España logró introducir el liberalismo a principios del XIX durante la Guerra de Independencia. Sus impulsores lograron interpretar el movimiento y adaptarlo a las necesidades y realidades que tenía el Estado en ese momento.
¿Qué es el liberalismo?
Liberalismo es un término con mucha ambigüedad. ¿Qué es? ¿De dónde sale? ¿Cómo identificarlo? Son preguntas lógicas si no se está relacionado con el tema y es normal. El liberalismo abarca la mayoría de los campos de la sociedad y a pesar de tener más de tres siglos, sigue antojándose ambiguo y confuso. Y para entender al liberalismo y su evolución se debe saber de dónde viene, cómo nace y por qué, como la mayoría de las cosas. Y más aún si se quiere entender el encaje de este liberalismo en la sociedad española en el XIX y sus singularidades.
Orígenes
Se debe retroceder al siglo XVII, a la Europa occidental, una etapa de enorme turbulencia, con crisis económicas y unas guerras que devastaron y afectaron la mayoría de las sociedades europeas. En esa época Europa estaba liderada por unas monarquías absolutas consolidadas y con los nacimientos de los estados-nación que supusieron un enorme avance de modernidad en la sociopolítica dejando atrás muchas características y dejes medievales como la unificación de poder sobre el monarca, la unificación legislativa y la creación de un sistema administrativo que más adelante será conocido como burocracia.
En todo este contexto hay tres grandes eventos; La Guerra de los Treinta Años, donde las casas de Habsburgo y Borbón lucharon por la supremacía en Europa involucrando a todos los reinos de esta; las Guerras de Religión, donde se persiguieron por todo Europa a los sectores revisionistas o críticos del catolicismo, causando autenticas masacres de población; como protestantes, hugonotes o anglicanos. Finalmente la Revolución Inglesa.
Niveladores
En Inglaterra, se vivía una terrible guerra civil desde mediados del XVII en donde se alzaron y derrocaron reyes y gobiernos a la misma velocidad. En medio de toda esta violencia, el pueblo era el que sufría las consecuencias de los conflictos en sus tierras. A la vez sufrían una persecución religiosa por parte de los monarcas católicos, que no toleraban la libertad religiosa. Por otro lado estaban los monarcas anglicanos que terminaron acordando la libertad religiosa con el Parlamento (Nonconformist Relief Act).
Durante la aparición de la primera República inglesa aparecieron un grupo de pequeños propietarios con unas ideas protoliberales. Estos propietarios cansados de estas persecuciones católicas se les llamó Niveladores. Se inspiraron en las libertades que parecía ofrecer el anglicanismo, pedían igualdad de derechos, un gobierno consultado por la soberanía, un gobierno no intervencionista, poderes limitados y libertad de expresión, religión y asociación.
Maduración y consolidación
Con esas ideas consideradas revolucionarias los niveladores dieron luz a lo que hoy se conoce como liberalismo, aunque haya sufrido transformaciones. Aparecieron los grandes pensadores liberales que recopilaran este ideario confuso y le dieron forma, lo perfeccionaron, lo maduraron y evolucionaron. Empezando por John Locke y pasando por Montesquieu, Bentham, Hume, John Mill, Tocqueville y Stuart Mill entre muchos otros. Se dio forma, se debatió este liberalismo. Haría falta un artículo entero aparte para ver esta evolución y sería enormemente interesante pero no es el objetivo de este artículo. Las máximas del liberalismo eran: La separación de poderes, la soberanía del poder popular y la separación de la Iglesia y el estado; y dentro de estas máximas encontramos todas las variaciones posibles.
La llegada al poder
Con estas máximas, el 1789 Francia inició un proceso que duraría décadas y que cambiaría para siempre el paradigma del Estado en Europa. Con la Revolución Francesa los sectores liberales más radicales y moderados llegaran al poder y lideraran Francia varias décadas. Durante este tiempo se experimentó con diferentes formas de gobierno intentando separar el sistema del Antiguo Régimen con el nuevo orden.
