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Ramón Bonifaz, el primer Almirante de Castilla

Considerado por muchos el precursor de los Bazán, Gravina, Lezo o Méndez Núñez

Ramón Bonifaz, a día de hoy, como ocurre con muchos otros ilustres de nuestra historia, es poco recordado. Pero eso no es excusa para no escribir aquí unas líneas del que fue el primer Almirante de Castilla.

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Copia de la ilustración de Ramón Bonifaz en el Armorial de La Cofradia de la Parroquia de Santiago de la Fuente de Burgos

Hay que saber que la historia del Almirante Bonifaz es una “metahistoria” porque en su propio relato se cuentan otros, además de la propia historia del Almirante de Castilla, lleva implícita la del escudo de Cantabria y otras ciudades del norte, también la de la conquista de Sevilla o la de la triste destrucción de su memoria. Todas muy diferentes pero con este gran personaje como nexo. Os cuento…

Bonifaz, primer Almirante de Castilla

Ramón Bonifaz (1196 – 1252 o 1256) no fue solo un marino que, como tantos otros, fue participe de insuperables jornadas de gloria en nuestra historia. Fue —muy posiblemente—el primer gran héroe naval que recuerdan nuestros cronistas, considerado por muchos el precursor de los Bazán, Gravina, Lezo o Méndez Núñez. Fue también el primer Almirante que con tal nombre y título existió en una escuadra castellana y el primero que organizó un combate con flotas combinadas de los reinos hispanos.

Nuestro marino era descendiente directo (según sus árboles genealógicos muy bien elaborados) de Ocón de Bonifaz, senador romano nombrado en el año 424 gobernador de los estados del África septentrional. Así como corría por sus venas sangre de la familia Montpelier, una rama emparentada con Juana de Dammartín, la que era en tiempos de Bonifaz era, esposa del rey Fernando III el Santo.

Fernando III había instalado en Burgos una rica corte atrayendo a los más grandes pensadores de la época, a imagen de lo que había hecho Carlomagno en Aquisgrán. Desarrollando una atmósfera intelectual con gran proyección —tengamos en cuenta como muestra de esa corte que su sucesor será Alfonso X “El Sabio”—.

Desde Burgos también se realizaban los planes de guerra, con lo que allí acudían, cuando eran llamados, todos los caballeros del reino y sus aliados o vasallos, como muchos franceses, para organizar las campañas de conquista o sometimiento de diferentes zonas de la península.

Sería en Burgos, durante la boda del rey Fernando con Juana de Dammartín (o de Ponthieu) donde el joven Ramón Bonifaz se presentaría a los monarcas. Tenía ya cierta fama por ser un joven culto y de aguerrido valor. Tras una conversación con los recién casados, la propia reina (recordemos que eran familia), tras comentar con el Rey que sería un hombre con poderosas cualidades para tener a su lado en aquellos tiempos difíciles, le invitó a que se quedara en la corte.

Retrato de Ramón Bonifaz
Retrato de Ramón Bonifaz

Para que no rechazase la invitación le nombró Rico-Hombre de Castilla, confiriéndole con el titulo, hasta entonces inexistente, de Almirante o Condestable de la mar, así como la dirección de la escuadra que se estaba pertrechando en las villas del norte para enfilar proa hacia la conquista de Sevilla. Castro Urdiales, Laredo, San Vicente de la Barquera y Santander serían los principales puertos en los que se armó esta flota. Bonifaz no rechazó ni los títulos ni las responsabilidades que recaían con ellos, y no tardó en viajar hacia la costa cántabra, en donde se estaba formando por orden de Fernando III la “Armada de Castilla”.

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Avilés en el siglo XIII por Miguel Solís Santos

Zarpó de las villas cántabras hacia Galicia, en donde se unieron a la flota otras embarcaciones, y partió hacia el estrecho de Gibraltar. La misión sería: La conquista de la ciudad amurallada de Isbiliya (Sevilla), la capital almohade en Europa.

En la misma entrada del estrecho avistó Ramón Bonifaz a la armada almohade que acudían en auxilio de la ciudad. Su tamaño los superaba en más de dos veces, estaba compuesta por la flota de Tánger, la de Ceuta y algunas galeras de la de Sevilla. No formaban escuadra, sino que estaban en puntos diferentes del estrecho.

El bautismo de fuego de la Armada de Castilla

La “Armada de Castilla” partía, en principio, con desventaja. Pues las armadas africanas y andalusíes solían ser, por lo de pronto, bastante más avanzadas que las europeas, no tenían rival. Había que ser prudentes. Necesitaban refuerzos, eran pocos. Pero no había tiempo para echarse atrás. Bonifaz ni quiso —ni pudo— esquivar a sus enemigos y tomó una decisión: Atacar la flota de Tánger.

Los castellanos destrozaron la primera flota a la altura de Sanlúcar de Barrameda. Moral subida y mareas a favor viraron hacia la más cercana: la de Ceuta. Según los cronistas, las naves ceutíes eran de difícil maniobrabilidad, estaban creadas para el transporte de tropas, lo que no les permitió ocupar buenas posiciones y los castellanos, con una naves más ligeras, pudieron abordarlos sin problema. Algunas galeras escaparon y otras fueron incendiadas.

