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Alonso Jofre Tenorio, el Almirante de Castilla que se olvidó de tocar Zafarrancho de Combate

Motivo por el cual le hundieron la flota

En abril del año 1340 la flota del rey de Castilla, Alfonso XI, se encontraba de patrulla por el Estrecho de Gibraltar.

batalla naval castilla Alonso Jofre Tenorio
Detalle del Estrecho en el Atlas Náutico de Abraham Cresques (1375) (Foto: c Retohistorico)

No era una flota muy numerosa ni contaba con buenos marinos, no porque embarcase gente inexperta, sino porque ya llevaban mucho tiempo en la mar y padecían muchas bajas por enfermedades e incluso muchos habían muerto. Por este motivo ocho de sus galeras tuvieron que regresar a puerto porque se quedaron sin dotación para maniobrarlas.

La Armada de Castilla

El rey Alfonso dio la orden de armar de nuevo las ocho galeras, que estaban en el Puerto de Santa María, y se uniesen a la flota. Seguramente sería en esos mismos días cuando solicitó ayuda a otros reinos mediterráneos recibiendo en su flota un refuerzo de una galera genovesa y cuatro galeras aragonesas al mando del Almirante de Aragón Dalmau de Cruilles.

Los meriníes, por su parte, y bajo el mando del sultán de Fez, Abu Al-Hasan, agruparon su flota en Ceuta. Muchos puertos del norte de África armaron galeras (Bugía, Trípoli, Yerba, Túnez…), incluso pudieron partir de Granada alguna para unirse a esta flota. Nombrando al almirante Muhammad ibn Ali al-Azafi como jefe de la fuerza. Cuando la flota meriní estuvo completa, se cree que alrededor de 100 buques, partieron de Ceuta rumbo al Estrecho pudiendo despistar a la flota castellana entrando en Gibraltar, que estaba en poder africano. Alonso Jofre Tenorio, el Almirante de Castilla, no pudo evitar que llegaran a puerto y no pudo hacer otra cosa que permanecer en la entrada de Gibraltar a merced de los fuertes vientos de levante.

batalla naval castilla Alonso Jofre Tenorio
Escudo del almirante Jofre Tenorio en la antigua Sala de Audiencias del Alcázar de Sevilla

El temporal acabó por destrozar una galera, entonces ordenó Don Alonso levar y retirarse hacia un refugio, unos entraron en Tarifa y otros en Sancti Petri, según tengo entendido no bajaron ni a puerto, ya que en cuanto amainó el temporal los de Sancti Petri (entre los que seguramente estaría la galera de Jofre) pusieron rumbo a Tarifa para reagrupar la flota y volver a Gibraltar.

El rey Alfonso se entera de la llegada de la flota africana

Las noticias de que la flota meriní había conseguido llegar a la península habían llegado a oídos del rey Alfonso XI. Parece ser que no gustó mucho esa nueva, según consta en los archivos, para que se hagan una idea, Doña Elvira, esposa del almirante Jofre escribiría esto en una carta a su marido:

no saliesse de la mar […] que si de la mar saliesse, sería preso o muerto

Jofre, al recibir las noticias (tenían un leño que hacía de correo con tierra), dirigió la flota hacia al combate, pero los meriníes los evitaban. Tuvieron que quedarse de nuevo a la espera, a merced del viento y de la mar de fondo; enfrente de Algeciras a la espera de sus enemigos. Según un informe del estado de la flota, los castellanos, estaban muy agotados y debilitados. Pasar muchos días en la mar entonces no debía ser muy buena cosa; el frío, la humedad, la falta de alimentos, escasez de agua potable…

Zafarrancho de Combate Medieval

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Miniatura con tañedores de añafiles de las Cantigas de Santa María (h. 1250-1284) de Alfonso X el Sabio. Cantiga n.º 320.

Viendo el Almirante que sus hombres se debilitaban y se venían abajo decidió que cada día se tocaran “trompetas o añafiles”, lo que viene a ser un Zafarrancho de Combate (créanme, he sudado en muchos), en tres toques: En el primer toque era de atención, el segundo deberían ocupar los puestos para la maiobra de leva y finalmente en el tercer y último aviso debían estar en sus puestos para entrar en combate. Y así, cada mañana que estuvieron en esa posición, se tocó Zafarrancho de Combate (al estilo medieval).

