2 Realmente… ¿Estábamos tan lejos?

Se dice que aquellos soldados cruzaron el mundo, que qué hacían allí, tan lejos de su patria… Vamos a ver ¡Estábamos al lado de uno de nuestros territorios más ricos!: Filipinas. A donde se enviaban refuerzos, oficiales y regimientos de manera regular desde la península, vía Canal de Suez, así como las conexiones comerciales que, aunque tardaban lo suyo, contaban con varias líneas de especial interés.

Los franceses eran los que estaban a miles de kilómetros de su metrópoli y aun así supieron elaborar una logística e intendencia mucho mejor que la española, pero no por se mejores que los nuestros, no, simplemente a nuestras altas esferas de entonces les dio igual el porvenir de aquel puñado de soldados españoles, tagalos en su mayoría.

Fragmento de Mapa de Asia de 1860

Desde 1834, Filipinas, entraba en una etapa de esplendor, cultural y económica. Las buenas gestiones de sus gobernadores generales y la menor intervención de las órdenes religiosas en las cuestiones de las islas serían las causas principales de este auge, acentuado por la creciente madurez de sus habitantes y las inversiones empresariales.

3 ¿Estaban nuestros tropas preparadas para ese terreno?

Las fuerzas tagalas de Filipinas, clima casi idéntico al de Indochina, encuadradas entre peninsulares considerados: sobrios y duros para aclimatarse a cualquier lugar, desde el tórrido Amazonas a las heladas estepas rusas. Resistieron mucho mejor que los franceses las enfermedades e hicieron más daño al enemigo que estos, aun siendo menos.

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Caballería Filipina (finales siglo XIX)

Aunque en algunas operaciones, como en la efectuada sobre Ki-Hoa, sufrieran muchas más bajas que sus aliados.

4 ¿Quién costeaba las operaciones?

Al no haber adecuado un tratado de alianza en condiciones, hasta el verano de 1860, los pagos de gratificación de campaña (único pago a la tropa) y para compra de alimentos fueron efectuándose de la caja de provisión de fondos, aunque ya se venían racionando a los españoles desde febrero de ese año por parte de al Armada francesa. En agosto del 60 ya no quedaba dinero efectivo, por lo que se solicitó a la intendencia de la Capitanía General de Filipinas, pero la respuesta nunca llegó. Las tropas expedicionarias a partir de 1860 quedaron a su suerte.

Primero tuvieron que poner dinero de su bolsillo los oficiales, el coronel Palanca el primero, para evitar tener que pedir prestado a los franceses; aunque al final, para vergüenza del coronel Palanca tuvo que recurrir a la administracion francesa solicitando el metálico necesario para cubrir las atenciones más urgentes. Según las memorias del citado coronel:

lastimándome de este nuevo incidente que tanto humillaba mi orgullo nacional y que patentizaba el criminal abandono de quien asi nos ataba á nuestros aliados precisamente en los momentos en que mas independencia yo necesitaba

En septiembre de aquel año, la Intendencia Filipina, aprobaría un decreto en el que se solicitaba a los galos la sufragación de los costes españoles. El problema era que, al pagar Francia; Francia mandaba. No obstante, y gracias a las gestiones de Palanca, logró reunir 10.000 pesos (en enero de 1861) que envió el cónsul español de Hong Kong con los que pudo pagar el dinero del primer préstamo.

5 ¿Qué tropas había en el contingente expedicionario?

23 de diciembre de 1857 se ordenó al Gobernador General de Filipinas, por Real Orden, la preparación de 1500 hombres entre infanteria artilleria y caballería, que partirían el 20 de agosto de 1858.

Los primeros en partir, a bordo del vapor “Elcano”, fueron 100 hombres al mando del coronel de Infantería de marina don Mariano Oscariz, de lo que sería una vanguardia de 400 hombres. La infantería de marina sería la primera en entrar en combate en la bahía de Turón, en lo que fue la acción inicial de esta guerra; mandaban la columna de desembarco el citado coronel Oscariz y el Alférez de Navío Siro Fernández, pisando tierra tras los bombardeos de la fuerza alada.

Bombardeo de los fuertes de Turón (Gochinchina) el 18 de noviembre de 1859.
La Nemesis. El Flogeton. La Mame. El Jorge-Juan. Paso previo a la toma de Saigón

A finales de 1859 ya había llegado la totalidad de la fuerza española. Al mando del coronel Ruiz de Lanzarote había 1500 hombres, un buque de guerra (El “Jorge Juan”-¿-) y cinco transportes mercantes, fletados por la Hacienda de Filipinas para las labores logísticas y de reemplazos.

Tras la toma de Saigón, uno de los objetivos principales franceses, el contingente español se redujo por orden del Gobierno retirándose a Manila más de 1000 hombres junto al coronel, quedando en Saigón, esperando el relevo de su nuevo jefe (Carlos Palanca) menos de 300 hombres.

