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El misterioso tesoro del rey Merovingio

Childerico I, hijo de Meroveo, rey de los Francos Salios -establecidos en la provincia romana de Gallia Belgica – del 457 al 481 de nuestra era. Segundo caudillo de los Merovingios.

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“Bautismo de Clodoveo”

¿Quiénes eran los Merovingios?

Los Merovingios habían firmado un foedus —alianza militar— con Roma por el cual, sus ejércitos, auxiliarían a estos en el norte de la Galia. Por esta alianza, los Francos Salios recibieron oro y tierras – en Gallia Belgica– estableciéndose principalmente en Tournai (cerca de la actual Lille), donde Childerico I fijaría su residencia, y capital de sus dominios.

A la muerte de Childerico, en el 481, el Imperio Romano estaba despedazándose —476 se marca como fecha de la caída del Imperio Romano—, y los Salios emprendieron sus campañas de conquista hacia el sur. El hijo de Childerico, Clodoveo, fue el primer rey franco que aceptó el cristianismo.

Clodoveo recibiría en Tours, de manos del Emperador de Oriente, las insignias de Patricio y Cónsul romano, en reconocimiento de su poder. La capital fue desplazada de Tournai a Soissons, y más tarde a París (508). Los restos de los primeros merovingios fueron olvidados al norte, y la tumba de Childerico desapareció en las brumas del tiempo.

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Réplica del anillo de Childerico. En la imagen del anillo, Childerico, aparece imberbe con un manto sobre su hombro -usado por los líderes militares- y una lanza en su mano.

El tesoro de la tumba de Childerico

Las piezas que componían el ajuar funerario de Childerico eran de un valor incalculable: monedas de oro y plata -algunas con la imagen del emperador Bizantino Zenón (479-491)- armamento variado -incluyendo la espada del rey, ricamente decorada, torques de oro, accesorios cotidianos -como hebillas y fíbulas de cinturones o zapatos-, un toro de oro con un disco solar en la frente y una bola de cristal y 300 abejas de oro con alas de cristal rojo…

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Ilustración de las monedas bizantinas encontradas en el tesoro.

Las abejas de Childerico, según hipótesis, pudieron haber decorado el manto ceremonial del rey merovingio.

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Las dos únicas abejas conservadas

Napoleón y el tesoro merovingio

Curiosamente, Napoleón Bonaparte, despreció la flor de lis (Capeta o Borbónica) de los monarcas franceses —que usaban desde el reinado de Hugo Capeto en el siglo X—  y adoptó estas abejas, de Childerico, en representación de los auténticos reyes francos, como símbolo más antiguo de los líderes franceses; utilizándolo en su propio manto de coronación. Podemos ver el detalle de las abejas en numerosos óleos de Napoleón como emperador:

Los objetos (estamos hablando del año 1653) fuerondesapareciendo” del lugar. Por aquel entonces, la ciudad de Tournai, era parte de los Paises Bajos españoles, y la mayoría del tesoro fue a parar a manos del gobernador: El archiduque Leopoldo Guillermo de Habsburgo.

La catalogación del tesoro merovingio

Hubo suerte, resulta que el archiduque era un amante del arte y coleccionista, y ordenó a su médico personal, Jean Jacques Chifflet, experto en antigüedades, que inventariase el hallazgo, a fin de que no desapareciesen más piezas.

El inventario se hizo de forma muy detallada por Chifflet; llegándose a publicar, en Amberes, un libro (1655) con la colección junto a unos magníficos grabados -muy detallados- bajo el título: Anastasis Childerici I. Francorvm Regis, sive Thesavrvs Sepvlchralis Tornaci Neruiorum (La resurrección de Childerico I, rey de los francos, o el ajuar funerario de Tournai de los Nervians).

A pesar de aparecer, en el estudio de Chufflet, numerosos errores en la identificación de las piezas, se trata de la primera publicación científica-arqueológica, mucho antes de que existiera la mismísima arqueología.

