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El tatuaje maya y su antigüedad

La cultura maya, una historia contada a través del cuerpo

Los humanos tenemos una cierta tendencia compulsiva que nos conduce a distinguirnos unos de otros. Para ello nos vestimos de forma distinta, nos peinamos de forma diferente o nos “adornamos” según criterios muy diversos. A la vez, esa distinción puede estar orientada o encaminada a identificarnos con un grupo al que nos sentimos próximos por nuestra ideología, o simplemente nos dejamos llevar por las tendencias del momento.

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Detalle de un tatuaje en procedimiento. Fotografía de: https://www.fmespacios.com.ar/noticias/salud/

La piel, un lienzo en blanco

En la tesis de Carmen Martínez argumenta que el cuerpo es un lienzo, como el libro de pinturas –como decían nuestros ancestros-. En donde los tatuajes le dan nuevo sentido y significado a nuestra piel.

El cuerpo es lugar donde los piercings y los diferentes agujeros ya no son agujeros del hambre, sino que son símbolos distintivos de belleza, los cuales nosotros mismos decidimos ponernos en diferentes lugares del cuerpo. Así pues, el cuerpo se convierte en expresión de libertad, además de simbolizar determinados datos de cada persona. El tatuaje, también, se ha utilizado como signo caracterizador de tribus y pueblos.

La tendencia compulsiva de decorar el cuerpo humano se remonta a la antigüedad, a más de 5.000 años. El tatuaje consiste en insertar un pigmento insoluble dentro o debajo de la piel, y es uno de los métodos empleados para lograr que perduren los diseños pintados en el cuerpo. Existe la técnica de la escarificación, la cual consiste en raspar la piel y se trata de una práctica más relacionada con la terapéutica (por ejemplo, es la técnica empleada para inmunizar frente a la viruela).

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Detalle de la “Momia de Comatlán”. Fotografía de: https://revistatucan.com/cultura-y-mas/momia-hallada-en-oaxaca-se-exhibe-en-el-museo-de-francia-desde-el-ano-de-1989-inha-no-informa-al-respecto/

Técnicas principales

A continuación, de manera resumida mencionaremos las tres principales técnicas: la inyección directa del pigmento con aguja, otra técnica basada en la utilización de un hilo impregnado en el pigmento (mediante aguja enhebrada, se sitúa el hilo en la zona a tatuar); y por último, la escarificación es producto de un proceso simple, menos laborioso que el tatuaje, pero sin duda bastante doloroso.

En la época prehispánica para lograrla se hacían heridas o incisiones en la piel, siguiendo un diseño predeterminado, en las que se introducía tierra, carbón o piedras pequeñas, de tal modo que la cicatriz resultante tuviera volumen y en conjunto formara un dibujo claramente distinguible.

Para las sociedades tradicionales estas modificaciones corporales han tenido siempre una relevancia particularmente especial. Entre ellas son estrategias fundamentales de construcción de la persona y de la sociedad pues son el lenguaje mediante el cual se elabora, simboliza y expresa el proceso de socialización de sus miembros. Esto dice María Alicia Uribe para todas las sociedades humanas en general, aunque tiene una mayor aplicación en las sociedades tradicionales:

La superficie del cuerpo, como la frontera común de la sociedad, el ser social y el individuo psico-biológico, se convierte en el escenario simbólico sobre el cual se actúa el drama de la socialización, y el adorno corporal (…) se convierte en el lenguaje en el cual es expresado.

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Pintura del rostro de un fallecido. Ilustración explicativa extraída de la colección del Museo de América, Madrid.

Los murales de Calakmul (México)

La decoración corporal conforma en las sociedades tradicionales un complejo sistema de comunicación simbólica con códigos estrictos a través del cual se informa sobre la identidad de la persona, sobre la estructura y los valores sociales. Por esta condición, estas modificaciones conforman un rico universo a través del cual el investigador puede asomarse a múltiples aspectos de la vida y el pensamiento de los pueblos indígenas.

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Vaso de cerámica maya con escena de corte y persona en estrado o trono, 600-900 d.C., procede de Guatemala. Museo de América, Madrid.

De acuerdo con las evidencias arqueológicas, las sociedades mayas han intervenido el cuerpo de sus vivos y de sus muertos desde épocas muy antiguas, ejemplo de ello son los murales de Calakmul, en los cuales se han encontrado una gran riqueza de datos nuevos sobre la vida de una de las más importantes capitales de los mayas del periodo clásico. La temática que en ellos se aborda no tiene antecedentes en el arte maya. También, ofrece la oportunidad de explorar actividades y prácticas sociales desconocidas hasta ahora.

