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La batalla de Peleliu, una matanza en una pequeña isla del Océano Pacífico

La batalla se produjo entre el 15 de septiembre y el 27 de noviembre de 1944

La Guerra relámpago llevada a cabo por Japón, permitió que estos ocuparan desde las islas Filipinas hasta Nueva Guinea pasando por las islas Salomón y el archipiélago de Palau, utilizando estos territorios como un preludio ante la siguiente invasión de Australia, lo que dejaría a Estados Unidos prácticamente sin bases en el Pacífico.

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Mapa de la batalla de Peleliu (Wikimedia)

El escenario de la batalla de Peleliu

La importancia estratégica de las islas Palaos (donde está Peleliu) se debe a la presencia de aeródromos en ellas, debido a que la isla en el Sur es una llanura, los japoneses emplazaron un aeródromo que, en teoría, sería de gran importancia para los Estados Unidos, aunque este no se le dio el uso que se había afirmado que tendría. Esto supuso una gran polémica en torno a la batalla, debido a la gran cantidad de bajas.

La batalla de Peleliu a su vez, supuso la evidencia de un retroceso de las fuerzas niponas ya en 1944, momento en el que habían perdido la capacidad operativa de su flota y aviación tras las sucesivas derrotas.

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Vista aérea de Peleliu (U.S. National Park Service)

Al igual que en la posterior batalla de Iwo Jima, las defensas en Peleliu fueron dispuestas para contener en la cadena montañosa de Umurbrogol al grueso de las tropas estadounidenses.

En esta montaña de coral se establecieron numerosas cuevas con la intención de bombardear con artillería, morteros y fuego de ametralladoras a las tropas que pretendieran asaltar sus posiciones defensivas, estos puntos estratégicos también fueron utilizados para bombardear a los marines durante su desembarco y conquista del aeródromo.

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Playa en la isla de Peleliu (Wikimedia)

La superioridad militar estadounidense

Respecto a la división de las fuerzas, debemos destacar la superioridad naval, aérea y terrestre estadounidense. El famoso 1º Regimiento de Marines sería el encargado junto con el 5º y 7º Regimientos de los respectivos desembarcos en la isla, siendo apoyados por el 11º Regimiento de Marines, a partir de ataques de artillería.

La armada también desempeñó su papel en esta batalla, cañoneando la isla para debilitar las posiciones japonesas, sin embargo, la mayoría de estas posiciones permanecieron intactas tras los sucesivos ataques, algo que se repetirá en la batalla de Iwo Jima.

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La primera oleada de LVTs aproximándose a las playas (USGov-Military)

Frente a los casi 50.000 efectivos estadounidenses, los japoneses contaban con apenas 11.000 efectivos, pertenecientes en su mayoría a la 14º División de infantería. Los suministros con los que estas tropas contaban eran menores y limitados, por el hecho de estar bajo el asedio de la flota estadounidense.

Al frente de los contingentes, tenemos al coronel Kunio Nakagawa, encargado de dirigir las defensas de la isla, frente a William Henry Rupertus, encargado de comandar a la 1ª División de Marines en esta contienda.

Kunio Nakagawa
Kunio Nakagawa (Wikimedia)

Objetivo: el aeródromo

El desembarco comenzó el 15 de septiembre de 1944 por tres puntos diferentes ubicados al sur de la isla, el objetivo era claro, ocupar rápidamente el aeródromo.

El soldado Robert Leckie recordaba en sus memorias el desembarco:

“Nuestros grandes barcos de guerra quedaron detrás y, delante, el enemigo. En el cielo todos los aviones eran nuestros. Aquél fue un momento de confianza suprema. Una fiera alegría se apoderó de mí, arrinconando aquella tonta convicción de que iba a morir, y contemplé aquella electrizante escena de conquista”.

Ante el desembarco, los japoneses respondieron a las barcazas norteamericanas con un intenso fuego de morteros, el objetivo, era el de concentrar un fuego limitado en donde más efectividad podría tener. Estos ataques en pocas horas provocaron un aluvión de bajas.

“Nos masacraban, pero no solo los morteros. Desde un puesto invencible que los japoneses habían abierto en un promontorio de coral que se proyectaba hacia la bahía, llegaba fuego de ametralladora”.

El avance fue rápido hasta el aeródromo, al día siguiente del desembarco llegaron hasta las pistas, donde siguieron sufriendo grandes bajas, ya no solo por el fuego enemigo, sino por el sol abrasador y la falta de agua.

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Marines desembarcando en Peleliu (Wikimedia)

La feroz resistencia japonesa

La captura del aeródromo supuso un paso importante, aunque aún quedaban sobre el campo la mayor parte de las fuerzas japonesas, atrincheradas en el sureste de la isla y en el norte. Esta victoria sirvió para que la aviación norteamericana comenzara a destruir la densa selva y las cuevas donde los japoneses habían emplazado su artillería.

Tras la conquista de la isla Ngesebus a finales del mes de septiembre, posición desde donde los japoneses tenían a tiro con su artillería el aeródromo del norte, fue el punto culminante para la utilización de los puntos estratégicos que tenía la isla.

amtrac marines
Marines usando como refugio un Amtrac (National Park Service)

Después de semanas de combate, la montaña Umurbrogol en el centro de la isla era el único punto de la isla en el que los japoneses dominaban el terreno. Siendo la fortaleza “The point” y “Bloody Nose Ridge” los dos puntos importantes de esta cadena montañosa.

Las enormes bajas estadounidenses

Durante los meses de octubre y gran parte de noviembre, los japoneses lanzaron contraofensivas en los alrededores de la montaña, poniendo en jaque a las tropas del 1º Regimiento de Marines que, junto con el 5º y 7º regimientos, perdieron en torno a un 50-60% de sus efectivos a lo largo de la batalla.

Aunque las operaciones militares finalizaron en noviembre de 1944, una treintena de soldados japoneses resistieron como guerrilleros hasta 1947, cuando tuvieron que ir autoridades japonesas a disuadir a los soldados de que la guerra había terminado.

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Marines en un hospital en Guadalcanal tras ser heridos en la batalla de Peleliu (USMC)

En lo relativo a las bajas, debemos destacar que en ambos casos superan las 10.000 entre muertos y heridos, siendo en el bando japonés muertos casi en su totalidad. Con esto, las tácticas de defensa japonesas y los resultados comenzaron a cambiar, tanto en esta batalla como en las sucesivas, en las que se no se utilizaron con tanta frecuencia las denominadas cargas “Banzai”.

Fuentes:

“Mi casco por almohada” Robert Leckie

“Nemesis” Max Hastings

“Diario de un Marine” Eugene Sledge

_Javier Pérez Cobo

Graduado en Historia por la Universidad Autónoma de Madrid, apasionado de la difusión de la cultura por cualquier canal y fórmula.
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