En cierta ocasión un abogado, amigo de la familia Alighieri, contó que uno de los hijos del gran poeta florentino había tenido un sueño revelatorio.
Resulta que, a la muerte de Dante en septiembre de 1321, la gran obra de su vida: La Divina Comedia, o la “Commedia” como el mismo titulaba a su libro; estaba incompleta. Habían desaparecido varias páginas de la parte correspondiente a los últimos 13 cantos de la obra. Evidentemente necesarios para poder publicarla.
Durante meses, sus hijos Jacopo y Piero revisaron todos los rincones de la casa, cada papel de su padre e incluso hoja por hoja cada libro de la biblioteca. Pero los manuscritos no aparecían.
Cuando ya habían perdido toda esperanza, una noche, Jacopo soñó que su padre se aparecía ante el vestido con una larga túnica blanca y rodeado de una intensa luz, era un espíritu. Ante la visión, Jacopo preguntó asustado: “—¡Padre! ¿Está su obra terminada?”. A lo que el espíritu de Dante asintió con la cabeza. “– Si es así… ¿Dónde se encuentra el final?”…”
Entonces, la visión, le indicó un compartimento oculto en el viejo gabinete… Entonces se despertó y corrió a contarle su experiencia a su hermano.
Pero no sería hasta que ese abogado que hemos mencionado, amigo de Dante, el que al conocer esa historia, animó a Jacopo a buscar el lugar exacto indicado en el sueño. Fueron, y allí encontraron una pequeña persiana fija a la pared, al levantarla encontraron un pequeño hueco. En su interior había varios papeles manuscritos amarillentos y cubiertos ya de moho.
Los sacaron con cuidado y pudieron leer que, efectivamente, era la letra de su padre y que se correspondía a la parte desaparecida de la que sería la obra maestra de Dante. Con ello se pudo publicar completa “La Divina Comedia”.
Según esta historia, de no haber sido por la visión del fantasma de Dante, esta obra cumbre de la literatura universal nunca hubiera llegado al mundo, al menos no entera. ¿Realidad o mito? Cosas de la historia.