Cuando tomó el mando el coronel Palanca, en febrero/marzo de 1860, solamente disponía de 4 oficiales y 233 individuos de tropa de cuya fuerza tenía total disposición el capitán de navío francés Mr Dariéz; además, los españoles carecían de víveres desde su llegada á Saigon y estaba racionada por la administracion de la marina francesa. Por supuesto, a Palanca no se le había informado de aquella reducción de tropa y del penoso estado en que estaban aquellos españoles, encontrándose con esta sorpresa al llegar a Saigón: el gobierno los había abandonado a su suerte.

6 ¿Cuál fue el agradecimiento de Francia por esta inestimable ayuda?

Ninguno. Es más, antes de finalizar la guerra, se abrió el puerto de Saigón a todas las naciones amigas de Francia, sin mencionar a España en ningún momento y cobrando anclaje y multando a nuestros buques por estas en aquellas aguas. Como si los españoles no hubiesen quemado un cartucho al lado de las franceses para la conquista Saigon, en el que estuvo una compañía española junto a otra francesa durante un año para su defensa.

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Toma de Saigón el 18 de febrero de 1859. Antonio Morel-Fatio.

Pero esto no es todo, ya que el mayor obstáculo fue el propio gobierno de la reina Isabel II que aceptaba todo lo que Francia pedía sin siquiera consultar al coronel Palanca que estaba en la zona de operaciones, retirándole antes de su llegada la práctica totalidad de sus tropas hacia Manila y no respondiéndole ni explicándole motivos por los que no negociaban los anclajes en Saigón. Las cartas al Gobierno de este coronel transmiten una rabia y desesperación al no entender cómo su propio país puede ignorar y tirar por tierra todo lo que había logrado con el sacrificio de sus hombres.

7 ¿Cómo terminó la Guerra?

Aunque la primera la campaña se interrumpió por la guerra contra China, al reanudar las operaciones en 1861 se quiso resolver de inmediato, reforzando el contingente (por parte de Francia) y alcanzando la paz con el Emperador de Annam el 6 de junio de 1862, firmada junto al coronel Palanca y el almirante francés Bonart que firmaron el protocolo suscrito por ambos gobiernos con el soberano indochino.

La retirada de tropas no fue sencilla ya que aunque el Emperador firmará su derrota jamás cumplió con el cese de la violencia, como cuenta González Echegaray:

aún tuvo ocasión de disparar los últimos cañonazos españoles en Vietnam el 26 de febrero de 1863 y echar a tierra el último trozo de desembarco heroico al mando del alférez de navío José Guzmán, contra los indochinos que se resistían a aceptar la paz impuesta por nuestras armas.

Como el acuerdo no fue respetado, a parte de los soldados españoles filipinos que habían combatido en aquellas tierras se les ordenó permanecer allí al servicio de Francia, como no, abandonados por parte de nuestro gobierno. Nunca regresaron.

El tratado de paz concedió a España derecho a predicar la religión católica por parte de sus misioneros (art. 2) y libertad de comercio para todo súbdito español en Turón, Balat y Quang-Am (art. 6), así como una indemnización que se cifró en dos millones de dólares (art. 8). Francia, además de lo mismo que España, se quedó con el pleno dominio del territorio conquistado.

Así terminó para España la expedición a Cochinchina, de la que no sacó nada de provecho, más que la expresión coloquial «irse a la Cochinchina».

8. ¿Qué consecuencias tuvo la Campaña de la Cochinchina?

Parece ser que a la lejana Corte española no le importó mucho el dolor y la indignación que supuso esta vergonzosa campaña entre los españoles de Filipinas. El general Bermúdez de Castro escribió: «… en Filipinas se notaba el descontento, cuyos naturales más ilustrados empezaban a menospreciar a una Patria que así abandonaba sus derechos, derechos ganados con sangre».

El efecto de aquel desastre, tildado de anécdota para el resto de España, hizo sentir entre los jóvenes filipinos un sentimiento de abandono por parte del gobierno de Su Majestad, haciendo brotar los primeros despuntes del nacionalismo filipino, como los surgidos entre los estudiantes la Universidad de Santo Tomás de Manila.

Este fue el resultado de tan estúpida campaña, en la que a la generosidad de las armas españolas fue directamente proporcional a la inconsciencia política del país representaban.

Fuentes:

VVAA. Hemeroteca de “El mundo Militar”. Biblioteca Nacional de España (1859-1865)

Instituto de Historia y Cultura Naval. Conferencias OCT2012. Cuaderno Monográfico num.66 (2012)

PALANCA.GUTIÉRREZ, CARLOS. Reseña histórica de la Expedición de Cochinchina (1869)

Miguel Ángel Ferreiro

Militar de carrera, autor de "La Segunda Columna" (Ed.Edaf), director de este proyecto e Historiador del Arte (UNED). Entre África y Europa, como el Mediterráneo.

5 comentarios

  1. De ahi viene la expresión irse a la Cochinchina cuando decimos que nos vamos muy lejos

  2. Me da la impresión de que esta campaña se inició para cumplir un trámite diplomático, pero sin verdadera intención de aportar nada a los franceses. Tal vez Palanca y sus afines pretendían obtener réditos de su intervención, y pretendieron forzar la concesión de prebendas mediante su implicación personal en el asunto y extralimitándose en sus funciones.

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