Pero la cuarta mañana, la del 8 de abril (según otros historiadores el 4), se olvidó de tocar el zafarrancho… Quizás estaban agotados, no comían bien, no bebían, había muchos enfermos, quién sabe… El caso es que el mar estaba en calma y los meriníes, por algún extraño motivo, decidieron salir a dar la cara. Embarcaron en sus galeras cuatrocientos infantes y arqueros. Armando hasta los dientes a los remeros también.

Los barcos de Jofre se dieron cuenta cuando los tenían encima. Y aunque hizo sonar sus trompetas y añafiles, casi no les dio tiempo ni a izar sus velas. Los africanos abordaron la mayoría de galeras castellanas, apresaron algunas y otras las hundieron. En las que apresaban colocaban arqueros para disparar contra las demás. Un desastre.

Las crónicas sobre este combate

lonso Jofre Tenorio
Dibujo procedente de “El Almirantazgo de Castilla hasta las Capitulaciones de Santa Fe” (Pérez Embid, Florentino). Escuela de Estudios HispaniAmericanos de la Universidad de Sevilla. Sevilla. 1944. Fig. 4

Alonso Jofre Tenorio murió heroicamente, lo dice un cronista aragonés que recogió las palabras de los testigos que consiguieron llegar a Valencia: Murió abrazado al guión de Castilla; dijeron:

…et él abrazado con el estandarte peleó con una espada que tenía en la mano, fasta que le cortaron una pierna et hobo de caer, et lanzaron de encima de la nave una barra de fierro, et diéronle un golpe en la cabeza de que morió. Et los moros llegaron a él, et cortáronle la cabeza, et echáronla al mar; et fincó el cuerpo en la galea, et derribaron el estandarte que estaba en la galea, et aquel cuerpo del almirante lleváronle al rey Alobasen..

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El guión de Castilla en el Manuscrito de las Crónicas de Jean Froissart, siglo XV

Los cronistas, como Ibn Jaldún, tachan de fácil esa victoria. Éste escribía:

En menos tiempo que el que se tarda en decir dos palabras, la victoria se decantó para los verdaderos creyentes, que se lanzaron al abordaje, masacrando a las tripulaciones a golpes de picas y de espadas, arrojando los cadáveres al mar.

Los barcos apresados y muchos prisioneros fueron llevados a Ceuta en donde se celebró la victoria con, según de nuevo las crónicas: “un gran número de cabezas que fueron cortadas a los cristianos”. También en Granada se celebró, encendiendo hogueras y elevando cánticos y bailes.

Pudieron huir diez embarcaciones hacia Cartagena, con más de 5.000 heridos a bordo. De las galeras aragonesas solamente se salvó la que mandaba Nantoni des Brull, que entró en Valencia, falleciendo el Almirante de Aragón junto a sus hombres. 28 galeras y 7 naos se perdieron y todos sus hombres, además de la soldada de los marinos (que estaba en una de las galeras capturadas) y numeroso material militar entre lo que se destacan 400 ballestas y corazas.

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Museo Naval de Madrid
(Foto: @madrida360 )

Esta grave derrota puso en alerta a Pedro IV el Ceremonioso que ordenó a todos sus súbditos estar alerta y armar todas sus galeras, Alfonso XI por su parte no le quedó más que solicitar apoyo al rey de Aragón: “rogavamos que nos acorresedes con galeas para la guarda de la mar […]”.

Los meriníes, en cambio, hicieron grandes celebraciones por la victoria conseguida. El sultán Abu l-Hasan “tuvo un gran sesión afín de recibir las felicitaciones de su pueblo y de escuchar rivalizar a los poetas celebrando esta gloriosa jornada”. Déjales que celebren. El 30 de octubre de 1340 los meriníes fueron derrotados por las tropas castellanas, aragonesas y portuguesas en el río Salado (Cádiz). Poco les duró la alegría, unos 6 meses.

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Túmulo sepulcro Alonso Jofre Tenorio (Monasterio de Santa Clara) de Moguer, en la provincia de Huelva.

Fuentes:

  • Las glorias nacionales“(1853) Fernando Paxot i Ferrer
  • La derrota naval del almirante Jofre Tenorio” de Wenceslao Segura González
  • Ayuntamiento de Tarifa
  • Una escuadra de galeras de Castilla, del siglo XIV” (1888) Cesáreo Fernández Duro

Miguel Ángel Ferreiro

Militar de carrera, autor de "La Segunda Columna" (Ed.Edaf), director de este proyecto e Historiador del Arte (UNED). Entre África y Europa, como el Mediterráneo.
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