Realmente la guerra más larga en la historia fue sin querer… vamos, que no se alargó por los combates o por culpa de un asedio como el de Ceuta. Su causa fue un sencillo error.
En 1651, la marina holandesa estaba luchando en el bando parlamentarista, el de Oliver Cromwell, durante la segunda Guerra Civil inglesa. Los escenarios de combate se repartieron por toda la costa de las islas británicas, incluidos sus archipiélagos e islas que eran utilizados como bases por la Royal Navy, en el bando contrario al de los holandeses.
Los Países Bajos buscaban mantener su alianza con Inglaterra y eligieron, mediante una gran reunión en La Haya, que se arrimarían al bando que más garantías tenía de ser el vencedor en esa Guerra Civil. Muy prudentes los holandeses.
Durante una batalla, la Royal Navy huyó y se refugió en las islas Sorlingas (en inglés, Isles of Scilly; en córnico, Ynysek Syllan). Al ser perseguidos por la Marina Holandesa las baterías de la isla hicieron fuego contra la flota. La marina realista se hizo fuerte en las islas, tanto que les fue imposible a los holandeses tan siquiera aproximarse.
Tras tantas pérdidas, el 30 de marzo de 1651 el Almirante Maarten Tromp Harpertszoon exigió al gobierno de las islas los costes de la reparación de sus barcos. Al no recibir respuesta, los Paises Bajos le declaran la guerra al archipiélago
Tres meses después, los realistas, se rendían y la Marina Holandesa regresó a sus puertos, olvidándose de aquella declaración de guerra.
En los años 80, el Presidente del Consejo de las Islas Sorlingas, que curiosamente era historiador, llamado Roy Duncan, se dio cuenta de que la declaración de guerra contra las islas no había sido anulada ni incluida en ningún tratado. Realizó una consulta a la embajada holandesa para cotejar con ellos si tenían algún tipo de documentación al respecto, y resultó que lo único que existía era aquella absurda declaración de guerra. Absurda, pero en vigor.
Los holandeses reunieron los archivos existentes sobre el asunto y descubrieron que habían estado en guerra durante nada menos que 335 años. El entonces embajador holandés, Rein Huydecoper, realizó junto a Duncan la documentación necesaria para firmar un tratado de paz.