Los mismos cronistas dicen que cuando acabó con la flota de Sevilla, el almirante Bonifaz no había tenido ni una sola baja. Aquel día, a cuenta del estrago almohade, fue el primer día que Castilla reinó sobre los mares.

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Museo Naval de Madrid.
Escudo original de la puerta del Arsenal de la Carraca. Museo Naval de Madrid. “TV REGERE YMPERIO FLUCTUS, HISPANE, MEMENTO”, es decir, “Recuerda España que tú registe el Imperio de los Mares”

La participación de la Armada en la conquista de Sevilla y su recuerdo en la heráldica

Pero el combate no había terminado, había que poner proa al Guadalquivir y completar la misión que se les había encomendado: Bloqueo y aislamiento de Isbilya por vía fluvial. Una ciudad muy bien defendida, con unas elevadas murallas y buenas comunicaciones con sus puntos de suministro (Triana) gracias a un puente construido sobre barcazas. Era la más grande ciudad que había sitiado hasta entonces un ejército de un rey castellano.

Había que destruir ese puente para que el bloqueo tuviera efecto y el asedio fuera de la dureza que Fernando III necesitaba. Pero para llegar allí, había que superar las torres defensivas que los sevillanos tenían colocadas en el río además de romper la gruesa cadena que unía el puente de barcas para lograr el bloqueo.

Aquí las teorías difieren. Hay historiadores que afirman que se sacaron los barcos del agua y se las llevaron con troncos para colocarlos río arriba para luego ser cargadas de lastre a fin de que fueran más pesadas y fuertes. Se cuenta también que aquellos dos barcos fueron armados con grandes piezas de metal en su proa a fin de atacar la cadena del puente de barcas.

Digan lo que digan, Ramón Bonifaz y Rui Pérez, que mandaba el otro barco, se lanzaron a todo trapo dos de sus barcos, a tal velocidad, que hicieron ceder la enorme cadena y ya, de paso, destrozar el puente que unía la ciudad con el Aljarafe. La ciudad quedaba aislada así. El bloqueo era ya efectivo, aunque los sevillanos aguantaron varios meses más dentro de los muros.

De ahí algunos de los escudos heráldicos que hoy en día representan aquellas localidades cuyos valientes marinos participaron como dotación en esta primera “Armada de Castilla” y este gran bautismo de fuego. Su símbolo será la Torre del Oro, símbolo defensivo de la ciudad, o las torres defensivas del Guadalquivir y una cadena en recuerdo de esa gesta:

La tumba de Ramón Bonifaz

En una de las capillas del Monasterio de San Francisco de Burgos, entre las que muchos otros caballeros y señores castellanos podría verse hace más de dos siglos el panteón de Don Ramón Bonifaz, que según testimonio de algún historiador, “era precioso en sus detalles y de bastante elevación”, decorada su cubierta la estatua del Almirante yacente. Bonifaz donó su testamento a este Monasterio para que se edificara la capilla bajo la que descansaba.

Hoy apenas quedan los escombros de lo que fue aquello. La metralla francesa durante la invasión, el resto de guerras y la incultura típica de por aquí, han reducido el templo de San Francisco a cuatro piedras, y la memoria del Primer Almirante de Castilla sólo la conserva una sencilla placa colocada en el Arco de Santa María (Burgos).

El recuerdo en la Armada terminó en el año 1993, año en el que se dio de baja el último buque con nombre “Bonifaz”, era un patrullero de la Clase Lazaga, el más moderno de su clase (P-05) y anterior a ese, entre 1911 y 1932 estuvo en servicio un cañonero con el mismo nombre “Almirante Bonifaz” de la Clase Recalde.

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¿Nadie se acuerda ya del Primer Almirante de Castilla?

En los barcos, en los escudos cántabros estaba él; en la historia de Burgos; en la primera gesta de la Armada de lo que será la Armada Española; en la historia de Sevilla.

Pero su historia ya casi no se cuenta, su tumba ha desaparecido, la iglesia que financió también… hagamos hoy pues justo homenaje, hoy hemos leído su nombre: Almirante Ramón Bonifaz, te recordamos.

///Actualización año 2020

Escribimos este artículo hacia marzo del año 2017 y las cosas han ido cambiando y tampoco hemos querido variarlo. Ya que, en 2019, el Director del Instituto de Historia y Cultura Naval, Almirante D. Juan Rodríguez Garat, me felicitó en persona por el artículo y me invitó a un “café cartagenero” en su despacho. También me confirmó aquel día que las próximas fragatas de la Armada iban a lucir el nombre del Almirante de Castilla.

Como bien me dijo, la Armada siempre tiene guardados estos grandes nombres para cuando se necesita de ellos, cuando se necesita el nombre de Un Grande, ahí están. Es el caso ahora, puesto que esta nueva serie de fragatas están a un par de años de incorporarse a la Armada y la primera, la que bautiza la serie, llevará su nombre. F-110 “Bonifaz”.

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Miguel Ángel Ferreiro

Militar de carrera, autor de "La Segunda Columna" (Ed.Edaf), director de este proyecto e Historiador del Arte (UNED). Entre África y Europa, como el Mediterráneo.
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