El ejemplo de las pinturas de Calakmul, concretamente en la escena SE-S1. Se representa a una mujer colocando una tinaja de agua a otra pero eso no es todo, sí observamos con detenimiento se contempla que la fémina que está de pie lleva un tatuaje en el tobillo y su rostro está pintado en rojo brillante, de manera muy similar a la pintura facial que lleva la mayoría de las mujeres que aparecen en los murales. Según el especialista Simon Martin, en este caso podría ser una referencia humorística al esfuerzo que le representa llevar la tinaja.

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Murales de Calakmul, detalle de la escena SE-S1 de la esquina sureste, primer nivel. Fotografía de: http://literaturaymundomaya.blogspot.com

Hallazgos de momias tatuadas

En el norte de México, entre los chichimecas, se hallaron tatuajes en restos momificados de la Cueva de la Candelaria, analizados por el arqueólogo Jesús Narez en 1988, quien los describió como: “un conjunto de líneas, puntos y bandas de color negro, localizados en brazos, piernas y rostros de individuos de ambos sexos”. La antropóloga, Leticia González Arratia  ha explicado que la Cueva de la Candelaria podría haber sido un lugar sagrado donde se llevaba a cabo complejos mitos. Además de ser un cementerio, donde no había jerarquías sociales, ya que se han encontrados los restos sin enterrar sino expuestos en dicho lugar.

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Restos arqueológicos de la Cueva de la Candelaria en Coahuila. Fotografía de: https://www.imagenesmi.com/im%C3%A1genes/cueva-de-la-candelaria-24.html

Documentación y crónicas

También en las descripciones y crónicas de los conquistadores y frailes españoles del siglo XVI, se reporta el uso del tatuaje. Un ejemplo de esto, es el relato de esta práctica entre los pueblos mayas que narró fray Diego de Landa, en su Relación de las cosas de Yucatán, en el capítulo XXIII, comienza así:

Labránse (tatuándose) los cuerpos y cuanto más (por) tanto más valientes y bravos se tenían, porque el labrarse (tatuarse el cuerpo) era gran tormento. Y era de esta manera: los oficiales (especialistas) de ello labran la parte (del cuerpo) que querían con tinta y después sajábanle (cortándole) delicadamente (en) las pinturas y así, con la sangre y la tinta, quedaban en el cuerpo las señales; y que se labraban poco a poco (las partes del cuerpo) por el gran tormento que era, y también se (ponían) malos porque se les enconaban (infectaban) las labores (tatuajes) y supurábanse (escurriendo pus) y que con todo esto (los indios tatuados) se mofaban de los que no se labraban (tatuaban)…”.

El tatuaje para las clases altas

La realización del tatuaje fue propia de las clases más altas, como era el caso de gobernadores, chamanes y guerreros. De nuevo, ilustraremos esta situación con un ejemplo de vaso con escena de corte. En esta pieza tenemos a dos personajes, relativos al gobierno que están pintados con tatuajes y pinturas corporales, la cerámica trasmite un notable símbolo de prestigio que refuerza el contexto cultural del pueblo maya. También debemos de tener en cuenta, que el tatuaje prehispánico estaba compuesto de formas geométricas como líneas rectas o grifos. En ocasiones, al fallecido se le hacían tatuajes, siendo motivo de conmemoración. Sin embargo, apenas tenemos información de este asunto, ya que es una hipótesis que lanzan los conservadores del Museo de América (Madrid).

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Vaso de cerámica maya, 600-750 d.C., encontrada en la zona de Campeche, México. Museum of Fine Arts, Boston.

Fuentes

Chimenos Küstner, E., “Estética y cultura: patología bucal asociada a ciertas modas actuales”, X. Roselló Llabrés, vol. 8 (2003), pp. 197-206. 

Martínez Genis, C., Arte, signo y resignación de la palabra en el movimiento indígena de América Latina, Director: Alfonso Masó Guerri, Tesis Doctoral. Facultad de Bellas Artes, Universidad de Granada. Granada, 2015.

Martin, S., “Jeroglíficos de la pirámide pintada: la epigrafía de la Estructura Sub 1-4 de Chiik Nahb y Calakmul”, Maya Archaeology Reports, nº 2 (2012), pp. 60-81.

Uribe Villegas, M., “Cuerpos amerindios”, Cuerpos amerindios: arte y cultura de las modificaciones corporales, Bogotá: Banco de la Republica, 2010, pp. 7-56.

Sandra Antúnez López

Historiadora del Arte por la Universidad Complutense de Madrid. Sus principales líneas de investigación se centran en la Historia de la Moda y de los tejidos.
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