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Carta de Manet desde España

Aunque Manet siempre había sentido admiración por la pintura española, que conocía por medio de grabados, el momento de su verdadera “conexión” con el mundo hispano coincidió con la presencia de una compañía de baile español que estaba de gira por Europa, compañía que visitó París en los años 60 del siglo XIX. La llegada de esta compañía de baile fue un acontecimiento que despertó una profunda fascinación en Manet. Su curiosidad lo llevó a asistir a cada una de las presentaciones, donde quedó inmediatamente seducido por la pasión y el encanto que emanaban de los bailarines españoles. Fue en esas noches mágicas cuando Manet experimentó una conexión íntima con la cultura española, una conexión que despertó su deseo de explorarla más a fondo.

Manet España
“Lola de Valence” Édouard Manet (1832–1883) Musée d’Orsay

Impulsado por su anhelo de sumergirse en la riqueza cultural de España, Manet decidió emprender un viaje personal a la tierra que tanto le había cautivado. Ansiaba experimentar de primera mano el alma vibrante y colorida de la nación ibérica. Pero, además de su pasión por la cultura, había algo más que impulsaba a Manet a embarcarse en esta aventura: una bailarina en particular, cuyo talento y gracia habían dejado una profunda impresión en su corazón.

Esta enigmática bailarina, cuya belleza y talento destacaban entre los demás, se convirtió en una musa para Manet. Inspirado por su presencia magnética, el artista anhelaba capturar su esencia en el lienzo, inmortalizando su gracia y elegancia en una obra maestra. Para él, ella encarnaba la esencia misma de la cultura española: apasionada, enérgica y llena de vida. Se llamaba “Lola de Valencia“, por supuesto será pintada por Manet y reseñada por Baudelaire en una cuarteta inmoral:

Entre tant de beautés que partout on peut voir,

Je comprends bien, amis, que le désir balance;

Mais on voit scintiller en Lola de Valence

Le charme inattendu d’un bijou rose et noir.*

(*Entre tantas bellezas que pueden verse por todas partes, yo no comprendo bien, amigos, que el deseo equilibre. Pero vemos brillar en Lola de Valencia, Un encanto inesperado de una joya rosa y negra)

Dicen que Manet fue el primer pintor francés que estudió en serio a Goya y a Velázquez. Desde sus primeras obras supo de la importancia que podía tener la pintura española en su arte y en el de los pintores de su generación. En su viaje a España, tras asistir a las corridas en Madrid, pinta varios cuadros de tema taurino, con cierto aire impresionista. También trabó amistad con Eugenio Lucas Velázquez y realizó todas las visitas que el tiempo le dejó a los centros de arte españoles como el Museo del Prado o las colecciones del Greco en Toledo.

Parte de su experiencia en el viaje lo encontramos en su correspondencia; en concreto una carta, que envió a su amigo el pintor Henri Fantin-Latour y de la que os vamos a compartir varios fragmentos:

Querido amigo, cuánto me gustaría que estuviera aquí; qué alegría hubiera experimentado al ver a Velázquez, que por si solo vale todo el viaje.(…) Es el pintor de los pintores. No me ha sorprendido: me ha encantado. (…) La pieza más sorprendente de este espléndido conjunto, y tal vez de toda la pintura que se haya hecho hasta ahora, en el cuadro indicado en el catálogo como Retrato de un actor célebre en tiempo de Felipe IV.

El fondo desaparece: el hombre, vestido de negro, vivo, está circundado de aire. Y las hilanderas, y el bello retrato de Alonso Cano, y las Meninas, otro cuadro extraordinario.

Que piezas estupendas las de los filósofos Y todos los enanos sobre todo uno, sentado de frente, con los puños en la cintura; pintura selecta para un verdadero entendido.

(…) Un retrato de Carlos V realizado por Tiziano y merecidamente famoso, y que en otro lugar me hubiera parecido realmente bueno, aquí me parece un tronco.

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[detalle] “El emperador Carlos V con un perro” (1533) Tiziano. Museo Nacional del Prado

Goya. El más notable después del pintor tan imitado por él, en el sentido más servil de la imitación, aunque vivacísimo. Hay suyos en el Museo dos bellos retratos ecuestres, a la manera de Velázquez; pero muy inferiores. (…)

Lo que hasta ahora he visto de su mano no me ha gustado mucho. Uno de estos días ha de ver una magnífica colección suya en casa del duque de Osuna.

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Fachada del Palacio de los Osuna (1856) por Charles Clifford, 1856. Biblioteca Nacional de España

Estoy desolado: esta mañana el tiempo es feísimo y me temo que la corrida anunciada para esta tarde, a la que deseo asistir, habrá de ser aplazada ¿Para cuando? Mañana voy a Toledo, donde veré al Greco y a Goya, según me dicen muy bien representados.

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Vista y plano de Toledo de El Greco._Museo del Greco

Madrid es una ciudad agradable, llena de distracciones. El Prado, una paseo delicioso, con muchas hermosas mujeres con mantilla, cosa que constituye un espectáculo originalísimo. En las calles aun muchos trajes típicos. Los toreros, que también llevan un curioso vestido para la ciudad.

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Fernando Brambilla: Vista del Real Museo de Pintura. Madrid, Patrimonio Nacional.(vía @investigart https://investigart.wordpress.com/2015/04/20/museo-ciencia-naturales-madrid/ )

Cuentan, y esto creo que no viene en sus cartas, que su viaje a España se vio acortado curiosamente por no poder soportar la comida española. ¿Cómo sería la comida de las fondas y posadas del siglo XIX en Madrid? En la mayoría de diarios de viajes que escribían ingleses y franceses, a parte de criticar prácticamente todo, se cebaban con los transportes (caminos y carreteras especialmente) y con los “abominables guisos” de este país. Según tengo entendido se comenta que las comidas eran “muy fuertes de ajo” o que no estaban acostumbrados a un aceite poco refinado como el español… muy finos estos franceses.

El hecho es que la presencia de Manet en España se acortó extraordinariamente, pero todo lo corta que fue, lo compensó con la intensidad con que comprendió nuestra pintura. Regresó a Francia a finales de septiembre de 1865, Velázquez y Goya —sobre todo– también regresaron con él, en su pintura. Su visita al Museo del Prado afianzó su orientación hacia la pintura española. De Velázquez derivan el espacio indefinido de sus mendigos-filósofos parisinos y sus retratos de actores. Y de Goya la más reconocible inspiración es la escena de “La ejecución del emperador Maximiliano” basada en la composición de Los fusilamientos del 3 de mayo o  “El Balcón”. No comería bien, pero de España no se fue de vacío.

Miguel Ángel Ferreiro

Militar de carrera, autor de "La Segunda Columna" (Ed.Edaf), director de este proyecto e Historiador del Arte (UNED). Entre África y Europa, como el Mediterráneo.
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