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Charleroi, el muro español en el norte

Cómo de un fuerte español nació una de las grandes ciudades de la Bélgica moderna.

En 1666, los españoles decidieron construir una fortaleza en la provincia de Namur en lo que hasta entonces había sido el pequeño pueblo de Charnoy. La nueva ciudad fortificada se llamó “Charle-Roi”, en honor del rey Carlos II. Querían hacer un “muro” al norte de Francia para proteger a los Países Bajos.

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Maqueta del estado de Charle-Roi en 1667 (Foto: fortified-places.com)

Otras fortalezas españolas en Europa

Durante el siglo XVI la Monarquía Hispánica trató de defender sus posesiones con la última tecnología disponible. En 1546 construyeron una fortaleza llamada Mariembourg que defendía la frontera sur de los Países Bajos, pero que sería capturada por los franceses en 1554. Tras esta pérdida, reinando todavía el Emperador Carlos, se proyectaron y construyeron las fortalezas de Philippeville y Charlemont (actual Givet) un poco más al norte.

En 1659, tras haber interferido Francia en la expansión española y “cerrado” el Camino Español al quedarse Alsacia y Lorena con el tratado de Westfalia, firmó un nuevo tratado favorable a ellos: el Tratado de los Pirineos. Por este tratado, los franceses, ampliaban sus fronteras al norte y la fortaleza de Philippeville tuvo que ser entregada. Esto produjo una peligrosa brecha en las defensa de la frontera entre Mons y Namur.

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La entrevista de Luis XIV y Felipe IV en la isla de los Faisanes, de Jacques Laumosnier (1660).

El nacimiento de la fortaleza de Charle-Roi

Así, de nuevo, la Monarquía Hispánica tuvo que financiar una nueva fortaleza para neutralizar esa brecha. Francisco de Moura Corterreal y Melo, noble portugués que entonces era gobernador de los Países Bajos españoles, ordenó la construcción cerca del río Sambre, en un pueblo bien ubicado sobre una colina llamado Charnoy en 1666.

La nueva fortaleza, diseñada por el ingeniero flamenco Salomón van Es, —que ya había trabajado en otras fortalezas españolas en Namurse llamó Charle-Roi, en honor del rey Carlos II, y que no suponía mucho cambio del nombre original del pueblo tampoco.

Las “tomas” y devoluciones de la fortaleza por los franceses

La fortaleza era hexagonal, cada punta un bastión. Se proyectaron dos fosos (uno seco y otro con agua). Pero, en 1667, los franceses tomaron la fortaleza aún sin terminar.

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Charleroi en un mapa de Joseph de Ferraris

Un ingeniero francés, Le Preste de Vauban, se encargaría de terminarla realizando algunas modificaciones, como la inundación de los dos fosos y el aumento del cauce de agua en los mismos, para que pudieran ser inundados en caso de ataque mediante unas esclusas. En 1672 se añadió un puente sobre el río Sambre, para facilitar la llegada de refuerzos del sur (Francia), estableciendo un pequeño fuerte para defender ese puente que se llamó Villabajo (Ville Basse).

En 1678 se terminaron los añadidos defensivos en las zonas del este y del oeste, protegiendo el acceso a los canales inundados. También se corrigieron los errores que habían observado tras la toma por los franceses, reforzando los puntos por los que habían podido acceder añadiendo elevaciones de terreno en los puntos por los que la artillería francesa había hecho fuego sin problemas en 1667. Charleroi se había convertido en una inexpugnable fortaleza.

En 1697, se firma el Tratado de Rijswijk que ponía fin a la Guerra de los Nueve Años (Francia contra España, Inglaterra, las Provincias Unidas de los Países Bajos y el Sacro Imperio Romano). Con lo que la fortaleza debía ser devuelta a sus legítimos propietarios: los Habsburgo. Se tardarían algunos años en entregar, pero finalmente en 1715 se arriaba el pabellón francés.

En 1746 volvían a sitiar la Charleroi los franceses. Evidentemente conocían todos los recovecos, defensas, fuertes y debilidades de la impresionante fortaleza y volvieron a ocuparlo fácilmente. Esto les sirvió también, a los ingenieros franceses, para darse cuenta de que las fortificaciones de Villabajo no eran muy efectivas, por lo que las demolieron. Dos años después, Charleroi fue devuelta de nuevo a los Austria.

En 1780 realizaron una espectacular obra de restauración de la fortaleza, aunque las defensa del Este y del Oeste apenas fueron tocadas y ya estaban en esa época parcialmente derruidas, aunque en 1792, con el estallido de la Revolución Francesa se procedería a una restauración apresurada de las mismas.

Los ejércitos de Francia lograron entrar en Charleroi en 1794, esta vez les costó algo más, tuvieron que bombardear la ciudad y prácticamente todas las fortificaciones. Casi destruyeron la ciudadela. Tras las Guerras Napoleónicas los Países Bajos Austriacos (o Países Bajos del Sur) controlados por los holandeses se harían cargo de Charleroi.

Holanda, nuevos propietarios de la fortaleza

Sería ellos los encargados ahora de reconstruir el muro de Charleroi para protegerse de un futuro ataque francés. Las nuevas fortificaciones fueron planificadas por un ingeniero holandés llamado Oortwijn. El diseño de Oortwijn siguió aproximadamente a la antigua fortaleza, aunque la parte de la ciudadela se extendió hacia el norte para aprovechar un promontorio y así ampliarse.

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Charleroi sobre un plano de 1794 en el que se observa la ampliación

Últimos días de la fortaleza

Sin embargo, la nueva fortaleza no duró mucho tiempo en este estado. En 1829 el río fue canalizado, las fortificaciones de Villabajo fueron demolidas totalmente para poder aprovechar el río con fines industriales.

En 1830 Charleroi cayó ante los revolucionarios belgas, convirtiéndose en su bastión. Finalmente, y en nombre del “progreso” se procedió a la demolición de la fortaleza entre los años 1867 y 1871. 

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Charleroi durante su desarrollo industrial a finales del siglo XIX

Ya ven, si de los fuertes romanos nacieron muchas de las ciudades españolas (y europeas) que hoy conocemos, de un fuerte español nació una de las grandes ciudades de la Bélgica moderna. Ellos se acuerdan, el símbolo de la ciudad es la silueta del fuerte español y todas las webs de información turística presumen de ese origen. ¿Nos acordamos nosotros?

Miguel Ángel Ferreiro

Militar de carrera, autor de "La Segunda Columna" (Ed.Edaf), director de este proyecto e Historiador del Arte (UNED). Entre África y Europa, como el Mediterráneo.
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