En el caso de España el principal responsable de la entrada del liberalismo en España de forma efectiva fue el liberal más controvertido de Francia, Napoleón Bonaparte y su hermano el rey José Bonaparte I. Los españoles liberales eran llamados afrancesados en un claro tono despectivo; el mismo Goya era acusado de ser afrancesado entre muchos otros intelectuales o ilustrados que si que tuvieron acceso a las obras de los filósofos franceses.
Cádiz, el inicio del fin
Abdicaciones de Bayona
Es conocido por todos y todas el engaño de Napoleón al Rey Carlos IV y a su hijo el futuro Fernando VII. El monarca y el infante se dirigieron a Bayona junto a su primer ministro Manuel Godoy a negociar con Napoleón el paso de las tropas francesas hacia Portugal. La negociación se convirtió en una abdicación forzada a favor del hermano de Napoleón y una invasión sin apenas resistencia.
La figura de Jose I, a pesar de impulsar reformas liberales muy notables, no tenía apoyos ni en las élites ni en la población ya que las tropas napoleónicas campaban por la península sin control. Ante este panorama de desgobierno de forma aleatoria en diferentes territorios aparecieron las juntas de gobierno como gobiernos locales de resistencia al gobierno impuesto por Francia. Estas juntas de gobierno decidieron reunirse en la única ciudad en la que los franceses no habían podido tomar, Cádiz, defendida por los ingleses.
Cada junta territorial decidió mandar a Cádiz unos delegados para configurar unas nuevas cortes de gobierno. En estas cortes cada territorio estaba representado, incluidos los territorios de ultramar, pero con una representación mucho menor en proporción al volumen de su territorio y población, por lo que su influencia en el voto era mucho menor. Cabe destacar que en ningún momento se planteó otra forma de gobierno que no fuese la monarquía y la restitución del legítimo rey Fernando.
La escritura de este documento preparaba el terreno para el momento en que España retomase el control del territorio y expulsase a los franceses de sus tierras. Cabe decir que en España ya existía una suerte de constitución llamada los Estatutos de Bayona. Pero estos estatutos no nacen de la mano de la sociedad española por lo que los historiadores en consenso no la tienen en cuenta, pero nunca esta de mas tener en cuenta esta información.
«1812»
España en inicios del XIX aún era un país profundamente religioso. Ya se ha dicho en este artículo que el liberalismo tiene tres máximas: La separación de poderes, la soberanía del poder popular y la separación de la Iglesia y el estado. Cada país encontró su formula para encajar estas máximas como pudieron en sus sociedades.
Analizando la Constitución
En el preámbulo ya encontramos, lo que marcará una profunda diferencia de esta constitución a diferencia de otras constituciones europeas. Para ello se usará la primera constitución francesa de 1791 conocida como Declaración de los derechos del hombre.
El primer párrafo del preámbulo de la francesa empieza así:
Los representantes del pueblo constituidos en Asamblea nacional, considerando que la ignorancia, el olvido o el menosprecio de los derechos del hombre […]
El primer párrafo de la española así:
En el nombre de Dios todopoderoso, Padre, Hijo y Espíritu Santo autor y supremo legislador de la sociedad […]
Como se ve, las cortes de Cádiz, establecieron a Dios como la cúspide del poder en vez del pueblo o las cortes. No fue hasta la constitución de 1837 cuando desapareció la figura de dios como elemento supremo. Luego efectivamente, establecieron la soberanía en la Nación que no el pueblo, ya que eso tenía connotaciones revolucionarias. Hasta el momento la soberanía la tenía el rey absoluto. Se estableció un sistema electoral censatario como nuevo sistema de cortes y poder legislativo, una separación de poderes y libertad de imprenta. Todos los artículos de carácter liberal tienen las mismas características en las constituciones del XIX en Europa occidental.
Otro punto importantísimo de esta constitución fue que incluyó formalmente a los territorios de ultramar como parte del territorio español haciendo automáticamente que sus ciudadanos fuesen miembros de pleno derecho. Este punto fue muy relevante ya que en 1814 el rey Fernando VII abolió la constitución desencadenando terribles consecuencias para él y para España.
Fuentes:
Juan Antón Mellón. “Ideologías y movimientos políticos contemporáneos” (2016)
Raymond Carr. “España 1808-1975” (1982)
George L. Mosse. “la cultura europea del siglo XIX” (1997)