El paso del tiempo y el tesoro

Cuando el archiduque abandonó los Países Bajos (1656) se llevó consigo la mayoría de su colección, incluyendo el tesoro de Childerico, a Viena. Estos tesoros fueron legados, a su muerte, a su sobrino Leopoldo I (Emperador del Sacro Imperio Romano Germánico, Rey de Hungría y Bohemia, Archiduque de Austria ). Leopoldo I, que estaba muy sobrado de tesoros, regaló a Louis XIV – en agradecimiento por la ayuda militar recibida para combatir a los turcos- el tesoro de Childerico.

Cuentan que Louis XIV, el flamante “rey Sol“, consideró que estos tesoros del siglo V eran -como diríamos hoy día- una “horterada”, y los guardó en alguna parte de su Gabinete de Medallas (que estaba en el palacio del Louvre). Tras la revolución francesa, los tesoros del Gabinete de Medallas pasaron a la colección de la Biblioteca Nacional de Francia (antes Imperial).

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Luis XIV representa a Apolo en un baile.

1831, el año en que robaron el tesoro

Pero la aventura del tesoro del rey Merovingio no acaba aquí, no. El 5 de noviembre de 1831, unos ladronzuelos, irrumpen en el Gabinete de Medallas de la Biblioteca Nacional de Francia y se hacen con un botín de más de 2.000 piezas de oro. El robo fue un escándalo nacional, llegándose a contratar los servicios de un tal Eugène-François Vidocq; un legendario famoso ex-criminal convertido a criminalista e investigador (quizás el primer detective de la historia) del que habréis oído hablar – ya que hicieron una peli no hace mucho, francesa, sí, salía Gérard Depardieu, era Vidocq.

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Eugène François Vidocq.

Apenas un mes después de los inicios de la investigación, la policía consiguió capturar a los ladrones. En el piso franco se encontraron 20 lingotes de oro, los cuales, como podéis imaginar, fueron realizados fundiendo todos los objetos de oro puro que habían obtenido del golpe y no pudieron “colocar”.  Solamente se salvaron las piezas con incrustaciones – o las incrustaciones de las piezas-, que fueron localizadas en el fondo del río Sena, en unas bolsas de cuero, escondidas para “más adelante”.

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Ilustraciones del Libro de Chiflet

A parte de las piezas fundidas, los delincuentes, consiguieron vender algunas. Algunas de ellas fueron a parar a coleccionistas privados que, de la noche a la mañana, se vieron convertidos en cómplices al leer en la prensa el inventario del robo. Muchos conseguirían eludir a las autoridades; como Ernesto Leclerc, que consiguió llevar su colección -con algunas piezas del robo del Gabinete incluidas- a Cuba. Algunas de estas piezas numismáticas pueden verse en el “Museo Oscar M. de Rojas” (Matanzas-Cuba).

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Noticia en la prensa española (El Correo) sobre la captura de los ladrones de París (diciembre de 1831)

El caso se cerró y los criminales fueron condenados a prisión -el líder de la banda a 40 años. Desgraciadamente, del tesoro de Childerico, se salvaron dos monedas, dos abejas, una pulsera y las decoraciones de la espada de oro, que eran de granate.

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Torques y adornos – Ilustraciones del Libro de Chiflet

Misterios sin resolver sobre el tesoro

El robo es considerado, hoy en día, como el mayor robo de monedas antiguas de la historia. La estupidez humana, desde tiempos inmemorables: una tragedia, una pérdida. A pesar del tesoro que se puede ver hoy día, de tanto oro perdido -y joyas- yo me sigo preguntando:

¿Dónde estará la bola de cristal de Childerico?

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bola de cristal de childerico

¿Quién fabricaría tal cosa en el siglo V?

¿Qué función tendría?

¿No os lo preguntáis vosotros?

Fuentes:

Biblioteca Digital Mundial: “abejas merovingias”

Museo Oscar María de Rojas (Cuba)

“El tesoro visigodo de Guarrazar”; Alicia Perea (página 358)

Noticia en “El Correo” (1831) de la captura de los ladrones

Artículo sobre Childerico I en Wikipedia (eng)

“Anastasis Childerici I. Francorvm Regis”; Chiflet (1655)

Miguel Ángel Ferreiro

Militar de carrera, autor de "La Segunda Columna" (Ed.Edaf), director de este proyecto e Historiador del Arte (UNED). Entre África y Europa, como el Mediterráneo.

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