La gran gesta del Marqués de Cerralbo, episodio que nos ocupa en este artículo, ocurrió justo después del frustrado intento de invasión de las islas británicas por parte de la Gran Armada de Felipe II en 1588.
El pirata Drake rumbo a España
La reina Isabel I de Inglaterra y el gobierno holandés, decidieron financiar una flota al mando del pirata Drake (que había combatido contra las tropas españolas con relativo éxito un año atrás y asaltado fortalezas por todo el Algarve) y su compañero en la masacre de Rathlin Island de 1575, el señor John Norreys.
Su fin era obtener cuantiosos beneficios por parte de los holandeses y forzar a Felipe II a aceptar una paz condicionada a las demandas de la reina de inglaterra. Por lo que se ve los ingleses enviaron a lo “mejor de cada casa”.
Las intenciones eran claras, aprovechando la falta de flota en España tras el desastre en Inglaterra, se dirigió la expedición Drake-Norreys a los puertos en los que se estaban efectuando las reparaciones de los buques que consiguieron regresar, así como tomar los astilleros en los cuales se estuvieran construyendo nuevas unidades. Eran objetivos Santander, San Sebastián y Coruña. Se dirigieron en primer lugar hacia el puerto de… The Groyne. Así era conocida Coruña por los ingleses.
A pesar de los éxitos de Drake como pirata la historia demostraría que no estaba preparado para organizar una operación de tal envergadura. Entre los errores logísticos, la falta de confianza de los soldados de la corona hacia el y sobre todo, el haber subestimado la capacidad de los españoles.
El Marqués de Cerralbo, defensor de la plaza de La Coruña
Uno de esos valientes españoles fue el capitán general de Galicia, defensor de la plaza de La Coruña a la venida del pirata inglés, su nombre: Juan Pacheco Ossorio, II marqués de Cerralbo. Al estar en guerra con inglaterra, estaba establecido un sistema de avisos luminosos en las torres de vigilancia. La primera fogata en encenderse fue la de Cabo Prioriño, los primeros en ver la inmensa flota que se acercaba a la ría.
Jueves, 4 de mayo de 1589.
Al divisar las fogatas de alerta de las torres cercanas a la ciudad, El Marqués de Cerralbo, ordena encender fuego en La Torre de Hércules, dando la ejecutiva para encender las diversas torres de vigilancia existentes en la comarca para movilizar milicias locales y nobles que contaban con armamento.
apenas se reunieron en la ciudad unos 1200 hombres. De entre los hidalgos y militares escoge a sus capitanes y organiza las brigadas y agrupaciones milicianas con gente de las aldeas más próximas. Gracias a su rápida reacción consigue reclutar civiles que se unen a la defensa llegados de Santiago y en su mayoría de Betanzos, del cual partieron tres compañías. Las compañías de Betanzos (Cía. Ruy de Becerra, Cía de Gómez de Vaamonte y Cía. Cristobal Díaz) fueron decisivas para la defensa de la plaza, en la documentación de la época se pueden encontrar numerosas alusiones a estos valerosos hombres.
El marqués de Cerralbo retuvo el asedio a la ciudad con unos trescientos soldados, distribuyendo de forma estratégica toda la artillería que pudo conseguir, uno de los puntos claves fue el islote en donde se estaba edificando el Castillo de San Antón.
Cabe destacar, frente a otras fuentes que aseguran que el castillo se usó en la defensa, que estaba en construcción y por lo tanto no era efectivo. Junto al islote apostó El San Juan, la Princesa y la Diana que apoyaron las baterías de tierra.
Los capitanes que defendieron La Coruña
A las órdenes del marqués de Cerralbo estuvieron como capitanes titulares de las siete Compañías creadas para actuar en el Cerco de la ciudad fueron:
- Don Álvaro Troncoso
- Don Diego de Bazán
- Don Jerónimo Monroy
- Don Juan de Luna
- Don Antonio Herrera
- Don Pedro Manrique (conde de Paredes)
- Don Gómez de Carvajal
- Juan Varela, al mando de la milicia civil de la ciudad
Los ingleses logran desembarcar
La intensidad del fuego coruñés obligó a los ingleses a replantearse el ataque directo a la ciudad, sin duda un éxito en la organización de las defensas por parte del Marqués. Pero la flota inglesa era muy superior en número (180 barcos y 27.667 hombres) y pudo efectuar una cobertura para realizar un desembarco en una playa cercana, en la cual bajaron a tierra pequeñas piezas de artillería con las que empezaron a cañonear los pocos buques españoles que protegían la ría.
