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La ridícula Legión Británica que combatió a los Carlistas (cap.3)

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En el capítulo anterior comenzábamos a esbozar la penosa situación de las tropas británicas en Vitoria. Os contamos…

Los carros de bueyes salían repletos de cadáveres de la villa al cementerio, se apilaban unos encima de otros, y se inhumaban sin ningún tipo de ceremonia en el camposanto de la ciudad. Hasta que el alcalde prohibió los enterramientos debido a que la capacidad del cementerio católico (para los irlandeses) era reducida e iba a quedar colapsado de un momento a otro.

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Estandarte de D. Carlos V (Primera Guerra Carlista)

El acuerdo al que llegó el consistorio local con los militares fue que los cadáveres se enterrasen en las huertas de los conventos en los que estaban siendo atendidos, más tarde se publicaría una Real Orden para la construcción de cementerios para los angloamericanos.

Por las mañanas en Vitoria, los soldados, ya no preguntaban ¿Qué tal estás? a sus compañeros sino ¿Quién ha muerto hoy? como pregunta cotidiana.

Los ciudadanos de Vitoria, no ajenos a las desgracias de los legionarios, para más inri les negaban la venta de mantas, material y alimentos. A los oficiales alojados en viviendas los echaban a la calle en cuanto pudiera parecer que estaba enfermo. Los enfermeros y médicos de los hospitales robaban a los convalecientes. Un oficial llegó a escribir en una carta que Vitoria era la “Quinta columna carlista”.

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Plaza de Vitoria en 1835

Los oficiales sanitarios británicos, que también estaban muriendo, achacaron el índice de mortandad al tifus, pero no estaban seguros, algo extraño ocurría y no sabían el qué.

Aparte de la lucha contra el frío y la muerte en Vitoria, los británicos, tenían que atender a los otros frentes. En enero de 1836 salió de Vitoria una fuerza de unos 25.000 hombres, entre Legionarios británicos y franceses, txapelgorris y soldados regulares.

Córdova dividió el contingente en 3 columnas, una al mando de Espartero que iría por la izquierda, el mismo Córdova por el centro y los británicos, con Lacy Evans en cabeza, por la derecha. Querían abrirse paso por la sierra de Arlabán, que estaba cubierta por una espesa nieve, para llegar a Oñate, lugar de residencia del Infante Don Carlos.

Nuestro Británicos se toparon con los observadores carlistas el 16 de enero, pero huían y no presentaban combate. La espesa niebla lo cubría todo y dificultaba los desplazamientos, las columnas no se veían entre sí.

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Tropas británicas disparando contra los observadores carlistas

Así transcurrieron dos días sin encontrar más resistencia, rumbo a Oñate, que los incómodos exploradores y pequeños grupos de guerrillas que hicieron bastante daño.

Las noches eran otra cosa, los legionarios tenían que dormir al raso, muchos de ellos solamente tenían uniforme de verano y se amontonaban unos sobre otros para entrar en calor junto a las hogueras. Era un invierto especialmente duro y todo estaba cubierto por una espesa nieve.

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Batalla de Arlaban, 16 y 17 de Enero de 1836 por Josep Cusachs y Cusachs.

En la noche del 18, harto el general inglés de ver la penosa situación en la que se encontraban, y sin ni siquiera entrar en combate, se dirigió al galope a ver a Córdova. Al divisar la columna pudo ver que habían cambiado de dirección y regresaban a Vitoria, nadie les había avisado… Evans habló con Córdova y confirmó sus sospechas, estaban regresando y ellos debían hacer lo mismo, es más, ellos eran el motivo.

Al parecer la decisión se tomó debido al alto índice de bajas que estaban sufriendo en las filas (unas 600 en total), especialmente en las inglesas, de las que cada poco -horas al parecer- tenían que partir carros -o camilleros- con enfermos hacia el cuartel general.

Y esas fueron las famosas operaciones de Arlabán. A finales de mayor regresarían a Arlabán y entablarían una serie de combates con una gran devastación a su alrededor… pero eso, es otra historia.

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Miguel Ángel Ferreiro

Militar de carrera, autor de "La Segunda Columna" (Ed.Edaf), director de este proyecto e Historiador del Arte (UNED). Entre África y Europa, como el Mediterráneo.
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