Tras el desembarco en la playa de Santa María de Oza, los ingleses fueron abriendo camino. El Marqués de Cerralbo, ante el avance inglés, ordena refugiarse en la zona conocida como “La Pescadería” (parte baja de la ciudad), es entonces cuando el marqués envía emisarios a pedir ayuda al poderoso conde de Andrade, por entonces arzobispo de Santiago, para que acuda en su ayuda.
El emisario llega a Compostela a las 2 de la mañana del viernes día 6; a las 5 de la mañana, arcabuceros, piqueros, hombres a caballo y soldados “viejos”, 4000 hombres parten en ayuda de Coruña.
Durante el viernes las tropas de Cerralbo combaten en las cercanías de la Torre, pero las inglesas son más numerosas. De nuevo Cerralbo ordena una retirada, esta vez abandonando la parte baja de la ciudad, en la cual estaban ya posicionando artillería inglesa, no sin antes dar una acertada orden: recoger todos los suministros posibles y refugiarse tras las murallas. La última orden del marqués antes de parapetarse en la ciudad fue la de incendiar los buques que pudieran ser capturados, destruyendo la nao San Bartolomé (Escuadra de Andalucía) y el poderoso galeón San Juan (E. Portugal). No pudiendo evitar que se hicieran con el galeón San Bernardo, que estaba en carena.
Cerralbo, en espera de refuerzos
Las tropas mandadas por Norreys tardaron días en llegar a la parte alta a pesar de la superioridad numérica y de haber podido realizar barricadas con artillería apostada. Los españoles salían de la ciudad combatiendo en pequeñas escaramuzas para frenar el avance inglés, objetivo que consiguieron pero, que según dice la documentación de la época, si hubieran contado con gente más experta en la guerra hubieran podido rechazar la toma de La Pescadería. Estas escaramuzas permitieron a Cerralbo ganar tiempo y organizar a toda la población, repartiendo la defensa a lo largo de la muralla. Hombres, mujeres, niños y ancianos…
Valientes sobre las murallas: María Pita e Inés de Ben
Mala suerte tuvo Norreys, pues tras las murallas de la ciudad se encontraban los más fieros defensores al mando del Marqués de Cerralbo. Valientes que pasarán a la historia como Juan Varela, a cargo de las milicias coruñesas compuestas sobretodo por mercaderes, patrones y pescadores; y las heroínas María Pita e Inés de Ben.
Ante la resistencia coruñesa y la continua llegada de refuerzos procedentes de Santiago, Betanzos y demás ciudades gallegas, los ingleses se replegaron el 18 de mayo, tras 14 días de combate, con casi 2000 bajas y 3 buques hundidos.
La retirada inglesa
Algunas unidades desertaron y regresaron a Inglaterra y otras siguieron hacia Lisboa a probar más suerte, aunque le sobrevino la misma, la merecida suerte del pirata… otro fracaso. Drake perdería cerca de 20.000 hombres en esta campaña y unas 80 unidades navales. Aun así este sanguinario pirata fue nombrado Sir por su reina y es más recordado que los valientes que consiguieron derrotarlo, como el que nos ocupa en este caso, aquel desconocido Capitán general de Galicia, el incansable (como así aparece apodado en las crónicas) Marqués de Cerralbo.
Memoria de la batalla en el Museo Cerralbo de Madrid
En el Museo Cerralbo de Madrid podemos contemplar la escena que forma parte de la portada de este artículo, exactamente a la derecha de la escalera de honor, estas pinturas fueron realizadas por José Soriano y Fort (imagen de portada de este artículo). Encontramos en el Museo Cerralbo numerosas piezas en su armería que nos permiten imaginar aquellos días de la batalla.